25 enero 2007

Dreamgirls : Un supremo escándalo

Estrenado en Broadway en 1981 y galardonado con seis premios Tony, Dreamgirls, musical con partitura de Henry Krieger y libreto de Tom Eyen, tenía alma de romanà clef sobre la trayectoria de las Supremes y forma de digest, más o menos didáctico, de la historia del sonido Motown y su asimilación por parte del público blanco. El resultado indignó, en su momento, a Diana Ross, fascinó a Mary Wilson (que se apropió del título para poner nombre a su libro de memorias) y hubiese sumido en la perplejidad a Florence Ballard (cuya contrafigura en la ficción corre una suerte, por así decirlo, más afín al determinismo redentor de Hollywood que a los catastróficos azares de la vida real).

Con la acción reubicada (de Chicago a Detroit), la poda de algunos temas y el añadido de cuatro nuevas canciones, el Dreamgirls de Bill Condon -que ya firmó un inteligente trabajo de adaptación en el Chicago (2002) de Rob Marshall- logra ser mucho más que una traducción modélica: puro espectáculo cinematográfico, generoso en alicientes hasta casi la extenuación, el trabajo de Condon trasciende el aliento nostálgico de la propuesta aportando nuevas claves a su juego referencial, mientras espolea pertinentes reflexiones sobre nuestras contemporáneas mecánicas del estrellato.

Dreamgirls contiene alguna escena embarazosa para todo aquel espectador alérgico al kitsch -el número musical Family, sin ir más lejos-, pero, también, uno de los momentos más desgarrados y arrebatadores que ha dado un género que, en los últimos años, ha estado más cerca de la impostura del karaoke que de la emoción desbordada: la interpretación del tema And I'm telling you I'm not going por parte de una Jennifer Hudson capaz de incendiar un entero complejo de multisalas con sus pulmones.

No parece casual, en el malintencionado tejido del reparto, que la Hudson haya sido concursante en American Idol. Ni tampoco que el papel de Deena Jones haya ido a parar a manos de Beyoncé Knowles: su Deena no sólo funciona como el eco de Diana Ross, sino también como espejo no siempre favorecedor de la propia Beyoncé, efigie, diva neoconservadora y superviviente de los malos rollos que hicieron de Destiny's child su plataforma de despegue.

Así funciona la estrategia de Condon, como un juego de ecos y guiños capaz de provocar al iniciado, mientras el resto de la platea sigue el contagioso ritmo (no sólo musical) de este (casi) perfecto objeto de seducción.

La Conquista del Honor

"Les tocó en suerte una época extraña. El planeta había sido parcelado en distintos países, cada uno provisto de lealtades, de queridas memorias, de un pasado sin duda heroico, de derechos, de agravios, de una mitología peculiar, de próceres de bronce, de aniversarios, de demagogos y de símbolos. Esa división, cara a los cartógrafos, auspiciaba las guerras (...)".

(Juan López y John Ward, Jorge Luis Borges)

En la sutil ironía borgeana, anteponer un rebatible "sin duda" a la palabra heroico, está el centro de la nueva película de Clint Eastwood. No se trata, en ninguno de los casos, de cuestionar el íntimo concepto de heroísmo, sino de preguntarse quién lo construye y difunde —en determinado momento histórico—, y para qué. Por eso, a pesar de las potentes, opresivas, sórdidas secuencias de la batalla de Iwo Jima, La conquista del honor no es un filme bélico ni antibélico. Su mirada crítica se posa sobre la vasta manipulación; acá, del gobierno norteamericano.

En febrero de 1945, tropas aliadas desembarcaron en las arenas volcánicas de Iwo Jima, defendida tenazmente por 22.000 japoneses enterrados en túneles y cuevas. La batalla, recreada con fotografía monocromática de tono ceniza —sólo alterado por el rojo vísceras— y contraluces que transforman a los soldados en fantasmas, duró más de un mes. Muchos antes, a los cinco días, seis marines lograron enarbolar una bandera norteamericana sobre el monte Suribachi. Por orden de un oficial, que quería un guardar un recuerdo, debieron repetir la escena con otra bandera y otros combatientes. El fotógrafo, Joe Rosenthal, captó captó la imagen: al día siguiente estaba en la portada de todos los diarios norteamericanos.

El gobierno, rápido de reflejos, retiró de la isla a esos hombres —inmortalizados por Rosenthal de espaldas— y los transformó en íconos de una guerra que, hasta entonces, no entusiasmaba a un pueblo recién salido de la Gran Depresión. Algunos candidatos a héroes habían muerto; los repatriados, del segundo izamiento, fueron tres: el enfermero John Bradley (Ryan Phillippe), cuyo punto de vista, atroz, hilvana las escenas de guerra; el introvertido indígena americano Ira Hayes (Adam Beach) y Rene Gagnon, amante del uniforme militar, que cumplió una mera función de mensajero. "No alcanza con ser héroe: hay que parecerlo", había bromeado antes del desembarco.

Más adelante los vemos a los tres trepando, otra vez, aquel terreno escarpado, sudando bajo los cascos, levantando la bandera en medio de explosiones. Pero luego la cámara sobrevuela el fuera de campo y entendemos que esta vez no se trata de la artillería japonesa, sino de fuegos artificiales norteamericanos. Están en un estadio deportivo de Chicago, ovacionados por una multitud. Obligados a remedar, casi en un show autoparódico, una escena trivial elevada —por decisión estatal— a imagen gloriosa. La línea que separa a héroes de marionetas es cada vez más delgada.

Eastwood, que a los 76 años sigue perfeccionando su rotundo vigor narrativo y un manejo impecable de los tempos cinematográficos, combina escenas de la batalla que sigue transcurriendo (al final hubo 7.000 muertos norteamericanos) y de la gira que deben hacer los tres sobrevivientes para publicitar la venta de bonos de guerra. Durante una cena honorífica, la cámara se posa sobre un postre que reproduce la cúspide del Suribachi: la imagen del izamiento se repite hasta en la comida.

De pronto, un mozo deja caer salsa de fresa sobre el postre: ese plano cercano, en medio del clima festivo, tiene más potencia que cierta retórica que más adelante va a subrayar lo que las imágenes muestran con vehemencia. "¿Es cierto que combatió a los japoneses con hachas?", le pregunta un alto oficial a Ira (gran composición de Beach), el más torturado de los "héroes". Esa frase combina el elogio ambiguo, la ironía y, por supuesto, la xenofobia.

El título original de la película es Flags of our fathers: el adecuado Banderas de nuestros padres. La historia está basada en un libro homónimo, escrito por el hijo de Bradley. La productora de Steven Spielberg compró los derechos para cine y éste confió en Eastwood para rodar el filme. No deja de ser curioso que un ex republicano, ícono del personaje duro norteamericano, haya sido encargado de poner en tela de juicio cierta mitología patriotera y el valor de los íconos.

Más: con vitalidad y talento envidiables, Eastwood filmó, paralelamente, Cartas desde Iwo Jima, versión japonesa de la batalla (nominada para el Oscar a mejor película). Este filme dialoga con La conquista... y conforma con ella un díptico cuya dimensión —tal vez de clásico— podrá evaluarse cuando Cartas... se estrene acá.

"Supongo que si uno ve ambos filmes juntos parecerán antipatrióticos", aclaró Eastwood. Hay que pensar que, más allá de adoptar el punto de vista enemigo en Cartas..., en La conquista... mostró el poder manipulador de una imagen. En un país que evitó los registros visuales de su invasión a Afganistán y que intentó ocultar fotos de marines torturando en cárceles de Irak. Al dejar testimonio en tiempos y lugares adversos, Eastwood demuestra que la valentía no siempre está vinculada con la violencia.

La telaraña de Charlotte

Wilbur es un canchito que vive en una granja, feliz, rodeado de otros animales, amparado por una niña: Fern. Hasta que comprende su destino de jamón serrano —o de bandeja y manzana en la boca— y se desbarranca en la depresión. "No es que los humanos nos quieran; simplemente les gustamos", concluye con melancolía, la mirada triste clavada en el ahumadero: un edificio siniestro, con aspecto de crematorio, que pertenece a los Zuckerman.

Aquí tenemos el conflicto central de una película con algunos actores, animales reales —animados con técnicas digitales— y voces de estrellas (como Julia Roberts, Dakota Fanning, Steve Buscemi y otros) que, lamentablemente, se pierden en el doblaje. El libro de E.B. White en que se basa en filme, publicado en 1952, lleva 45 millones de copias vendidas y fue adaptado al cine por primera vez en 1973.

En un ámbito con animales sagaces e irónicos, cada uno con una personalidad bien definida, Wilbur piensa que tiene que mostrar alguna aptitud especial para salvarse. Charlotte, una araña delicada, la intelectual del grupo, buscar atraer la atención humana tejiendo palabras que aluden al cerdito en su telaraña. Ella no es muy aceptada por los demás ("Dicen que se comen a los machos", susurra un ganso. "Lo bien que hacen", le contesta una gansa). Pero de a poco irá conquistándolos.

Sin fórmulas nuevas, pero con un texto inteligente, que no condesciende a los simples mensajes edulcorados, se entreteje una película tan grata y bella como Charlotte, la araña.

24 enero 2007

Los Oscar también hablan japonés

Los Oscar de este año hablan español pero también japonés gracias a una docena de candidaturas para dos filmes rodados en el Imperio del Sol Naciente y, sobre todo, a una de las revelaciones del año: la joven actriz nipona Rinko Kikuchi.

Japón tiene a su propia Penélope Cruz pues ha logrado que la impactante irrupción de Kikuchi en la película "Babel" la sitúe entre las candidatas a mejor actriz secundaria junto a su compañera de reparto Adriana Bazarra, de nacionalidad mexicana.

Una de las historias del filme del también mexicano Alejandro González Iñárritu, rodado en tres continentes y que obtuvo ayer siete candidaturas a los Oscar, se desarrolla en el frenético Tokio, donde la actriz nipona interpreta a Chieko, una rebelde y desfasada adolescente sordomuda de 16 años, diez menos que su edad actual.

Tras un año de intensas pruebas a ambos lados del mundo, esta intérprete que comenzó su carrera como modelo publicitaria logró en "Babel" su primer papel en una película extranjera, cuando era prácticamente desconocida en Japón.

Pero ahora ya no es probable que cese su proyección exterior pues Yuriko Kikuchi, su verdadero nombre, tiene más propuestas fuera que dentro de Japón y no deja de dar entrevistas.

Según asegura el diario nipón "Nikkan", la actriz es una especie de "Cenicienta japonesa" pues ha saltado al estrellato sin ser prácticamente conocida en su país, donde su carrera se limita a una decena de películas de bajo presupuesto.

Rinko ha roto esquemas, pues en Japón pocas mujeres salen desnudas en el cine, como ha hecho ella en "Babel", y es la quinta intérprete japonesa en aspirar a un Oscar, que hasta ahora sólo ha ganado Nancy Umeki como mejor actriz de reparto en "Sayonara" (1957).

Esta candidatura al Oscar "pondrá muy contentos a mis padres", dijo desde París Rinko Kikuchi, que se confiesa cinéfila (es fan de John Cassavetes), amante del "punk" y de la moda y que, a diferencia de su aspecto en la película, luce una melena teñida de rubio.

Ante la juventud de Kikuchi, la gran fiesta de Hollywood también reservará el próximo 25 de febrero un hueco para la veteranía de uno de los actores japoneses más cotizados, Ken Watanabe, protagonista de las "Cartas desde Iwo Jima", visión nipona de la famosa batalla en el Pacífico y rodada íntegramente en japonés.

La cinta es obra de Clint Eastwood, quien en un reciente viaje a Tokio para promocionar la película aseguró que la había dirigido "por instinto" y consciente de que un buen actor es un buen actor, "en el idioma que sea".

"Cartas desde Iwo Jima", aspirante al Oscar a la mejor película, mejor director y mejor director, es la visión japonesa de un episodio que Eastwood ha relatado también bajo el punto de vista estadounidense en otra cinta estrenada casi a la vez, "Banderas de nuestros padres".

Las dos películas narran las perspectivas de ambos bandos sobre la batalla de Iwo Jima, la más cruenta de la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico, en la que fallecieron más de 20.000 japoneses y 7.000 estadounidenses.

De conseguir la victoria en estos Oscar especialmente competidos, "Cartas desde Iwo Jima" sería la primera producción estadounidense rodada en otro idioma que logra la estatuilla a la mejor película y lo haría, además, después de ganar el Globo de Oro a la mejor cinta extranjera.

"Cartas desde Iwo Jima" ha conseguido cuatro candidaturas a los Oscar frente a siete de "Babel", que de momento no ha sido estrenada en Japón a diferencia del filme de Clint Eastwood, que ha tenido una buena acogida de público y crítica.

En cualquier caso, esta 79 edición de los Oscar demuestra que Hollywood, además de promover en su 79 edición los valores hispanos con un aluvión de nominaciones, no olvida su fascinación por el exotismo japonés, desde la vida en Tokio hasta el recuerdo de la dura guerra en el Pacífico.

"Babel" golpea en los Oscar 2007


Todo apuntaba a que sería una jornada sin grandes sorpresas, en la previa de los grandes premios que se entregan el 25 de febrero en el teatro Kodak. A falta de un favorito claro para arrasar, las nominaciones al Oscar 2007 prometían un vistazo a los mismos títulos y nombres que dominaban la actual temporada de galardones en EE.UU. Sin embargo, el anuncio de ayer en el teatro Samuel Goldwyn de Los Angeles, de propiedad de la Academia de Hollywood, provocó un sismo.

El terremoto no sólo se debió a que la más nominada, el musical
"Soñadoras" (con 8 postulaciones), no haya conseguido un puesto entre las candidatas a Mejor Película y Mejor Director. Ésa fue sólo la conmoción inicial. Hubo varias candidaturas inesperadas y hay más de una interpretación por hacer.

1 Latin power. No fue coincidencia que
Salma Hayek haya sido elegida para anunciar las candidaturas, junto al presidente de la Academia, Sid Ganis. La actriz soltó un espontáneo grito de alegría cuando escuchó el nombre de su amiga Penélope Cruz como nominada a Mejor Actriz, y su voz se quebró cuando anunció a "Babel", de su amigo y coterráneo Alejandro González Iñárritu, como candidata a Mejor Película. La presencia latina alcanzó niveles inéditos, especialmente en las categorías técnicas. Aquello de ser la minoría más numerosa de EE.UU. comienza a reflejarse: en la pelea están siete españoles, un argentino y ni más ni menos que diez mexicanos. De éstos últimos hay varios candidatos notables: Adriana Barraza ("Babel") como Mejor Actriz Secundaria, el director de fotografía Emmanuel Lubezki ("Niños del hombre") y el realizador Guillermo del Toro con su película "El laberinto del fauno", favorita para ganar el Oscar a Mejor Película Extranjera. De llevarse la estatuilla, sería apenas el segundo Oscar para el cine latinoamericano, después de la argentina "La historia oficial" (1986).

2 Fuera de juego. La ausencia de
"Soñadoras" en las categorías principales no es la omisión más polémica de este año. Pedro Almodóvar quedó fuera de la Mejor Película Extranjera con "Volver"; al menos Cruz puso la cara por la película. En España, el director dijo: "Si hubiera tenido que elegir entre las dos nominaciones (...) sin duda hubiera elegido la de ella".

En la categoría de Mejor Actor Secundario,
Brad Pitt no figura por "Babel" y, en la ausencia más notable de todas, Jack Nicholson fue ignorado por su actuación en "Los infiltrados".

3 Una desilusión. Favorito desde su estreno, el filme de
Martin Scorsese no arrasó como muchos pronosticaban y obtuvo sólo cinco nominaciones. El director sigue siendo el favorito para ganar el Oscar en su categoría, pero Nicholson desapareció y el aplaudido Leonardo DiCaprio postula a Mejor Actor por otra película ("Diamante de sangre"). La estadística dice que la cinta más nominada suele ser la ganadora. Buena noticia para "Babel", mala para "Los infiltrados".

09 grupos y solistas de un solo hit

1 -Vanilla Ice - "Ice Ice Baby" (1990)

En 1990, Vanilla Ice tomó la base de "Under Pressure" de Queen y David Bowie, la mezcló con algunas rimas raperas y obtuvo un hit instantáneo que llegó a la cima en varios lugares del mundo. Hasta Madonna, siempre presta a subirse a la cresta de la ola, tuvo un romance con él. Parecía
que el chico Vainilla se iba a comer el mundo. ¿Y qué pasó? Nada. Su carrera se fue enfriando hasta quedar hecha un cubito.

2 - Blind Melon - "No Rain" (1993)

Los muchachos de "Melón Ciego" tuvieron su momento de gloria con "No rain", un tema en el que destilaban un hippismo naif. El v
ideo "de la abejita" que giró intensamente por MTV. Luego sacaron un nuevo disco, pero no hubo respuesta... Después de "No Rain", ¡no hits!

3 - The Verve - "Bittersweet Symphony" (1998)

El único éxito de este grupo inglés fue un hit planetario. El video que mostraba a un altanero Richard Ashcroft llevándose el mundo por delante, también contribuyó a cimentar el éxito. Después vino un juicio por plagio que le iniciaron los Rolling Stones y que los The Verve perdieron. El grupo se disolvió. Lo que se dice, una verdadera sinfonía agridulce.

DJ Bravo - "Difacil rap" (1990)

A fines de los '80 y comienzos de los 90, comenzaron a aparecer nuevos engendros en español que tomaban al rap como punto de partida. Algunos de sus protagonistas fueron Jazzy Mel, Wilfrido y la ganga (los del "Rap de la abuela ") y el protagonista de estas líneas: DJ Bravo. Su hit Difácil Rap lo decía "Mira cómo pega" . Y cómo pegó. Hoy, de DJ Bravo ni noticias. Pero, igual, bravo por él: su tema sigue sonando en todo casamiento de treintañero que se precie de tal. No es poca cosa. .

5- The Divinyls - "I Touch Myself" (1991)


El himno onanista por excelencia fue compuesto por este grupo australiano, liderado por Christina Amphlett. De tanto tocarse "a sí mismas", las chicas de Divinyls se olvidaron de componer otro hit.

06 - Aqua - "Barbie Girl" (1997)

El grupo dinamarqués llegó al tope de los charts a puro dance pop. El tema, además de contagioso, venía acompañado por un video, bobalicón e irresistible, protagonizado por muñequitas Barbie y sus correspondientes Kent. ¿Y qué pasó con los Aqua después? Nada, hicieron agua.

07 - Chris Isaak - "wicked game" (1990)

El tema ya había sido editado en 1989, pero no fue hasta entrada la nueva década cuando este cantate y actor californiano pudo disfrutar del éxito de "Wicked Game". El video protagonizado por la modelo Helena Christensen contribuía a subir la temperatura. El tema rotó hasta el cansancio. Pero no hubo nada parecido en la carrera de Isaak. Parece que la fama también es un juego malvado.

08 - 4 Non Blondes - "What's Up" (1993)

Fue un boom. Linda Perry, la línder del grupo, después se dedicó a escribir hits para terceros como Pink y James Blunt. Pero a la banda le seguimos preguntando lo mismo que decía el estribillo de su hit solitario: "hey, what's going on?" o sea "¡Ey!, ¿qué está pasando?".

09 - EMF - "Unbelievable" (1991)

No eran de Manchester, pero tenían un sonido profundamente influenciado por grupos como The Stone Roses y Happy Mondays. Sin embargo alcanzaron mayor éxito comercial que ninguno de ellos. El tema fue número uno en todo los territorios por los que pasó. Nunca pudieron, ni tímidamente, repetir. Hasta el día de hoy, los ex integrantes siguen pensando que su éxito fue increíble, o sea "unbelievable".

De Tokio al palacio de Versalles

Tras el impensado éxito de Perdidos en Tokio , una modesta tragicomedia de apenas 4 millones de dólares de presupuesto que recaudó en todo el mundo 30 veces esa cifra y le valió ser la tercera mujer (la primera norteamericana) en ser nominada al Oscar a la mejor dirección, Sofia Coppola se convirtió en la realizadora más prestigiosa y requerida de Hollywood.

Ganadora de la estatuilla como mejor guionista por aquel trabajo y artífice decisiva de la transformación de Scarlett Johansson en la actriz más codiciada de su generación, la hija de Francis Ford Coppola utilizó todo el poder súbitamente adquirido para conseguir 40 millones de dólares y el control artístico absoluto que necesitaba para rodar María Antonieta, la reina adolescente , una transposición tan libre y ambiciosa como controvertida de la novela de Antonia Fraser, que aquí se estrenará pasado mañana.

Con apenas 35 años, un pasado íntimo bastante tormentoso (su matrimonio con el cotizado director Spike Jonze terminó después de cuatro años en divorcio escandaloso) y un presente que la encuentra como feliz madre de una beba en pareja con Thomas Mars, cantante de la banda francesa Phoenix, Sofia es sinónimo de modernidad y de elegancia: es tapa de revistas como Vanity Fair , hace videoclips para bandas amigas como Sonic Youth o The White Stripes y se codea con los mejores directores, desde Quentin Tarantino (con quien mantuvo un fugaz romance) hasta Wes Anderson.

Recibida tras su première mundial en el Festival de Cannes por una platea dividida entre ovaciones y abucheos, María Antonieta tuvo también críticas que la ubicaron muy cerca de la genialidad y otras que se dedicaron a cuestionar su acercamiento frívolo, naïf y superficial a una de las figuras más odiadas de la historia francesa, su arbitrariedad a la hora de apostar a los anacronismos (durante los bailes palaciegos se escucha a The Cure, New Order, Air, The Strokes o Siouxsie and the Banshees) o principalmente por su manera de presentar (y en muchos casos de omitir) la Revolución Francesa, que no pocos intelectuales galos leyeron como una reivindicación implícita de la monarquía, especialmente por el acento puesto en exponer toda la belleza y el lujo de la corte de Versalles.

En medio de esos cuestionamientos -que definió como "típicamente franceses"-, la directora explicó en la conferencia de prensa de Cannes, acompañada por varios intérpretes del film, como Kirsten Dunst, Jason Schwartzman, Marianne Faithfull, el británico Steve Coogan y la francesa Aurore Clément, así como por su padre y productor, que "no se trata de un film político sobre la Revolución Francesa. Es una mirada moderna sobre el siglo XVIII, sobre una chica austríaca de apenas 14 años que llega con toda su frescura y su vitalidad a una corte tan conservadora como la de Versalles. Entiendo que para muchos ella sea el símbolo de la decadencia y la corrupción de Francia, aunque yo no la veo así. Pero prefiero que haya generado sentimientos fuertes y encontrados antes que una respuesta fría e intrascendente".

Un retrato muy personal

Amiga de la escritora Fraser -que la acompañó durante el proceso de escritura del guión y salió a defender de manera pública el film junto con Harold Pinter-, la menor del clan Coppola decidió arrancar la historia en 1768, cuando María Antonieta llega desde Viena para casarse con su patético prometido (Schwartzman), que luego se convertiría en el rey Luis XVI.

El film, que recaudó 16 millones de dólares en los cines norteamericanos y poco más de la mitad en los franceses, narra las desventuras, los caprichos, las frustraciones, el paso de niña a mujer (la pareja tardó siete años en consumar el matrimonio, pese a la creciente presión de la Corte) de una heroína que guarda bastantes puntos en común con las protagonistas de los dos trabajos anteriores de Coppola.

Si bien muestra algunos aspectos conocidos de su personalidad (su tendencia a apostar grandes sumas de dinero, sus coqueteos con otros hombres), la mirada de la directora sobre la reina es muy personal y de una enorme empatía. Durante todo este relato esencialmente sensorial puede percibirse el espíritu trágico del personaje y de su época, pero Coppola omite toda referencia a su verdadero final (María Antonieta fue encarcelada, sometida a un largo juicio y guillotinada en 1793, a los 38 años).

-¿Por qué obvió el final del personaje?

-La primera versión del guión llegaba hasta su muerte. Pero como tenía sólo dos horas decidí concentrar la historia en sus años de Versalles, en sus enfrentamientos con los elementos más reaccionarios de la época de los Borbones. No es un documento histórico ni tampoco una metáfora con connotaciones políticas respecto de los tiempos actuales. Es una mirada personal, imaginaria, con licencias artísticas, pero documentada, sobre los sentimientos que en mí despertaron María Antonieta y aquellos tiempos. Para contar su paso por la cárcel, la Revolución Francesa o su final necesitaría hacer otra película.

-¿Cuándo y cómo surgió el interés por María Antonieta?

-Leí la novela y me cautivó. Me sorprendió que no se hubiese filmado nada sobre ella desde fines de los años 30 y sentí que allí había una película de las que a mí me gustan hacer: ingresar y perderse en un mundo desconocido, como el de la Francia del siglo XVIII. No quería hacer una típica biopic de época sino rodarla con mi estilo, mi mirada, mi estética. Mostrar la frescura de la gente joven.

-¿Cómo fue la experiencia de rodar en el palacio de Versalles?

-Agotadora, porque rodábamos sólo los lunes, que es el día que está cerrado al público. Estuvimos doce semanas allí y contamos con la colaboración del director del museo, que siempre se mostró muy entusiasmado con el proyecto. Pudimos acceder a sus habitaciones y a sus objetos personales. Eso nos permitió sumergirnos en la atmósfera de la época, y los climas son esenciales en mis películas. Eso no se hubiese conseguido haciendo una réplica en un set de filmación. Versalles se convirtió en un personaje más de la película.

-¿Su próximo proyecto seguirá esta línea?

-¡No! [se ríe]. Espero hacer algo en una escala mucho menor. Tengo varios proyectos en marcha, porque escribo todo el tiempo. María Antonieta no es el tipo de películas con el que me siento más cómoda, pero era una oportunidad increíble que no podía desaprovechar.

París bien vale un par de zapatos

Los géneros cinematográficos tienen varias nomenclaturas y, sin ser una ciencia exacta, identificar a cuál pertenece una película tiene ciertas reglas. María Antonieta, la reina adolescente debe desafiarlas a todas.

Drama histórico inspirado en una exhaustiva biografía de Antonia Fraser sobre la figura de la última reina de Francia, cine experimental y al mismo tiempo película de chicas, este nuevo film de Sofia Coppola tiene algo para ofrecer a todos los ojos que la miren. Especialmente, aquellos interesados en la moda.

Es que, aunque los trajes de la Francia del siglo XVI parezcan tener poco que ver con la moda actual, lo cierto es que cada cuadro del film es un festival de colores, telas y zapatos exquisitos diseñados especialmente por Manolo Blahnik, el creador de calzado más glamoroso del mundo. "Cuando me llamaron los productores dejé todo lo que estaba haciendo. Cuando era chico mi madre leyó una biografía de María Antonieta y yo leí la de Antonia Fraser. No puedo esperar a verla. Me dijeron que los hiciera sexy pero yo quise hacer algo muy académico. Pensé que no se verían los estúpidos zapatos en sus pies, pero, aparentemente, Kirsten Dunst va de compras y ahí están los zapatos. Me dicen que forman parte de una gran toma", decía Blahnik antes de ver que, efectivamente, sus bellas creaciones son parte fundamental de la trama y del desarrollo del personaje principal.

Aunque María Antonieta no va precisamente de compras sino que las compras llegan a ella de manera ininterrumpida, el trabajo del diseñador no pasa inadvertido ni queda oculto bajo los increíbles trajes creados por Milena Canonero, ganadora del Oscar por su trabajo en Carrozas de fuego y Barry Lyndon .

Al utilizar un recurso de montaje que se suele ver en películas que apuntan al público femenino, de Mujer bonita a El diablo viste a la moda , Coppola se ocupa de mostrar la avidez de su personaje central por las cosas bellas con una minuciosidad que fascina. La directora -que no casualmente tiene un pasado de diseñadora de modas- carga con una mirada que comprende y filma los trajes, los zapatos y las joyas que cubren a María Antonieta más como capas de su personalidad.

Algo similar había intentado y logrado en Perdidos en Tokio con la vestimenta de Charlotte (casi un muestrario de los diseños de Marc Jacobs), que decía más que sus palabras acerca de las angustias posuniversitarias de esta chica tan intelectual y tan perdida al mismo tiempo.

Cada cambio en la versión de la vida de María Antonieta que cuenta Coppola, la reina que en sus tiempos era considerada una gurú de la moda según Fraser, implica un nuevo vestuario, nuevos colores y telas que marcan el camino que la llevó desde la corte vienesa hasta el final, hasta el corte de su cabeza.

Bobby

En junio de 1968 uno de los políticos norteamericanos más atractivos de todos los tiempos, Bobby Kennedy, moría asesinado a tiros en el hotel Ambassador de Los Ángeles, cuando iba a anunciar su victoria en las primarias de California, lo que virtualmente le convertía en candidato demócrata a la presidencia. Ese año, la ofensiva del Tet destruía cualquier atisbo de victoria sobre el comunismo vietnamita, y la opinión clamaba por la retirada de las tropas, como ya empiezan a hacerlo con la paralela obscenidad de Irak; los primeros jóvenes del mantra que habían hecho el trek del Himalaya estaban de vuelta en casa; en el aire flotaba un aroma de paraísos lisérgicos; y aunque la palabra Berkely no se pronuncie ni una sola vez en la película de Emilio Estévez, la universidad que se conocía por ese nombre era ya mundialmente famosa como alma máter de los flower children, y de su evangelio de paz, amor y la más completa inutilidad social. Sólo un año más tarde se estrenaba Easy rider, de Dennis Hopper, el himno de la alegría para toda una generación, que en la literatura se llamó beat.

Y la excelente película del hijo de Martin Sheen, nieto de gallego e irlandesa, con el pretexto de recrear las últimas horas en torno a la vida de Robert Francis Kennedy, hermano de John Fitzgerald, el presidente asesinado en Dallas, es el biopic de un momento en el que cabía creer que las cosas podían ser diferentes con sólo elegir a un hombre en las urnas; de una transformación demográfica y social, la de California, que recibía la primera gran marea de inmigrantes de más allá de Río Bravo, los espaldas mojadas, como los llama Christian Slater, el racista oficial de la película; de un mundo que entonces parecía epifanía pero que hoy es más bien responso, a juzgar por tanto cristiano renacido, evangélico y pentecostal, que ilustra el gran revival religioso norteamericano contemporáneo, y que llegaba entonces, a lo que parece no sin traumas, a la pubertad.

Una serie de personajes, presentes y en algunos casos víctimas del atentado, animan con ambición coral un tanto berlanguiana el escenario en esas últimas horas antes del magnicidio. Del candidato apenas oímos unas palabras de apertura, y un discurso de cierre que es casi una elegía por sí mismo; una apreciación en porcentajes de voto de la primaria californiana en la que los tres mejor colocados, Kennedy, McCarthy y Lynch, eran católicos irlandeses; y alusiones de pasada de la próxima llegada del senador por el ex portero del hotel que no cree en la jubilación -Anthony Hopkins, como siempre, profesional-; del corredor de Bolsa, a todas luces demócrata -Martin Sheen, pasado de peso, sobrado de actor-; de los dos muchachos del equipo de campaña de Bobby, que, buscando un canuto, se empinan a su primera pastilla de LSD; y, con mayor razón que nadie, por el joven llamado a filas -Elijah Wood, aquí sin anillos- que espera que la victoria del candidato le libre de ir a Vietnam.

La película es sincopada, narrada a sorbos, pero tan directa como sencilla -no aspira a contarnos ningún momento excepcional de la vida de nadie-, maneja extraordinariamente bien -como el mejor telefilme- el entrecruzamiento de las historias, pero, sobre todo, captura una sensación de entusiasmo generalizado y contagioso en torno al segundo Kennedy. Una revolución sentimental protagonizada por una generación que, probablemente, se extinguió con el propio senador, son los puntos suspensivos de lo no dicho pero que está ahí. Y tres presencias medio espectrales, con ojeras y arrugas deliberadamente exageradas, Demi Moore, Sharon Stone, y Helen Hunt, son las parcas de la historia. Un retrato al bies de una ilusión en la que creyó media América, en algo que se llamó una vez años sesenta

23 enero 2007

"Babel" se alza como favorita en la carrera por los Oscar

El ritual cinéfilo de cada verano tuvo hoy su día. Los premios Oscar ya tienen sus nominados, dados a conocer esta mañana, y liderados por el musical "Dreamgirls", designado para competir en ocho categorías.

Sin embargo, la cinta protagonizada por la cantante Beyoncé Knowles, no ingresó a la más importante de las categorías, "mejor película", donde fueron nominadas "Los infiltrados", de Martin Scorsese, "Cartas desde Iwo Jima", de Clint Eastwood, "The Queen", "Pequeña Miss Sunshine" y "Babel", del mexicano Alejandro González Iñárritu.

Esta última se ubica como gran favorita y segunda en la lista de películas con más nominaciones, al recibir siete. Además de la de "mejor película", el drama multicultural se anotó en las categorías de mejor director (González Iñárritu), mejor actriz de reparto (tanto para la mexicana Adriana Barraza como para la japonesa Rinko Kikuchi) y mejor guión (Guillermo Arriaga).

En "mejor actriz" la gran ausente será la cantante Beyoncé, dada por todos como nominada segura. En esta categoría sí figuran la ganadora del Globo de Oro, Helen Mirren ("The Queen") y la española Penélope Cruz, quien peleará por primera vez por el premio, gracias a su papel en "Volver". La cinta del español Pedro Almodóvar, que figuraba como candidata segura a una nominación como "mejor película extranjera", finalmente no ingresó a esta categoría.

En ella sí competirán las películas "El laberinto del fauno", del mexicano Guillermo del Toro, "After the wedding" (Dinamarca), "Days of glory" (Algeria), "The lives of others" (Alemania) y "Water" (Canadá). Del Toro recibió además una nominación en la categoría de Mejor Guión

22 enero 2007

El Oscar revela sus cartas de 2007

Que Helen Mirren lo tiene asegurado; que Leonardo DiCaprio podría dar la sorpresa; incluso se ha dicho que Clint Eastwood podría aguarle la fiesta a Martin Scorsese. Desde diciembre pasado, cuando en Estados Unidos comenzó la mediática temporada de premios, las apuestas han girado siempre en torno al galardón más importante: el Oscar y los títulos que lo pelearán. Pues bien, mañana la competencia entra en tierra derecha. Salma Hayek y el presidente de la Academia de Hollywood, Sid Ganis, anunciarán las candidaturas de 2007.

Tanto el público como la prensa especializada están pendientes. En internet, el sitio The Envelope, perteneciente al diario "Los Angeles Times", es uno de los principales en cuanto
a predicciones. Allí, doce expertos del área evalúan el pulso de la temporada y todas las semanas actualizan sus apuestas sobre quienes ocuparán alguno de los cinco cupos de cada categoría principal. Y, claro, también apostando a quién se llevará el trofeo. 24 horas antes del anuncio, éste es el escenario.

En Mejor Película, el sitio asegura que estarán "Los infiltrados" (la favorita para ganar), "Babel", el musical "Soñadoras", la independiente "Pequeña Miss Sunshine" y la británica "The queen". Hasta la semana pasada, la pelea por el primer lugar la peleaban la cinta de Martin Scorsese y "Soñadoras". Pero el Globo de Oro obtenido por el filme de Alejandro González Iñárritu impulsó a la película al segundo puesto. Sin embargo, otras cintas podrían imponerse entre las candidatas, como "Vuelo 93" o "Cartas desde Iwo Jima".

Y si bien la última película de Clint Eastwood parece no ser una candidata segura a Mejor Película, sí lo es en la categoría de Mejor Director, donde actualmente alcanza la segunda posición. El primer lugar lo ocupa el gran favorito, Martin Scorsese, que finalmente podría recibir el Oscar que nunca ha obtenido. Completan la quina González Iñárritu, Stephen Frears por "The queen" y Bill Condon ("Soñadoras"). ¿Posibles sorpresas? Jonathan Dayton y Valerie Faris, por "Pequeña...".

Una categoría que ha permanecido prácticamente intacta desde el inicio de las especulaciones es la de Mejor Actriz. Helen Mirren, por su retrato de la reina Isabel II en "The queen", nunca ha dejado el primer lugar. Las otras cuatro posiciones se han movido un poco. La última predicción apuesta a Judi Dench, Meryl Streep, la española Penélope Cruz y Kate Winslet.

El Mejor Actor de 2006 es, hasta ahora, uno de los mayores misterios. Y aunque la primera posición la ocupa Forest Whitaker por su premiado rol del dictador Idi Amin en "El último rey de Escocia", también suenan fuerte Leonardo DiCaprio ("Los infiltrados"), Peter O'Toole ("Venus"). Incluso algunos rumores señalan que Jack Nicholson podría aparecer nominado como actor principal aunque en todos los otros premios de la temporada ha figurado como secundario. Ken Watanabe, protagonista de "Cartas..." también podría aparecer de sorpresa.

Entre los roles secundarios, "Soñadoras" domina las apuestas. Eddie Murphy y la debutante Jennifer Hudson han dominado en las últimas semanas el primer puesto de la lista de The Envelope. Hudson es favorita, pero Murphy podría ser opacado por figuras como Alan Arkin ("Pequeña..."), Brad Pitt ("Babel") o el propio Nicholson

Anunciaron los candidatos a Razzies Awards

Sharon Stone e 'Bajos Instintos 2' encabezaron este lunes las nominaciones para la parodia anual de los premios Oscar de Hollywood, los Razzies, revelaron los organizadores al presentar las candidaturas para lo "peor de lo peor" en 2006.

La criticada secuela del filme de misterio de 1992 recibió siete nominaciones para las Frambuesas de Oro, un día antes de que sean anunciadas las nominaciones de los premios Oscar, en Beverly Hills.

"Indisfrutable, imposible de ver, nada erótica" fueron algunos de los comentarios que recibió esa película, mientras que otro estimó que "hay juguetes inflables más animados" que Sharon Stone. La película fue nominada para las categorías de peor filme, actriz, actor secundario, director, secuencia, guión y pareja principal.

El único consuelo para Stone y de los creadores de la película es que tienen un fuerte rival: 'Little man', de los hermanos Ivory, Shawn y Marlon Keenen, que también tiene siete nominaciones: peor película, actor (dos), remake/plagio, director, guión y pareja protagonista.

Otras películas que aspiran al nada prestigioso galardón son 'Lady in the water' ('La dama del agua'), de M. Night Shyamalan; la nueva versión del filme australiano 'Wicker man', protagonizado por Nicolas Cage; y 'Bloodrayne', de Uwe Boll.

Cage está entre los nominados a peor actor de 2006, una categoría que incluye al ganador del año pasado Rob Schneider, por 'Benchwarmers' y el humorista televisivo Tim Allen, por un trío de películas "terribles": 'Santa Clause 3', 'Shaggy Dog' y 'Zoom'. Entre las peores actrices están, junto con Stone, dos jóvenes estrellas de Hollywood: Jessica Simpson ('Employee of the month') y Lindsay Lohan ('Just my luck').

Anne Heche en Men in Trees

Anne Heche asegura que sabe lo que se siente cuando la vida se empeña en propinarle un cachetazo a un simple mortal, quien debe luego intentar sortear metafóricamente la sorpresa del imprevisto, compensar la violencia del golpe y descubrir el porqué del traspié todo, en un lapso más o menos exiguo. Tanto, que se siente más que capacitada para revivirlo cada semana para disfrute de la audiencia.

"Digamos que sé lo que se siente que te arranquen la alfombra sobre la que estás parada. Y descubrí que eso sólo hace que uno sea más creíble para la audiencia", explica la actriz norteamericana que, luego de celebradas incursiones como invitada en ciclos como Ally McBeal y Nip/Tuck , regresa al medio en el que debutó en Hollywood, a los 17 años (interpretando a dos hermanas gemelas, una santa y una villana, en la telenovela Another World ) para protagonizar la eficaz comedia romántica Men in Trees , que Warner estrenará pasado mañana en nuestro país.

"Yo, como Marin Frist, me he caído de boca al piso frente a todo el mundo -explica Heche en una entrevista con medios internacionales proporcionada por la señal-. Aunque igual no leo libros de autoayuda. Solía bromear con el hecho de que el primero y el último que leí fue el mío. Y es verdad."

No es para menos: su autobiografía, Call Me Crazy , revela detalles de su larga relación con la comediante Ellen DeGeneres, de su difícil infancia junto a un padre abusivo y de su legendario -incluso para los exigentes parámetros de Hollywood- colapso nervioso en 2000, luego de su publicitada separación de la conductora de la próxima entrega de los Oscar, después del cual fue encontrada merodeando por una localidad rural de California diciendo que se llamaba Celestia, que era medio hermana de Jesús y que estaba en contacto con extraterrestres. Fue hospitalizada por agotamiento nervioso y, al año siguiente, se casó sorpresivamente con el camarógrafo Coleman Laffoon, con quien tiene un hijo de cinco años, Homer. "Yo no debería dar consejos a nadie, porque he cometido demasiados errores. Pero me gusta interpretar a una mujer como Marin, que vive de decirles a los demás qué deberían hacer hasta que termina descubriendo que se le han acabado las recetas. Eso es lo que define qué es ser un adulto", explica.

Alaska mon amour

En esta atractiva serie creada por Jenny Bicks (guionista y productora de Sex and the City , ciclo televisivo ya clásico en el imaginario femenino con el que Men in Trees tiene más de un punto de contacto), mezcla de drama, comedia romántica y apunte de la vida en un pequeño pueblo, Heche se luce como Marin Frist, una exitosa autora de libros de autoayuda dedicada a llevar a sus lectores a través de las turbulentas aguas de las relaciones sentimentales hasta el puerto seguro del matrimonio (hasta ha diseñado una rutina cómica para sus presentaciones, en las que las señales de tránsito guían a las mujeres para que sepan ver la realidad de su pareja).

Por supuesto, su credibilidad como especialista en vida amorosa se basa casi enteramente en el éxito de su relación con un empresario con el que está a punto de casarse, prestigio que cae a cero cuando descubre -en el medio de una gira promocional por los Estados Unidos- que él no tiene la menor intención de serle fiel, ni antes ni después de la boda.

En un brote de locura -que permite a Heche dar rienda suelta a su impecable timing cómico-, Marin decide cambiar de aire y esconderse de sus lectores, conocidos, amigos y prometidos adúlteros estableciéndose en la última parada de su recorrido, el remoto pueblo de Elmo, en Alaska (el programa se filma en espectaculares escenarios naturales de Vancouver, en la Columbia Británica canadiense).

Allí hay diez hombres por cada mujer y muchos de ellos pueden encontrarse en los árboles, atándose a ellos para talarlos con una sierra. De allí la particular señal de advertencia que da título a la serie, que ya ha conseguido convertirse en una silenciosa favorita en su país.

Cuéntame tu vida

En ese marco imponente, el apego al café y al celular de Marin, su obsesión con las últimas marcas y el qué dirán y, principalmente, su oficio la convierten en una bienvenida adición a una comunidad repleta de personajes pintorescos y excéntricos, encarnados por un excelente elenco que incluye a Derek Richardson como Patrick Bachelor, el empleado de la posada que se convierte en el nuevo hogar de Marin; Cynthia Stevenson como Celia, la jefa de policía que guarda un gran secreto; Emily Bergl como Annie, la fanática número uno de la escritora que decide seguirla ciegamente a su nuevo hogar; Abraham Benrubi como el millonario dueño de la taberna local, y James Tupper como Jack, el silencioso guardafauna despechado que se convierte en el enigma que la neoyorquina más desea desentrañar.

Men in Trees comparte con Sex and the City no sólo la profesión de su protagonista (Carrie Bradshaw era columnista en un diario; Marin Frist es o era, escritora, con ambiciones de crear una gran obra literario-terapéutica), sino también su estructura narrativa, en la que un interrogante sirve como disparador de la trama, que escenifica las distintas respuestas posibles a las infinitas variaciones de la pregunta del millón: ¿qué pasa cuando el amor se acaba?

"Por supuesto que nuestro programa toma algo del enfoque de Sex and the City en términos de la trama de comedia romántica, pero es bastante más amplio en su perspectiva -clarifica Heche-. Ella escapa a Alaska para alejarse de los hombres y no hace más que caer en un lugar donde son mayoría. Allí descubre qué piensan ellos del amor, de los engaños y cómo encontrar su propio camino en la vida. Marin empieza a trabajar en un programa de radio local para poder hablar con hombres de los hombres y termina conociéndose a sí misma. Eso es lo que pone en evidencia que no es sólo un programa para mujeres."

El cine estadounidense predomina en la sección oficial del Festival de Cine de Berlín

El cine estadounidense será, con la presentación de siete filmes, el más representado de la sección oficial del próximo festival de cine de Berlín, la Berlinale, que entre sus 26 películas presentará además dos producciones latinoamericanas, una brasileño-argentina y una argentino-franco-germana.

La organización del festival, que se celebrará del 8 al 18 de febrero próximos, ha anunciado la lista completa de la sección oficial, a la que acudirán esas 26 películas, cuatro ellas fuera de concurso.

Argentina tendrá la máxima presencia de toda América Latina, al participar con dos filmes: la coproducción brasileño-argentina 'O ano en que meus pais saíram de férias', de Cao Hamburger, y la cinta de Ariel Rotter, 'El otro', la segunda producción de este realizador en una Berlinale.

La primera narra la historia de Mauro, un niño de 12 años en el Brasil dictatorial de los años 70, cuyos padres tienen que marcharse repentinamente "de viaje". 'El otro' habla sobre los problemas existenciales de un hombre que decide cambiar de identidad, con Julio Chávez en el papel protagonista.

Entre las siete películas estadounidenses figura 'Bordertown', de Gregory Navas, que aborda los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez, y cuenta en su reparto con Antonio Banderas, Maya Zapata, Jennifer López y Martin Sheen.

Robert de Niro acudirá con su segundo trabajo como director, 'The Good Shepherd' ('El buen pastor'), en la que también interviene como intérprete y que cuenta en su reparto con estrellas como Angelina Jolie, Matt Damon.

Fuera de concurso se presentarán además 'Cartas desde Iwo Jima', de Clint Eastwood, y 'The Walker', la última producción del presidente del jurado del festival, Paul Schrader.

Francia estará presente con cuatro producciones: 'Les témoins', de André Techiné; 'Ne touchez pas la hache', de Jacques Rivette; 'La vie en rose' de Olivier Dahan y 'Angel' de François Ozon.

Alemania, Reino Unido, China y Corea del Sur acuden cada uno con dos películas, e Italia e Israel con una.

Homenaje a Fassbinder

Por otra parte, el festival rendirá homenaje este año a uno de los más emblemáticos directores del cine alemán, Rainer Werner Fassbinder, de cuya muerte se cumple en junio próximo el 25 aniversario.

El 9 de febrero será proyectada en calidad de estreno mundial la versión fílmica de 'Berlín Alexanderplatz' de Alfred Döblin y restaurada expresamente para la Berlinale por la antigua montajista del cineasta y presidenta de la Fundación Fassbinder, Juliane Lorenz.

La versión consta de 13 capítulos rodados para la televisión en 1980, dos años antes de la muerte de Fassbinder. Los organizadores de la Berlinale recalcaron que se trata de la obra más radical y personal del cineasta.

A la función de 'Berlin Alexanderplatz: Remastered' que tendrá lugar en el teatro Admiralpalast el 9 de febrero, han comprometido su asistencia entre otras personalidades las actrices Hanna Schygulla y Barbara Sukowa, que rodaron con Fassbinder.

En el estreno se podrán ver los dos primeros capítulos de la épica obra que pinta un retrato de época del vibrante y contradictorio Berlín de principios del siglo XX. La obra de más de 15 horas de duración despertó polémica en el público alemán en su primera emisión y fue muy elogiada por la crítica.

El 11 de febrero será exhibida en Berlín la serie completa en cinco bloques desde las 10.00 horas hasta las 2.45 de la madrugada

El Sindicato de Productores elige a 'Pequeña Miss Sunshine' como la mejor película del año

La comedia 'Pequeña Miss Sunshine' ha sido la ganadora sorpresa del Sindicato de Productores de EEUU, tres días antes de que se anuncien las candidaturas a los Oscar. La cinta ha sido considerada la mejor película del año.

Los otros contendientes para el galardón eran 'Babel', 'Infiltrados', 'Dreamgirls' y 'La reina'.

Se espera que los tres primeros filmes sean el foco de atención cuando el martes sean anunciadas las nominaciones de la Academia.

'Pequeña Miss Sunshine', cuyo reparto incluye a Greg Kinnear, Steve Carell y Toni Collette, muestra a una familia en un viaje en furgoneta a un concurso de belleza para niñas en California.

Aunque fue un éxito comercial y de crítica, las comedias por lo general no tienen mucho apoyo entre los votantes de los Oscar.

El Sindicato de Productores acertó en 11 ocasiones quien ganaría el Oscar a la mejor película en sus 17 años de andadura, pero falló en las últimas dos ocasiones

18 enero 2007

Babel

Pánico, estupor, agonía: sólo algunos de los estados por los que los protagonistas atraviesan los 140 minutos que se toma Babel para destapar y enjuiciar el racismo y la locura de comienzos de siglo.

Como en sus dos trabajos anteriores, el mexicano Alejandro González Iñárritu gusta combinar y mezclar los tiempos, personajes y situaciones de tragedia en Babel, la película con la que, parece, habrá de conquistar más premios y aplausos que con Amores perros y 21 gramos. ¿Es que cambió, profundizó su mirada o las historias corales, como la última ganadora del Oscar,Vidas cruzadas, son la nueva vedette en Hollywood, entre tanta simpleza y liviandad?

Iñárritu no ha cambiado nada. Si los conflictos de pareja comenzaban a ocupar un lugar casi central en 21 gramos, en Babel el eje pasa por las relaciones familiares. Dramáticas, con muertes incluidas, como le gusta al mexicano de 43 años.

La pareja central podría ser la de Richard y Susan (Brad Pitt y Cate Blanchett), de tour por Marruecos. Ella es alcanzada por una bala en un ómnibus, y más allá de que el ángulo del disparo sea difícil de comprar desde la platea, lo que sobreviene es dantesco. Susan casi se desangra, sus compañeros norteamericanos de vacaciones temen más por sus vidas que por salvarla; los hijos de la pareja sufrirán sin enterarse de lo que pasó en Africa cuando su niñera, para no perderse el casamiento de su hijo, se los lleve a México. También está el conflicto entre los niños que dispararon el rifle, que su padre compró para cuidar su ganado, y una cuarta pata en el lejano Japón, con un padre que trata de sobreponerse al suicidio de su esposa y no sabe cómo relacionarse con su hija sordomuda.

Al igual que en las películas por las que Iñárritu se hizo más querer que odiar, todas las historias se entrecruzan y la cámara pasa por tres continentes, va y viene de Marruecos —a ver qué pasa con Pitt y Blanchett, pero también a la aldea de los chicos—, a México y Japón.

Las referencias bíblicas y las barreras infranqueables del lenguaje —para entenderse hay que querer escuchar al otro es el mensaje más obvio— hacen que esa Babel de la que hablan Iñárritu y su guionista de siempre, Guillermo Arriaga, sea más que una metáfora.

Las intenciones del dúo son polemizar acerca de cierta estupidez y descreimiento humanos. Así como el accidente en la ruta es rápidamente caratulado como acto terrorista, Chieko expande su enojo haciendo perder a su equipo de voley y quitándose luego su ropa interior en un nutrido restaurante. Así como no se puede —o no se debe— mirar sin ver, antes de tomar una determinación los personajes deberían reflexionar más de una vez.

Como sucede en este tipo de ficción, el espectador se podrá sentir más atraído por una historia que otra. Los mexicanos Adriana Barraza y Gael García Bernal están a la par de un elenco de excepción, en ese crisol de razas y lenguas que Iñárritu refleja con tormentos y sentimientos.

Iñárritu sabe narrar con fluidez, y en eso tiene una gran ayuda de sus editores Stephen Mirrione y Douglas Crise (el primero ganador del Oscar por Traffic, y ambos también galardonados en Cannes, igual que el director). Y la música de Gustavo Santaolalla, con sus cambios de ritmos, es más que funcional al relato, al que imprime un sesgo propio. Babel es de esas películas a las que, luego de su visión, cuesta dejar en el olvido. Por sus temas, por su tratamiento, y por la búsqueda de una solidaridad cada vez más distante en el globalizado mundo que sabe reflejar