05 febrero 2006

Sexo, política y sociedad, los temas del Oscar


Este es el tipo de ceremonia de los Oscar con la que todos sueñan pero que, en el fondo, ninguno quiere. Serán unos premios serios y prestigiosos, críticamente bien recibidos, y con películas que —más allá de gustos y diferencias de criterio— son bastante irreprochables, de temáticas comprometidas y posturas políticas fuertes.

Pero si le preguntan a los ejecutivos de la cadena de televisión ABC (que transmitirá la ceremonia en EE.UU.) y a los responsables de los grandes estudios, ellos estarán sufriendo por lo que, imaginan, será una ceremonia de bajo rating, con actores poco conocidos y llena de películas independientes, con recaudaciones discretas (hasta el momento la más taquillera es Crash, que no llegó a los 60 millones de dólares). Películas que, además, suponen que alejarán al norteamericano medio con su pátina de liberalismo comprometido hollywoodense.

A falta de títulos taquilleros y accesibles como Señor de los Anillos o El aviador, las películas de este año se acomodan en el nicho del prestigio gracias a la seriedad de sus temáticas.

Secreto en la montaña (Brokeback Mountain), con ocho nominaciones (incluyendo la del argentino Gustavo Santaolalla), es un western moderno sobre dos hombres que se atraen entre sí pero les cuesta concretar su relación por temor a enfrentar a sus familias y a la sociedad. Considerando que podría haber sido un estreno marginal y de poca repercusión, la fama que está alcanzando la ha transformado en un éxito. Pero nunca será una película masiva.

Lo mismo puede decirse de Buenas noches y buena suerte, la nueva película de George Clooney, que obtuvo seis nominaciones. Un drama en blanco y negro que reconstruye cómo el periodista de TV Edward R. Murrow (el nominado David Strathairn) ayudó a voltear al peligroso senador Joseph McCarthy en los años '50, se trata de un gran filme para un público reducido.

Crash, de Paul Haggis, acaso la más accesible de estas películas, ya se estrenó aquí y pasó bastante desapercibida. Se trata de una de esas típicas narrativas de Los Angeles (como Magnolia o Ciudad de Angeles) en la que varios personajes no relacionados entre sí se unen a partir de un hecho. En este caso, un choque. Y el tema aquí es el racismo y sus repercusiones.

Capote (cinco nominaciones) es la más independiente de las cinco candidatas a mejor película. Más que una biografía del escritor, se trata de un relato acerca de la relación entre un periodista y su fuente, sobre la ética, el uso y el abuso de esa situación, tomada de la conexión que Truman Capote estableció con uno de los asesinos que describe en A sangre fría. Al filme de Bennett Miller también lo sobrevuela la temática sexual (Capote es un gay asumido metido en una investigación policial en el conservador sur norteamericano), pero ésta queda en segundo plano.

¿Y qué decir de Munich (cinco nominaciones), acaso la película política del quinteto de las nominadas a mejor filme? Terrorismo, contraterrorismo, la política israelí sobre los palestinos, las implicancias en el mundo actual, las Torres Gemelas, etc, etc. Todos esos temas sobre los que, digámoslo, no muchos norteamericanos quieren hablar.

Y todavía están El jardinero fiel con su alegato contra el abuso de las compañías farmacéuticas (cuatro nominaciones); Syriana, un ataque directo al manejo que las compañías petroleras hacen de la guerra en Oriente medio (dos nominaciones); Transamérica, sobre la problemática de un transexual (dos nominaciones), y Tierra fría, de Niki Caro (dos nominaciones), sobre el primer caso de acoso sexual en EE.UU.

Esto es lo que en el país de Bush se llama "liberalismo hollywoodense desatado". Y si le suman al conductor Jon Stewart —vocero de ese creciente grupo de descontentos—, todo hace pensar que Hollywood se enfrentará a una nueva batalla mediática de parte de los neoconservadores.

Pero hay algunas películas nominadas que escapan a esa norma. Como Johnny & June: pasión y locura, sobre la vida de Johnny Cash (cinco nominaciones); Orgullo y prejuicio, sobre la novela de Jane Austen (cuatro); Memorias de una geisha, sobre best seller de Arthur Golden (cinco nominaciones); o King Kong y Las Crónicas de Narnia (cuatro). Pero son las menos.

Y los estudios no pudieron colar sus productos ni siquiera en la categoría animación. Allí las nominadas son tres películas de autor como El cadáver de la novia, Wallace & Gromit y El increíble castillo vagabundo.

El 5 de marzo se sabrá si Secreto en la montaña soporta el crecimiento de Crash y se consagra como la primera historia de amor gay en llevarse el Oscar a la mejor película. Y si Clooney se queda con alguno de los tres Oscar (como actor, director y guionista) a los que está nominado. Y quién es la mejor vestida, claro, que es lo que finalmente importa. ¿O no?