16 febrero 2006

Un nuevo año en Wisteria Lane


En los nuevos capítulos de "Desperate Housewives" -cuya primera temporada acaba de editarse en DVD- puede esperarse que la historia de las amas de casa desesperadas cambie ligeramente para intentar derrotar el síndrome del segundo año en el aire, que tantas veces ha dado cuenta de éxitos televisivos.

Por eso, ya resuelto el misterio del suicidio de Mary Alice Young (Brenda Strong) que marcó su inicio -la quinta amiga del grupo es la encargada de poner en perspectiva desde el más allá las motivaciones de los vivos- la serie traerá un nuevo enigma para reemplazarlo, del que sólo puede anticiparse que se relaciona con la mudanza a Wisteria Lane de Betty Applewhite (Alfre Woodard) y su hijo adolescente.

Pero Woodard no será la única incorporación de peso a "Desperate Housewives": Joely Fisher será Nina Fletcher, la nueva jefa de Lynette Scavo (Felicity Huffman), quien abandona el caos doméstico para incursionar en su contraparte laboral, intentando lidiar con los chicos, aunque su marido es -nominalmente- la nueva ama de casa desesperada de la familia.

También llegará a la serie más adelante María Conchita Alonso, quien interpretará a la madre de Gabrielle Solis (Eva Longoria), que aún no sabe quién es el padre de su hijo, si el joven jardinero con quien tuvo un romance o su marido, en la cárcel por estafa, que reclama un análisis de paternidad.

Preocupaciones que, por otra parte, se extienden a la vida de Susan Meyer (Teri Hatcher), que tendrá que lidiar con el descubrimiento de que el desequilibrado Zach es hijo de su novio, el detective devenido plomero Mike Delfino, además del retorno de su ex marido de una forma realmente inesperada.

Pero quizá la que lleva las de perder en este nuevo año es Bree (Marcia Cross), ya que la muerte de su marido Rex -causada por un pretendiente- no sólo provoca un terremoto en el discurrir de su vida perfecta, sino que además trae aparejada la aparición de su suegra Phyllis (Shirley Knight), quien pronto intentará controlar su vida y la de su familia -cuyo equilibrio mental ya de por sí pende de un hilo-, con desopilantes consecuencias