Para ganarse un Oscar, antes era requisito hacer de enfermo o discapacitado. Piense en Rainman o Mi pie izquierdo. Pero en esta versión la regla es hacer de gay. Las nominaciones de Secreto en la montaña, con vaqueros homosexuales; Capote, con el escritor-periodista gay, y Transamérica, sobre un transexual, confirman la tendencia. 2006 es, sin duda,un año rosa para Hollywood.
La fuerza del impacto casi le rompe la nariz a Jake Gyllenhaal. El joven actor estadounidense, quien interpreta al vaquero Jack Twist en Secreto en la montaña, recibió un carazo en la nariz y se quejó de dolor. Su partner de filmación, Heath Ledger, quien encarna al otro vaquero del cuento, Ennis Del Mar, se disculpó al instante. Parece que te besé muy fuerte. Lo siento, masculló Ledger, luego de una de las escenas más polémicas de Secreto en la montaña: un apasionado beso entre recios jóvenes que en la soledad de la montaña Brokeback, en Wyoming y donde cuidan ganado, desatan sus pasiones lejos del juicio de la sociedad americana de los años 60.
Con ocho nominaciones al Oscar en las categorías más importantes, Secreto en la montaña, de Ang Lee es la nueva sensación de la temporada de los Oscar, liderando las postulaciones de este año. Y este romance secreto y trágico, que los muestra a lo largo de 20 años, casados, con hijos y vidas paralelas aparentemente normales, ostenta además otro recórd: es la película con temática gay con más nominaciones desde las cinco que consiguó Filadelfia en 1993 (ganó dos estatuillas), con Tom Hanks haciendo de un profesional homosexual afectado de sida. O de las tres nominaciones que obtuvo en 1999 Los chicos no lloran, con Hilary Swank interpretando a Brandon Teena, un chico frágil y de pelo corto que esconde su verdadera identidad: la joven Teena Brandon, quien seduce a Lana (Chloë Sevigny) y finalmente resulta una víctima fatal de la homofobia.Incluso hay un antecedente más reciente: Monster, de 2003, con una postulación a mejor actriz que finalmente ganó Charlize Theron como la lesbiana asesina en serie Aileen Wuornos, rol para el que Theron se afeó y engordó.
Si Filadelfia, Los chicos no lloran o Monster eran casos aislados, pero relativamente exitosos a la hora de las nominaciones y premios, esta vez la homofobia ha cedido terreno. Y harto. Por lo menos en las montañas de Hollywood. Porque antes la disculpa para que una cinta gay fuera aceptada era cumplir con una serie de reglas no escritas: protagonista afeado y victimizado por una enfermedad, una golpiza o todas las anteriores. Es conocido que el Oscar premia ciertos patrones, incluso en personajes heterosexuales. Por ejemplo, Dustin Hoffman haciendo de autista en Rainman o Daniel Day Lewis de parapléjico en Mi pie izquierdo. Pero el espectro ahora se abre a una nueva tendencia: las historias con condimentos gays sin disculpas de por medio.
Y la cinta Secreto en la montaña no está sola a la hora de salir del closet. Capote, ostenta cinco de las nominaciones de más peso y su argumento lo amerita: Philip Seymour Hoffman se luce interpretando al genial y homosexual escritor y periodista Truman Capote. Y no se trata de la típica biografía, género que tiene su nicho reservado en la premiación. Acá vemos, por ejemplo, el afecto y atracción que siente Capote por uno de los asesinos que batió a una familia completa en Kansas, en 1959, material que luego daría forma a la afamada novela de no ficción del escritor, A sangre fría.
Fue un papel difícil por todos lados, en especial por la relación de Capote con el asesino Perry Smith, ha reconocido Seymour Hoffman sobre los retos de su rol, pero hace hincapie en un detalle no menor: la voz. Lograr hablar con esa aguda voz que tenía Capote fue lo más duro de todo, ha mencionado sobre un registro que lo tuvo revisando grabaciones y filmes de los años 50 de manera obsesiva.
Y no fue el único con el mismo problema. La actriz de la serie Desperate housewives, Felicity Huffman, tuvo que trabajar arduamente para que su voz sonara como la de un transexual (un hombre al que le falta sólo una operación para convertirse en mujer) en el filme Transamérica, y que ha logrado dos nominaciones. Obviamente una es para esta actriz quien, en un comienzo, se negó a interpretar a Bree: una mujer en un cuerpo de hombre que junta dinero para completar su cambio de sexo vía bisturí.
Cuando el director Duncan Tucker me ofreció el papel, le dije 'mejor búscate a un hombre para el rol. O a un travesti', recuerda Felicity, reacia a deteriorar su naciente fama gracias a la serie Desperates housewives. Pero finalmente aceptó usar un bulto entre las piernas (para graficar el único signo de masculinidad que le resta a su personaje), olvidar el maquillaje glamoroso de la serie de TV y, en la película, salir en busca de un hijo que no sabía que tenía durante sus años como hombre, un hijo convertido en un chico con problemas legales que tampoco sabe que su desconocido padre ahora es algo parecido a una madre.
Bree de Transamérica, al igual que Capote y los vaqueros gays de Secreto en la montaña, deben luchar contra los prejuicios y sus respectivos argumentos tienen la carga de la polémica. Algo que puede ayudar a la hora de conseguir premios. Soy un tipo tímido y me cuesta filmar las escenas de amor gay, dice el director Ang Lee (El tigre y el dragón) sobre la controversia de un material como sus vaqueros homosexuales. Pero no creo en la polémica gratuita. Si filmo escenas de amor, deben servir para que los personajes evolucionen, para que haya química en pantalla y se crea lo que intentamos contar. Y no sólo Ang Lee quería que le creyeran. Michelle Williams (Dawson's Creek) en la vida real la novia de Heath Ledger y quien hace de su esposa en la película, pidió que su esposo y Gyllenhaal repitieran un beso. Es que no les salía creíble, comentó la actriz con profesionalismo. Había que repetirlo nomás. Pero esta vez con cuidado, para evitar narices rotas
Y no fue el único con el mismo problema. La actriz de la serie Desperate housewives, Felicity Huffman, tuvo que trabajar arduamente para que su voz sonara como la de un transexual (un hombre al que le falta sólo una operación para convertirse en mujer) en el filme Transamérica, y que ha logrado dos nominaciones. Obviamente una es para esta actriz quien, en un comienzo, se negó a interpretar a Bree: una mujer en un cuerpo de hombre que junta dinero para completar su cambio de sexo vía bisturí.
Cuando el director Duncan Tucker me ofreció el papel, le dije 'mejor búscate a un hombre para el rol. O a un travesti', recuerda Felicity, reacia a deteriorar su naciente fama gracias a la serie Desperates housewives. Pero finalmente aceptó usar un bulto entre las piernas (para graficar el único signo de masculinidad que le resta a su personaje), olvidar el maquillaje glamoroso de la serie de TV y, en la película, salir en busca de un hijo que no sabía que tenía durante sus años como hombre, un hijo convertido en un chico con problemas legales que tampoco sabe que su desconocido padre ahora es algo parecido a una madre.
Bree de Transamérica, al igual que Capote y los vaqueros gays de Secreto en la montaña, deben luchar contra los prejuicios y sus respectivos argumentos tienen la carga de la polémica. Algo que puede ayudar a la hora de conseguir premios. Soy un tipo tímido y me cuesta filmar las escenas de amor gay, dice el director Ang Lee (El tigre y el dragón) sobre la controversia de un material como sus vaqueros homosexuales. Pero no creo en la polémica gratuita. Si filmo escenas de amor, deben servir para que los personajes evolucionen, para que haya química en pantalla y se crea lo que intentamos contar. Y no sólo Ang Lee quería que le creyeran. Michelle Williams (Dawson's Creek) en la vida real la novia de Heath Ledger y quien hace de su esposa en la película, pidió que su esposo y Gyllenhaal repitieran un beso. Es que no les salía creíble, comentó la actriz con profesionalismo. Había que repetirlo nomás. Pero esta vez con cuidado, para evitar narices rotas