31 mayo 2006

La película británica 'El viento que agita el centeno' de Ken Loach se lleva la Palma de Oro en Cannes

La película 'El viento que agita el centeno', del director británico Ken Loach se llevó la Palma de Oro a la mejor película en el Festival de Cine de Cannes (Francia).

La película competía con otras 19 cintas en uno de los festivales de cine más prestigiosos del mundo. El presidente del jurado de nueve miembros, el director de Hong Kong, Wong Kar-wai, aseguró que la decisión había sido unánime.

La cinta española 'Volver' de Pedro Almodóvar fue galardona con el premio al mejor guión, y las seis actrices de la película recibieron el galardón a la mejor interpretación femenina, que por primera vez se otorgó de forma colectiva.

El premio al mejor director recayó en esta ocasión en Alejandro González Inarritu, que se presentó al certamen con la cinta mexicana 'Babel'

Guillermo del Toro en Cannes

Además de "Crónica de una fuga", el sábado se presentó en el cierre de la competencia oficial "El laberinto del fauno", producción española dirigida por el mexicano Guillermo del Toro. El resultado fue bastante decepcionante, incluso por debajo de "El espinazo del diablo", un film con varios elementos en común que el mismo realizador había rodado en 2001.

Ambientada en 1944, la película describe el enfrentamiento entre un cuerpo del ejército franquista liderado por un implacable capitán (Sergi López) y un grupo de guerrilleros anarquistas que sigue resistiendo en las montañas, pese a la derrota en la Guerra Civil.

Esta subtrama de tono realista se mezcla con aventuras fantásticas de corte mitológico protagonizadas por una niña, en las que aparecen hadas, monstruos y los faunos del título, y que remiten a sagas como las de "Harry Potter" y "Las crónicas de Narnia". Solemne, obvia, cruel y farragosa, esta nueva producción del creador de "Cronos" y "Mimic" ni siquiera saca demasiado provecho del generoso presupuesto (15 millones de dólares) ni del importante elenco, en el que aparecen también Maribel Verdú, Ariadna Gil y una pequeña participación de Federico Luppi.

29 mayo 2006

Un Depardieu auténtico

Sin dudas no va a ser la película más popular del festival ni tampoco ganará en los votos de la crítica, ya que no todo es uniforme en términos de gustos. Sin embargo, Juventud en marcha, del portugués Pedro Costa, quedará en la memoria como una de las mejores películas de esta competencia. La más rigurosa, desgarrada y dolorosa, es la hecha por un director con mayor cabal entendimiento de los materiales del cine. Una verdadera obra maestra.

Se trata de un filme exigente, de eso no hay dudas. Casi la mitad de la sala se vació en la función de prensa, pero los que quedaron aplaudieron rabiosamente. Es que una vez que se entra en el ritmo de planos largos, conversaciones anecdóticas y silencios angustiantes que propone Costa, los personajes cobran vida, invaden al espectador y la película —que dura 160 minutos— podría extenderse infinitamente.

Historias de inmigrantes caboverdianos en Portugal, Juventud sigue la exploración que Costa inició con Ossos y El cuarto de Vanda, que muestran a personajes de los barrios más pobres de Lisboa. Vanda reaparece aquí, ya alejada de las drogas, pero el protagonista es Ventura, que tal vez sea su padre, o no, como le sucede con varios otros personajes del filme con los que se encuentra.

Entre la ficción y el documental, registrando las experiencias de vida de inmigrantes que tratan de mejorar sus condiciones, Costa recorre un territorio único en el cine que se vio en esta competencia. El de un autor que tiene un mundo y una forma de narrar que le son propias e inconfundibles, y que merece ser reconocido por un festival que en esta edición no se caracterizó precisamente por eso.

En el caso de El cantante, la nueva película del local Xavier Gianolli, los protagonistas son Gerard Depardieu y Cecile de France. El eterno Gerard encarna a un cantante de bares, casamientos y fiestas que hace covers de Serge Gainsbourg, entre otros célebres 'chansonniers', y Cecile (Las muñecas rusas) encarna a una agente de bienes raíces de la que él se enamora y con la que entabla una relación que empieza como sexual pero luego se transforma en platónica (más por decisión de ella que por la de él, claro).

Se trata de una comedia dramática amable y muy tierna para con el mundo algo decadente en el que habita el cantante Alain Moreau. Y Depardieu está en su salsa, como un hombre que no se quiere perder una de las últimas oportunidades que le da la vida. Candidato obvio al premio al mejor actor.

Argentinos y buenas peliculas en Cannes

El jueves en la tarde arribaron al Festival de Cannes Rodrigo de la Serna, Pablo Echarri y el director Adrián Caetano quienes, junto a otros representantes de Crónica de una fuga que ya estaban aquí, presentarán la película mañana por la noche en la competencia oficial.

Si se toman en cuenta los comentarios que siguen apareciendo en la prensa, habría que pensar que no es del todo imposible que la película se lleve algún premio.

"Los rumores crecen acerca de las posibilidades del drama político argentino Crónica de una fuga —escriben en la revista Screen en un balance la competencia—. Podría ser el tema de conversación que el festival necesita y no sería la primera vez que Cannes se reserva lo mejor para el final." ¿Habrá que dar crédito a estas palabras?

Si bien la competencia ha probado ser bastante floja, tampoco es cuestión de entusiasmarse demasiado. El filme de Pedro Almodóvar, Volver, y Babel, del mexicano Alejandro González Iñárritu, son favoritos del público y también los que mejor puntaje tienen en las votaciones de los críticos.

Volver encabeza, por lejos, la tabla, con 3,4 de promedio (sobre un máximo de 4) seguido por Babel (2.9), Climates, del turco Nuri Bilge Ceylan (2,8), Luces de los suburbios, de Aki Kaurismaki (2,7) y la muy debatida por aquí Marie Antoniette (2,66), de Sofia Coppola.

A esa tabla de líderes de opinión seguramente se le sumará hoy Indigenes, el filme franco argelino de Rachid Boucharef, que pegó muy fuerte en los locales más por su temática que por sus valores cinematográficos. Se trata de un relato bélico centrado en el Ejército Africano que peleó por la liberación de Francia del régimen nazi con enormes sacrificios y casi ningún reconocimiento.

Es un relato bélico tradicional, bien contado, que no sale de los tópicos y situaciones habituales del género (podría ser una película de los años '50, de hecho), pero con el clima actual en el que los inmigrantes del norte de Africa luchan por sus derechos sociales en las calles, el tema sin duda es de fuerte impacto aquí. Con el jurado, en cambio, es otra historia. Allí hay un solo miembro francés, el realizador Patrice Leconte.

El otro filme del día en la competencia, en cambio, fue una verdadera extrañeza mezclada con decepción. Para los que habían apreciado el anterior filme del italiano Paolo Sorrentino, Las consecuencias del amor, su nueva película El amigo de la familia los habrá dejado rascándose la cabeza. La historia de un veterano y solitario prestamista parecía prometer algo similar al anterior, pero aquí Sorrentino se despachó con un filme excesivo, bizarro, plagado de momentos y escenas gratuitas, con un personaje detestable y una serie de situaciones tan inconcebibles y curiosas que terminan siendo graciosas.

Sin duda, uno de esos filmes que sólo los italianos pueden concebir, mientras que los demás observan entre la curiosidad, la fascinación momentánea y el fastidio.Fuera de competencia se presentaron dos películas esperadas, pero con resultados opuestos.

Vuelo 93, el filme del británico Paul Greengrass que se centra en los secuestros de aviones del 11 de setiembre de 2001 es fuerte, tenso e impactante, y no deja de atrapar por más que uno conozca el resultado final de los acontecimientos.

A Scanner Darkly, la esperada adaptación, en formato de animación, que Richard Linklater hizo de la novela de Philip K. Dick, trajo aquí a estrellas como Keanu Reeves y Robert Downey Jr. pero decepcionó al público. Con el mismo estilo de animación que utilizó para Despertando a la vida, Linklater marea, cansa y termina aburriendo en un filme largo y denso armado en base a largas y confusas conversaciones, que no parece avanzar hacia ningún lado y sólo logra dejar al espectador con un terrible dolor de cabeza.

Maria Antonieta Contemporanea

En Marie Antoniette, la heredera de una de las grandes dinastías de Hollywood filmó la vida, pasión y muerte de la última reina de Francia. En el filme, presentado ayer en competencia, Sofia Coppola se mantiene fiel a su estilo y estética, ya conocidos gracias a películas como Las vírgenes suicidas y Perdidos en Tokio.

Lo que la hija de Francis Coppola —quien coprodujo el filme— hace aquí es darle al personaje de la adolescente austríaca llevada a los 14 años a casarse con el heredero de la corona francesa una sensibilidad moderna, transformándola en una joven incomprendida por su marido (luego convertido en el Rey Luis XVI), quien parece prestarle más atención a la comida que a ella, mientras toda Francia espera un heredero.

Dedicada a comprar ropa, atragantarse con dulces y apasionada por el juego, Marie Antoniette finalmente tendrá hijos y se refugiará en su casa de campo, con sus niños, amigos y amantes, pero eso no resolverá todos sus problemas ya que la caída de Versalles será inminente.Con la utilización de música contemporánea acompañando muchas escenas (bandas inglesas de los '70 y '80 como The Cure, Bow Wow Wow, New Order, Siouxsie & the Banshees, Gang of Four y Adam Ant, más composiciones actuales de Air, Aphex Twin, Phoenix y The Strokes, entre otros), pero sin nunca pasarse para el lado de la parodia pop, Coppola logra un sensible retrato de una adolescente incomprendida, perdida y desorientada, que trata de refugiarse en la naturaleza y en otros placeres mundanos para salir de su monárquico encierro.

La película logra ser divertida al unir esa mirada moderna con los formales hábitos de la corona, pero finalmente gana en gravedad y tristeza cuando se ve venir su triste y trágico final.

Kirsten Dunst, Jason Schwartzman (como el torpe y tímido Luis XVI) y Asia Argento (como Madame Du Barry) se lucen, lo mismo que la fotografía de Lance Acord, plagada de momentos bellos y epifánicos, más allá de que algunos estén al borde la foto de revista de modas o del videoclip.

Marie-Antoniette no interesará a los que buscan algún tipo de realismo histórico y academicismo estético en sus películas de época. Aquí, todos hablan en inglés, la música no se corresponde con la era y hasta la sensibilidad de los personajes revela una mirada desde otro contexto.

El otro filme de la competencia del día, El derecho de los más débiles, pasó desapercibido, si bien no es una mala película, es demasiado extensa para la historia que cuenta. El actor y director belga Lucas Belvaux, realizador de la llamada Trilogía (tres interesantes filmes relacionados entre sí que filmó a la vez), hizo un thriller negro con un costado cómico acerca de un grupo de perdedores y desempleados de una zona pobre de Bélgica que deciden robar la caja fuerte de una fábrica. Como es de esperar, todo sale mal, y el filme combina momentos de film noir puro con otros cercanos a la comedias italiana tipo Los desconocidos de siempre

24 mayo 2006

Exquisita puesta en escena de Sofia Coppola aunque le acecha el 'pecado' de la autocomplacencia

Se han dedicado muchas buenas y malas películas a retratar una convulsión revolucionaria que cambió la Historia en Francia y afectó duraderamente a toda Europa. También poseemos una idea aproximada, fidedigna o deformada, de la personalidad de unos señores llamados Robespierre, Danton y Marat, de que los reyes de Francia y su aristocracia se ganaron a pulso aquel definitivo estallido del populacho, de que el Terror y su guillotina cometieron variadas barbaridades y de que Saturno acabó devorando a sus hijos.

Personalmente, y a pesar de los pesares, estoy convencido de que mereció la pena la rebelión de los esclavos burgueses contra la tiranía y la bendita toma de 'La Bastilla', aunque luego aquella reivindicativa conquista degenerara en corrupción y lucha por el poder y 'La Marsellesa' fuera utilizada por el voraz Napoleón para inundar duraderamente de sangre a medio planeta.

Sin embargo, el cine no nos había hablado directamente de la intimidad de una tal María Antonieta, aquella traviesa reina que cuando le contaron que el pueblo pasaba hambre y exigía pan contestó con la impagable sentencia: "Pues que coman cruasanes". Sofia Coppola se ha propuesto redimir a señora tan particular en María Antonieta.

Confieso que no he apartado los ojos de la pantalla ni me he removido en la butaca a lo largo de dos horas, que encuentro admirable la reconstrucción estética de la Corte de Versalles, que está muy bien retratada la gozosa existencia cotidiana de esa gente tan cool que pasaba sus días bebiendo champán, fumando opio, metiéndose sustancias por su delicada nariz, empolvándose la jeta, colocándose pelucas, probándose ropa de alto diseño, coleccionando joyas y flores, escuchando ópera, bailando sofisticadamente, coqueteando incansablemente con resultados prácticos, chismorreando, manteniendo sagrados y ancestrales protocolos, viendo amanecer después de noches de juerga.

La directora está encantada con esa dorada época (para unos cuantos privilegiados, por supuesto) y se empeña en demostrarnos que, aunque pasen los siglos, la gente guapa siempre ha compartido idénticas aficiones lúdicas.

Para demostrarnos el fraternal parecido de las vivencias en la Corte de Luis XVI con el comportamiento y las diversiones de la actual 'jet society', diseñadores, modelos, artistas con toque mundano y famosos con pedigrí, o sea los seres auténticamente enrollados, introduce música electrónica, pop, rock, techno, a los Cure y a los Strokes para que ambienten los días de vino y rosas de los que estaban destinados a salir por patas o a que la guillotina sintiera adicción hacia sus cuidados cogotes.

Está primorosamente descrita la evolución de esa princesita austriaca y naïf desde que sale del palacio de mamá obligada a casarse por razones de Estado con el atolondrado y medio impotente Delfín de Francia hasta que su mirada se despide con infinita melancolía en su presumible camino al cadalso.

También lo hace con agradecimiento hacia el mundo que inicialmente la desconcertó con su rígida etiqueta pero al que no le costó demasiado esfuerzo adaptarse y disfrutarlo hasta el éxtasis.

Y ya sé que la plebe que provocó la ruina de ese universo no incumbe a lo que pretende describir Sofía Coppola, que la cachorra no ha heredado el sentido crítico y la capacidad para bucear en las sombras que posee su ilustre padre, que de lo que de verdad entiende la nena es del snobismo ilustrado, pero cuando pienso posteriormente en María Antonieta descubro que me ha fascinado un poquito mientras la veía pero, también, que desprende una complacencia muy molesta en la frivolidad.

Su factura es deslumbrante y la ambientación evidencia que, además de haberse gastado mucha pasta, la han empleado ejemplarmente en hacer creíble lo que relatan, que todo está planificado con cerebro, que, además de encantarle el glamour, su directora posee elegancia visual, sentido del humor, sutileza y talento. Lo que no tengo nada claro es si detrás de esa brillantez epidérmica existe algo verdaderamente profundo y apasionante en esta película.

La gente ha salido embelesada o de mala leche, sin término medio. Unos con el convencimiento de que han sido testigos de una compleja obra maestra y otros de que han padecido un insufrible ejercicio de autocomplacencia. Yo no lo tengo claro, pero sé que los efectos de droga tan bien diseñada no son duraderos, que el bajón llega enseguida.

Presencia latina en Cannes: "Babel" de Alejandro González Iñarritu

La esperada película de Alejandro González Iñárritu, Babel, protagonizada por Brad Pitt (que no vino), Gael García Bernal y Cate Blanchett, se presentó en la competencia y dividió las opiniones entre los críticos que están aquí.

Para este cronista se trata de un melodrama vulgar, manipulador de emociones, que pega un golpe bajo tras otro —niños en peligro permanente, armas que aparecen en cualquier situación para forzar tensiones, personajes fastidiosos, coincidencias absurdas—, todo en un tono de prédica moralista similar a la de filmes como Crash.

Un arma dispara los hechos. La tiene un chico marroquí y por una voltereta imposible le da en el cuello a una turista norteamericana (Cate Blanchett). Su marido (Brad Pitt) intentará, con dificultad, que la atiendan y hospitalicen. Sus hijos, en tanto, acompañan a la mucama a la boda de su hijo, por lo que tienen que cruzar la frontera a México con un primo (Gael García Bernal), que los mete en problemas al volver.

Una tercera historia —ya un clásico en los filmes del realizador mexicano de Amores perros y 21 gramos— transcurre en Japón y se centra en la difícil relación entre un padre y su hija adolescente sordomuda.

"Es una película sobre la incomunicación —dijo el director—, sobre lo frágiles que somos como humanos, y cómo, cuando un lazo se rompe, no es el lazo lo que está podrido sino toda la cadena." En la mesa lo acompañaba Gustavo Santaolalla, el argentino ganador del Oscar —por Secreto en la montaña— que hizo la música de la película, banda sonora cuya falta de solemnidad le quita un poco de peso a la cargada trama.

"Es mi tercera película con Alejandro —dijo—. El desafío aquí era encontrar un sonido que uniera todas las historias, lugares y personajes. Y la encontré en un instrumento llamado oud, de origen árabe, que es un ancestro de la guitarra española y tiene ecos del koto japonés.

"También se vio el cuarto largometraje del francés Bruno Dumont, que ya fue premiado aquí por La humanidad. Dumont vuelve un poco a sus raíces, filmando en el lugar donde nació. En Flanders toma a personajes que viven en pueblos rurales —como en su opera prima, La vida de Jesús— y los hace interactuar de una manera apática y silenciosa que esconde un complejo entramado de emociones.

Con economía de recursos y expresando muchas cosas con sólo miradas, silencios y planos subjetivos, Dumont arma un filme por momentos notable, que se desbarranca un poco en las largas secuencias bélicas en las que parece encontrarse fuera de su elemento

23 mayo 2006

La soledad y Berlusconi

Los primeros compases de la canción que abre el filme provocaron sonrisas entre los pocos argentinos que estaban en la sala. "Yo adivino el parpadeo", decía la canción y pocos podíamos creen que dos películas de la competencia tuvieran al tango Volver como su principal leit-motiv.

Con la versión clásica cantada por Gardel arranca Luces de los suburbios, la nueva y encantadora película de Aki Kaurismäki. A la gran película de Kaurismäki se le sumó ayer la esperada y controvertida sátira sobre Berlusconi, El Caimán, dirigida por Nanni Moretti. Sin ser un gran filme, logra combinar lo personal y lo público, lo íntimo y lo social, sin perder el humor ácido que caracteriza al director de Caro Diario.

En el filme de Kaurismäki, la música es un elemento clave y aquí aparecerá en los créditos finales otro tango de Gardel y Le Pera, que no adelantaremos para no arruinar la sorpresa y la emoción que la canción le otorga al bello y luminoso cierre de esta película, cuyo tono de comedia no esconde que se trata de una historia oscura y bastante triste.

Cierre de la trilogía que arrancó con Nubes pasajeras y continuó con El hombre sin pasado, Luces... se centra en un hombre que trabaja como sereno en un shopping y tiene una vida amarga y solitaria, sin casi ninguna relación con los demás. Un día, en un bar, se le acerca una bella mujer con la que comienza a salir, pero pronto se descubre que es un engaño y que la chica es parte de un plan para robar una joyería del centro comercial usándolo.

Con el estilo y la economía de recursos de siempre, con esas actuaciones secas y distanciadas que provocan la sonrisa y la melancolía a la vez, el gran Aki se muestra en plena forma. "El tema de Luces... es la soledad —dijo el director—. Es un personaje chaplinesco que trata de conseguir un lugar en un mundo que se le presenta difícil y que destruye sus ilusiones una y otra vez. Pero como yo soy un tipo de corazón blando, no pude dejarlo sin darle una luz de esperanza.

"Sonrisas de otro tipo es la que produjo Moretti con El Caimán, en la que va, no tan directamente como se esperaba, contra la figura de Berlusconi. La trama del filme está más centrada en la vida de un productor de cine clase Z (Silvio Orlando) que, sin trabajo ni reputación que sostener, acepta hacer una película que sigue la vida política de Berlusconi.

Es el filme dentro del filme el que se centra en el acceso al poder de El Caimán, y allí sí Moretti lanza su furia contra el hombre que rigió por años el destino de Italia. "Berlusconi casi vuelve a ganar porque maneja todos los canales de información —dijo Moretti—. En mi país no existe la opinión pública. En otros, si el Primer Ministro dice que los chinos hervían a sus hijos para hacer fertilizantes, la gente se reiría. En Italia, lo votan.

21 mayo 2006

"La Profecía": Las claves del fin del mundo siguen revelándose

El momento se acerca. Este 6 de junio de 2006 (6/6/6), Damien, el anti cristo, renacerá en la pantalla grande con el remake de "La Profecía".
"Nunca ha habido un tiempo mas pertinente para recordarle a la gente que la maldad no es tan solo un concepto ó teoría", dice John Moore, el director que reemplazó al clásico Richard Donner tras las cámaras.

"La cinta original tiene un fundamento muy fuerte, pero se presentan varias oportunidades para darle a lo personajes un toque mas contemporáneo", agrega el realizador.
Trabajar en esta cinta, un clásico del cine de terror, significó un duro proceso para algunos de los actores, como Julia Stiles, quien tiene la misión de interpretar a la madre de Damien, Kathyrn Thon.

“Estuve horrorizada, la idea de "La Profecía" realmente me espantó. Pero yo sabía que había algo en la visión de John (Moore) para la cinta y el personaje con lo cual me podía verdaderamente involucrar”, recuerda Stiles.

El reto de volver a filmar una película que ya fue un éxito, no le preocupa a Liev Schreiber, encargado de dar vida a la nueva versión de Robert Thorn, porque “hay cierta clase de historias que soportan el ser vueltas a contar. “La Profecía” tiene un elemento que está en todas las obras de Shakespeare: Encuentra la manera de re-inventarse cada veinte ó treinta años porque está en sintonía cultural con algo con lo que mucha gente se puede sentir identificada.

Mia Farrow, la nana de la versión 2006 del anti cristo, conoce de cerca el género, porque fue la protagonista de otro recordado título del cine de horror: “El bebé de Rosemary”.

Farrow juega al misterio en torno a su personaje y sólo adelante que “La Sra. Baylock tiene un secreto que no va a mostrar hasta más avanzada la historia”.
La versión 2006 del fin de mundo
La premisa básica en esta versión no varía con respecto a la original de 1976, narrando la historia de un renombrado diplomático que, cuando el hijo que su esposa da a luz muere en el parto, decide intercambiarlo en secreto por otro bebé abandonado en el mismo hospital. Lo que no sabe es quién es el padre de este infante: el propio Satanás.

"La Profecía" tuvo tres secuelas, estrenadas en 1978 ("La Profecía II"), 1981 ("El Conflicto Final") y 1991 ("La Profecía IV: El Despertar"), pero ninguna de ellas logró repetir el éxito de la cinta original

"El Código Da Vinci" arrasa en la taquilla

Pese a las protestas internacionales de grupos católicos y las devastadoras críticas, el film "El código Da Vinci" está arrasando en las taquillas de todo el mundo. "El primer fin de semana se convertirá en uno de los mejores fines de semana de estreno de todos los tiempos", declaró hoy a dpa en Cannes Jeff Blake, jefe de marketing de Columbia Pictures.

En Estados Unidos, la película basada en el bestseller de Dan Brown se convirtió en la más exitosa del año, con 29 millones de dólares en su primer día en los cines, el viernes pasado. La cifra implica ingresos de promedio de 7.764 dólares por sala, con lo cual la cinta se ha colocado Imposible: III", el thriller de acción protagonizado por Tom Cruise.

En el mercado alemán, Blake calculó los ingresos desde el estreno el jueves entre 9,6 a 10 millones de euros (12,2 a 12,7 millones de dólares). En cualquier caso, a nivel internacional "El código Da Vinci" se encuentra entre los 20 films más exitosos de todos los tiempos, subrayó.

En Japón, la película, distribuida por Sony Pictures Entertainment, está siendo exhibida en 863 cines, la mayor cantidad nunca vista, según los medios. Frente a una sala de Tokio se formó en la mañana una fila de más de 800 personas para el estreno, informa la agencia Kyodo. Una hora antes del inicio ya estaban vendidas todas las entradas, que se agotaron también para las sesiones siguientes.

En Italia, la cinta recaudó a su vez dos millones de euros (2,5 millones de dólares) en su primer día. Nunca antes una película había ingresado tanto en la noche de su estreno, según el "Corriere della Sera".

Los resultados se produjeron pese a la mala opinión de la crítica que cosechó la cinta en su estreno al inicio del Festival de Cannes el miércoles y el boicot al que ha llamado la Iglesia católica, que considera que el film presenta de forma falsa hechos históricos y ataca la fe de miles de millones de personas.

En la novela de ficción "El código Da Vinci" se expresa la teoría de que existe una conspiración centenaria de la Iglesia católica para ocultar que Jesús estuvo casado con María Magdalena y que ambos tuvieron un hijo, cuya descendencia llega hasta hoy.

Menú del día: ensalada de tiros y delicias turcas

Ni el gastrónomo más osado podría haber previsto el menú del día que reservaba para el domingo la competición por la Palma de Oro del 59 Festival de Cannes: ensalada de tiros con pretensiones y, de postre, delicias turcas.

A veces es mejor empezar por el final y echarle un ojo a los postres. Ese era ayer el caso y el turco Nuri Bilge Ceylan, con su depurada y minimalista "Iklimler", dejó mejor sabor de boca que el estadounidense Richard Kelly con su exacerbada "Southland Tales", un perfecto ejemplo de que el que mucho abarca, poco aprieta.

La cuarta película de Ceylan, no obstante, tampoco agradó por igual a los asistentes al pase de prensa, en el que hubo división de opiniones. "Iklimler" (titulada en francés "Les climats") es una de esas cintas de ritmo pausado en el que se intuye el tiempo dedicado al trabajo con los actores.

Tiempo que, en algunos casos, ha llegado más lejos todavía. Porque Ceylan (Estambul, 1959), en su personal conversión en hombre orquesta, no sólo escribe, dirige y monta, sino que coprotagoniza la cinta -y nada mal, por cierto- en el papel de marido de la que es su esposa en la vida real, Ebru Ceylan, la cual ofrece un festín de matices interpretativos.

Así pues, todo queda en casa para este hombre que en anteriores filmes asumió también la dirección de fotografía, usó su propia casa y pertenencias como decorados y puso ante la cámara a parientes y amigos.

Y que no se quejen: Muzaffer Ozdemir y Mehmet Emin se llevaron el premio a la mejor interpretación masculina en Cannes gracias a "Uzak" ("Lejano"), que le procuró a Ceylan en 2003 el Gran Premio del certamen, el segundo trofeo en importancia tras la Palma de Oro.

"El cine son muchos trabajos y yo quiero hacerlos todos", comentó hoy en la rueda de prensa sobre su cinta este artesano del cine cuyo personalísimo sistema de trabajo le brindó un premio Caligari con "Kasaba" (1998) en la Berlinale, adonde volvió dos años después con "Mayis sikintisi".

Ceylan, que ya estuvo en Cannes en 1995 como cortometrajista, narra en "Iklimler" la crisis de un matrimonio al ritmo lento de las estaciones, con cámara fija siempre y planos de larga duración, e incluso planos secuencia, lo cual da sensación de sencillez y naturalidad pese a lo arduo que probablemente fue prepararlos.

"Estoy más interesado en la vida interior de las personas" y "no me gusta nada andar moviendo la cámara, no puedo hacer nada al respecto", se justificó el cineasta con humilde sonrisa.

No le hacía falta. Sus esmerados encuadres y enlaces visuales de montaje pueden muy bien hacerle salir premiado de Cannes también este año, si es que se le perdona algún pecadillo con el ritmo, que hacia el final decae un tanto.

"Southland Tales", el drama del fin del mundo

Una falta venial, en todo caso, mientras que su competidora "Southland Tales" trae a colación que, como decía Francisco de Quevedo, el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones.

Y es que la segunda cinta de Richard Kelly (Newport, 1975) ofrece de nuevo, un lustro después de su prometedor debut en "Donnie Darko", una trama en torno al fin del mundo, pero con la que no demuestra haber cuajado aún como cineasta.

Lo cual no deja de ser preocupante en una producción que durante casi tres horas pone a prueba la paciencia con una trama de ciencia ficción que a tiro limpio y bombazos intenta insuflar vida a un monstruo de Frankenstein hecho con retales de mesianismo, guerra en Irak, terrorismo, política y viajes temporales.

La cinta está protagonizada por Sarah Michelle Gellar, la "Buffy cazavampiros" televisiva, aquí en un papel de estrella del porno, y el ex luchador Dwayne "The Rock" Johnson, que ha madurado como actor desde la época de "The Scorpion King" ("El rey escorpión", 2002).

BRILLO "SHORTBUS", DE JOHN CAMERON MITCHEL

Una sorpresa del cine británico y la primera decepción local fueron las novedades que dejó el primer sábado del Festival de Cannes, en la sección competitiva. Pero el plato fuerte estuvo afuera de la competición: se trató de Shortbus, el nuevo filme del norteamericano John Cameron Mitchel que seguramente romperá el récord de ser la película no pornográfica con más sexo explícito en la historia del cine.

La única opera prima en competición, la británica Red Road, de Andrea Arnold, resultó ser hasta ahora una de las mejores en dicha sección. El filme transcurre en Glasgow y cuenta la historia de una mujer viuda que opera un centro de cámaras de vigilancia callejeras en barrios peligrosos. Una tarde descubre ahí a un hombre que ha salido de la cárcel y que tiene alguna relación con la muerte de su familia.

Intenso y oscuro, con un muy logrado clima amenazador y una gran performance de la protagonista (la debutante Kate Dickie), el filme fue hasta ahora una de las sorpresas de una competencia que hasta ahora no superó la corrección. De cualquier manera, algunos problemas narrativos de la última media hora (la necesidad de cerrar con moño cada subtrama y curar cada herida) atentan un poco contra lo que venía siendo una verdadera joya.

Muy distinto fue el asunto con Selon Charlie, una verdadera decepción de la por lo general interesante realizadora francesa Nicole Garcia (El adversario). A la manera de Magnolia o la ganadora del Oscar, Crash, el filme intenta cruzar la vida de siete personajes masculinos en un pequeño pueblo. Todos, cada uno a su manera, atravesando algún tipo de crisis de la mediana edad, tanto personal como profesional.
Pese a un elenco de grandes nombres locales como Vincent Lindon, Jean-Pierre Bacri, Benoit Magimel y Benoit Poelvoorde, el filme no supera los esquematismos y obviedades del caso, sin lograr profundizar en ninguna de las situaciones y paneando ligeramente sobre varias.

Filme de tesis, geométrico y finalmente banal, Selon Charlie es de esos relatos que pretenden ser profundos y complejos pero revelan ser obvios y vacíos.

Mucho más interesante y radical fue la propuesta del director de Hedwig and the Angry Inch, John Cameron Mitchell, que se centra en las historias pansexuales de un grupo de personajes neoyorquinos y lo hace de manera franca y directa. Con destino de película de culto y de medianoche, en Shortbus hay sexo para todos los gustos y vocaciones. El título del filme responde al nombre de un club al que los personajes van (los principales son una chica coreana que no puede tener un orgasmo y una pareja gay que intenta abrirse sexualmente) y en el que se pueden vivir experiencias extremas.

Cameron Mitchell se toma el asunto con humor y muestra la situación de manera festiva y alegre, logrando, especialmente en la primera mitad, muchísimos momentos cómicos, y situaciones absurdas y graciosas. En la segunda parte, el filme se torna entre sentimental y psicologista, y pierde cierta gracia, pero en líneas generales se trata de una arriesgada y buena propuesta que rescata el espíritu libertario del cine underground de los 60 y el de títulos de culto de los 70.El director explicó luego que las historias fueron creadas por los mismos actores, como lo hace Mike Leigh en sus filmes.

"En estos años se ha vuelto a ver cierta franqueza sexual en el cine -dijo—, pero me molestaba que siempre se mostrara el sexo de manera densa y sin humor, siempre conectado a cosas negativas. Yo quería hacer una película que fuese sexualmente franca y provocativa, pero también emocional y especialmente divertida". Y lo logró

Paris, Je T'aime


Paris, je t'aime es una de esas películas colectivas que suenan mejor en los papeles que en los hechos. Aquí, 18 directores han sumado episodios para un largo que intenta mostrar la vida en diversos barrios de la capital francesa, centrándose fundamentalmente en historias de amor.

Los nombres de los realizadores —muchos de los cuales estaban en la presentación de gala del filme, que tuvo lugar el jueves por la noche— impresionan: Gus van Sant, Alexander Payne, los hermanos Coen, Olivier Assayas, Wes Craven, Gerard Depardieu, Alfonso Cuarón, Isabel Coixet y Tom Tykwer, entre otros. Y también los elencos, que incluyen a personalidades tales como Juliette Binoche, Gena Rowlands, Natalie Portman, Fanny Ardant, Bob Hoskins, el propio Depardieu, Steve Buscemi y Nick Nolte.

La función de gala vino precedida de un miniescándalo ya que tres cortos incluidos en el filme (uno de ellos, de Agnes Varda) fueron levantados del corte final, acaso por la excesiva duración del conjunto.

De los 18 que quedaron, sólo unos pocos se destacan y están a la altura de las obras de los realizadores, entre ellos el de Payne (que cierra el filme), sobre una norteamericana de un pueblo chico de paseo por la ciudad (y que confunde a Simone de Beauvoir con Simón Bolivar); el de Cuarón, un largo plano secuencia con Nolte con una inesperada vuelta de tuerca sobre el final; el codirigido por Depardieu, casi una charla de café entre dos veteranos del cine de John Casavettes como Rowlands y Ben Gazzara; y el de Wes Craven que, bueno, tiene lugar en el cementerio de Pere Lachaise, más precisamente en la tumba de Oscar Wilde.

Más divididas son las opiniones respecto a los cortos de los Coen, Assayas o Tykwer. Decepciones hay varias, como la del japonés Nobuhiro Suwa, un drama con toques de realismo mágico protagonizado por Juliette Binoche; el animador francés de Las trillizas de Belleville, Sylvain Chomet, pasándose al cine con actores pero con un insoportable mimo como protagonista, y la de Gus van Sant, que parece haberlo hecho a las apuradas, como para sacarse de encima el asunto. Seguramente con el dinero que ganó por ese corto (el proyecto total costó más de once millones de euros), Van Sant puede filmar un par de películas como Elefante o Last Days. Es que hasta los cineastas más famosos tienen que ganarse la vida

Fast Food Nation llega a Cannes

Tampoco se puede decir que Fast Food Nation vaya a quedar entre lo mejor de Richard Linklater (Antes del amanecer). El realizador texano (que tiene aquí otra película, A Scanner Darkly, de animación, en una sección paralela) cuenta varias historias ligadas a las malas condiciones de trabajo y otros horrores que oculta la producción de la "comida basura".

El filme cuenta varias historias paralelas, la de un ejecutivo (Greg Kinnear) que viaja a la planta que fabrica las hamburguesas para ver qué hay de cierto de las acusaciones de que se ha encontrado materia fecal en sus productos; la de una chica que trabaja en el local que dicha cadena tiene en ese mismo pueblo y su familia (Patricia Arquette, Ethan Hawke, Ashlee Johnson y Avril Lavigne participan de este segmento) y la de un grupo de inmigrantes ilegales mexicanos que trabajan en la planta (Catalina Sandino Moreno y Wilder Valderrama se destacan aquí).

Hay otros actores famosos (como Bruce Willis o Kris Kristofferson) en papeles de reparto de un filme que intenta ser un fresco acerca del espantoso manejo de la carne por parte de las cadenas de comida rápida. Por momentos obvio y simplista, tratando de llevar algo forzadamente la metáfora de la "comida rápida" a otros asuntos de la vida norteamericana, el filme peca de cierto didactismo y le falta sutileza, pero sin duda provocará reacciones fuertes.

"Muchos creían que iba a hacer un documental sobre el libro, pero no es así —dijo Linklater, acompañado por el escritor Eric Schlosser y buena parte del elenco—. A mí me interesan las historias de personajes, mostrar sus vidas en ese contexto. Con Eric trabajamos adaptando el libro. Lo que más me gustó de él cuando lo conocí fue lo primero que me dijo: 'Tiremos el libro a la mierda y concentrémonos en las personas'.

"Si bien Linklater admite no comer carne hace años, buena parte del elenco dijo que empezó a cuestionarse sus hábitos alimenti cios. "Ver que las hamburguesas se hacen con los desechos de los demás cortes de carne mezclado con grasas de todo tipo te hace pensar mucho antes de comerte una", dijo. Y concluyó: "lo que quería era hacerlo fuera de Hollywood para poder conservar la integridad del proyecto". A su lado, los productores británicos sonreían. Uno es Jeremy Thomas y el otro... Malcolm McLaren. ¿Les suena? Sí, el inventor de los Sex Pistols

Almodovar presentó "Volver" en Cannnes

Con el Premio Príncipe de Asturias bajo el brazo, llegó Pedro Almodóvar a Cannes a presentar su película Volver. Sin embargo, más allá del premio y del éxito que tuvo el filme en España, el nuevo filme del director no está a la altura de lo mejor de su obra, y continúa una caída en términos de calidad ya iniciada con La mala educación.

A la tibieza con la que fue recibido su filme, hubo que agregarle otra "ofensa": la prensa del día se la robó en buena parte el norteamericano Richard Linklater, con su película Fast Food Nation, versión ficcionalizada del best seller de Eric Schlosser acerca de la industria de la comida rápida. Y si bien tampoco se trata de una gran película, por lo menos provocó bastantes debates y alguna que otra súbita conversión al vegetarianismo.

En Volver, Penélope Cruz simula cantar el tango que da título al filme en una versión con aires flamencos. Cruz parece no hacerlo del todo mal, pero en realidad sólo está doblando a una cantante profesional. De cualquier manera, para cuando llega esa escena la película ha perdido buena parte de su lógica.

Supuestamente una vuelta a cierta etapa algo más realista de Almodóvar (tiene más de un punto de contacto con ¿Qué he hecho yo para merecer esto?), Volver se centra en las vidas de dos hermanas (Cruz y Lola Dueñas) cuya madre, que aparentemente murió en un incendio, reaparece como un fantasma (Carmen Maura). Ese es sólo uno de los hilos narrativos de otra de esas enrevesadas miniseries de dos horas del manchego, que acumula complicación tras complicación, y varias vueltas de tuerca. Hay maridos asesinados, hombres abusadores, una subtrama hitchockiana, humor absurdo y coincidencias imposibles. Más allá de algunos momentos logrados aquí y allá, reina en Volver una cierta confusión respecto a qué se está contando y cómo.

En conferencia de prensa, el director dijo que el filme es "mi más profunda vuelta a las raíces". Escudado por la dupla Penélope Cruz y Carmen Maura, además de las actrices que completan el quinteto protagónico del filme, Almodóvar habló de su madre y de su infancia en La Mancha.

"He sentido en este filme una reconciliación con mi infancia —comentó—. Soy manchego, pero no militante. Mi infancia era como una etapa cerrada en mi vida y en las últimas dos películas me he detenido en ella. Aquí de manera más dulce, cálida y constructiva que en La mala educación.

"En el contexto de Cannes, nadie mencionó el tema del Príncipe de Asturias. Sí se habló, claro, de "las mujeres" de Pedro. "En Volver hablo de las mujeres que me rodeaban cuando era niño —explicó—. Me educaron las mujeres, a los hombres no los veía. Me crié escuchándolas hablar en los patios, acompañando a mi madre a lavar... Esa es mi auténtica formación dramática. Muchas de las mujeres que he escrito se basan en mi madre, mis hermanas y en el coro de sus vecinas.

"Respecto a la interpretación del tango que da título al filme, Almodóvar dijo: "Espero que los argentinos no se ofendan porque me haya metido con un tango tan gigantesco como ése, pero los tangos entran muy bien en ritmos flamencos y muchos cantantes jóvenes están cantando tangos por bulerías. El tango se mezcla muy bien con otras músicas y la cantante que lo hace es fantástica".

19 mayo 2006

Acaba "Will & Grace" tras ocho temporadas

El programa televisivo "Will & Grace" acabó el jueves por la noche, dando fin ocho temporadas con un final divertido y gratificante que ocurre 20 años en el futuro.

"¿Sabes que es divertido? No hemos cambiado nada", dijo un levemente canoso Will (Eric McCormack) a Grace (Debra Messing) y sus amigos Karen (Megan Mullally) y Jack (Sean Hayes), mientras brindaban por ellos mismos en un bar de Manhattan.

Por favor, no sigan leyendo si no quieren enterarse de los detalles.

Al final el homosexual y la joven heterosexual que se querían tanto sobrellevaron con éxito sus incompatibilidades, terminando unidos por el matrimonio: El del hijo de Will con la hija de Grace.

Al inicio del último capítulo de una hora, del programa de NBC, Will (en el presente) estaba cumpliendo su promesa de cuidar a Grace, quien estaba embarazada. El planeaba ayudarla a criar al hijo.

Pero luego, inesperadamente, llega Leo (Harry Connick, Jr.), ex esposo de Grace, desde Roma, para decirle que quería regresar con ella, y para su sorpresa el hijo que ella esperaba era de él.

Dos años después, Grace, Leo y su hija Lila estaban juntos y felices. Y Will y su pareja Vince (Bobby Cannavale) estaban al lado de su hijo Ben.

Pero Will y Grace no se habían hablado en esos dos años. Ellos estaban enojados, sintiendo que se habían abandonado el uno al otro.

Karen y Jack conspiran para juntarlos y lo logran. Pero luego las familias de Will y Grace se vuelven a separar.

Luego, 18 años después, Ben y Lila se conocen en la universidad. Se enamoran. Sus padres, Will y Grace, vuelven a juntarse nuevamente.

Karen y Jack viven felices a todo lujo, cuidando e intercambiando indirectas con Rosario (Shelley Morrison), empleada doméstica de Karen

18 mayo 2006

Ken Loach conmueve en Cannes con un drama sobre el conflicto irlandés

El realizador británico Ken Loach ha inaugurado la sección oficial del Festival de Cannes con 'The Wind that Shakes the Barley', un drama sobre las raíces del conflicto irlandés ambientado en 1920, un año después de que se declarara unilateralmente la independencia de la isla de Reino Unido.

Loach, conocido por su cine de denuncia siempre señalando allí donde otros prefieren no mirar, explicó la necesidad de explicar ese conflicto ahora debido a que se escuchan muchas noticias sobre lo que ocurre en Irlanda del Norte, pero se desconocen las raíces del enfrentamiento.

El cineasta, un asiduo del certamen francés, que ya le ha distinguido en dos ocasiones con el Premio del Jurado ('Hidden Agenda' y 'Raining Stones', ha querido llevar al cine precisamente ahora ese conflicto porque asegura que la ocupación de un país es un hecho que se repite en la historia y que siempre está ocurriendo.

En rueda de prensa Loach argumentó la actualidad del tema debido a "la ocupación ilegal" por parte de tropas británicas, en referencia a Irak. Para el cinesta lo más importante es el dolor, la brutalidad y la muerte que surge de esa situación

Junto con su inseparable aliado a la hora de forjar historias, el guionista Paul Laverty, Loach se centra en un grupo de voluntarios que en su lucha por una Irlanda libre se ven obligados a enfrentarse a sus propios hermanos o amigos.

'The Wind That Shakes the Barley', que fue bien recibida por la crítica, recoge en imágenes el conflicto entre violencia e idealismo, así como la brutalidad y la injusticia de los ocupantes, el enfrentamiento fratricida y sus consecuencias: muerte, dolor y sufrimiento.

Paul Laverty explicó que se sabe muy poco de las atrocidades cometidas por los grandes imperios como el español en América o el británico y sus "misiones civilizadoras" en países como India o Nigeria, entre otros.

"Ésta no es una película antibritánica", precisó el realizador, quien quiso dejar clara la diferencia entre los pueblos y sus gobernantes.

"No es el idealismo lo que conduce a la violencia, sino la oposición a la Justicia", añadió Loach quien insiste en que no se pierdan en la memoria las guerras fratricidas como lo denunció en 'Hidden Agenda', sobre el conflicto de Irlanda del Norte; en 'La Canción de Carla', con el conflicto en Nicaragua como telón de fondo o 'Tierra y Libertad', sobre la Guerra Civil española.

Loach, que abomina de las películas antibélicas que recurren al baño de sangre y las grandes explosiones para llamar la atención del espectador, consigue emocionar centrándose en las experiencias de grupo de voluntarios, casi todos ellos trabajadores y gente de escasos recursos.
Protagonizada por Cillian Murphy ('La joven de la perla'), Pédraic Delaney, Liam Cunningham y Orla Fitzgerald, entre otros, esta película coral no es la única muestra de cine político en la competición oficial.

La revolución china, escenario de 'Summer Palace'

Aparte de la sátira sobre el ex presidente italiano Silvio Berlusconi 'Il Caimano', de Nanni Moretti; 'Flanders', del francés Bruno Dumont; 'Indigènes', de Rachid Bouchareb o 'Crónica de una Fuga', de Israel Adrián Caetano, que se verán en los próximos días, este jueves se presentó 'Summer Palace', del chino Lou Ye.

Esta segunda cinta en la carrera por la Palma de Oro narra la relación de una pareja de estudiantes con la malograda revolución democrática de 1989 como telón de fondo.

Aunque aparece la referencia temporal y las imágenes de la plaza de Tiananmen, no se mencionan en ningún momento los acontecimientos políticos, una herida no cicatrizada de la reciente historia de China. La cinta se centra más en la compleja relación personal de los protagonistas y su evolución con los años.

La tercera película de Lou Ye supone la segunda visita del realizador nacido en Shanghai a Cannes, donde en 2003 presentó también en competición 'Purple Butterfly'.

La única película china en competición este año, que tuvo una acogida fría, se exhibió sin tener el permiso de las autoridades de Pekín para ser mostrada en el certamen. Si la película no recibe el permiso, es posible que sea retirada de la competición por la Palma de Oro y que no sea exhibida en China.

Este viernes se presenta en Cannes la primera de las cuatro películas de realizadores hispanos a concurso:
'Volver', de Pedro Almodóvar.