
Con bastante más sorpresas que en el apartado cinematográfico, la entrega de los Globo de Oro no tuvo un gran ganador y dejó la impresión de haber contentado por igual a quienes reclaman para la entidad que agrupa a los corresponsales extranjeros en Hollywood la virtud de ser los primeros en distinguir a los nuevos talentos como a los que apuntan a recompensar a los favoritos del público.
Ambos elementos se confabularon para dar a Geena Davis el premio a la mejor actriz dramática por su papel en "Commander in Chief". La protagonista de "Thelma y Louise" se robó la noche con un discurso de aceptación en el que sostuvo que una niña, inspirada por su retrato de la primera mujer presidente de los Estados Unidos, le había tirado del ruedo del vestido diciendo que quería ser la primera mujer en ocupar la Casa Blanca. "¿Adorable, no? Sí, si hubiera ocurrido", declaró, afectando la emoción de tantos agradecimientos del Oscar, lo que hizo venir abajo al salón del Beverly Hilton, que también disfrutó de la "lotería de agradecimientos" del británico Hugh Laurie, ganador de una merecida estatuilla como mejor actor dramático por su retrato del gruñón doctor en "House".

"Empire Falls", el telefilm de HBO sobre la novela de Richard Russo, se llevó dos premios: el de mejor telefilm y el de mejor actor de reparto para Paul Newman. Sandra Oh -aquella de "Entre copas"- se llevó el de mejor actriz de reparto por su participación en "Grey´s Anatomy", mientras que otra cara conocida del cable, S. Epatha Merkenson (la teniente Van Buren de "La ley y el orden"), fue la mejor actriz en un telefilm por "Lackawanna Blues", mientras que Jonathan Rhys-Meyers (el de "Match Point") se quedó con el correspondiente a mejor actor por su retrato de Elvis Presley en el telefilm homónimo