02 enero 2006

Brokeback Mountain escandaliza a los Estados Unidos

Con sus dos vaqueros protagonizando una historia de amor bien universal y reconocible, Brokeback Mountain alimenta la esperanza de los defensores de la causa homosexual de que contribuirá a promover la tolerancia en los lugares más recónditos de los EE.UU.

La película “fue bien recibida en el estado de Wyoming –en el noroeste del país–, mucha gente se ha desplazado para ir a verla, tanto homosexuales como heterosexuales”, explica Curtis Mork, director de la asociación Wyoming Equality.

“Está hecha para gente que no sabe, muestra lo duro que es crecer en un lugar pequeño para gente que se enfrenta a su sexualidad”, dice Mork sobre este territorio, conocido como el “estado cow-boy” y en el que la película ha sido de momento exhibida sólo en forma ocasional. Esta región está poblada por ranchos y pequeños pueblos; y sirve de escenario a esta historia ambientada cuarenta años atrás.

Desde entonces, “las cosas han mejorado”, precisa Mork, cuya organización cuenta con 500 miembros y simpatizantes, aunque siguen produciéndose episodios menores de intolerancia. Como el que afectó a un vaquero de Lusk –de mil habitantes– que, cuando apareció la película, habló de su homosexualidad a un diario nacional, lo que le costó un incidente menor en un comercio del pueblo.

Con la popularidad que ha cobrado gracias a sus siete candidaturas a los Globos de Oro y los premios cosechados en la carrera a los Oscars del 5 de marzo, "Brokeback Mountain" devuelve la homosexualidad al primer plano usando la historia de dos personajes representativos de uno de los iconos del machismo estadounidense y sin omitir escenas de sexo. Para los críticos, su fuerza reside en que trata emociones que atañen a un público amplio. El director taiwanés Ang Lee insiste en que no quiso hacer una película militante.

Brokeback Mountain puede tener un gran impacto tanto en taquilla como en la cultura de los EE.UU. porque habla del amor entre dos hombres, pero sin centrarse demasiado en la cuestión. Es, más que eso, la historia de un amor secreto, de un adulterio”, dijo Gitesh Pandya, del sitio de crítica cinematográfica boxofficeguru.com.

Desde su estreno el 9 de diciembre, ha recibido buenas críticas y ha funcionado bien en taquilla, aunque su progresión dependerá de la de su difusión. Proyectada al principio en unas pocas salas, actualmente está presente en unas 30 ciudades y en enero llegará finalmente a Wyoming, donde ha sido proyectada ocasionalmente.

Frente a eso, los grupos conservadores y religiosos se muestran inusualmente tranquilos. Ni manifestaciones ante los cines, ni amenazas de boicot, como las suscitadas, por ejemplo, en 1997, cuando la actriz Ellen De Generes anunció en la televisión que era lesbiana. La cosa se ha limitado a unos pocas artículos airados, como el de Robert Knight, director de Women Concerned for America (Mujeres preocupadas por los EE.UU.), que escribió que "'Brokeback' es lo máximo en la guerra contra la moralidad liderada por Hollywood".

"Los homosexuales esperan que esta película 'cambiará las mentalidades'. Yo lo veo de otro modo. Si anima a un sólo chico un poco despistado a mantener una relación sexual con un hombre, entonces será un instrumento de perdición, no de apertura", agregó. Para Frank Rich, articulista de cultura del New York Times, la calma en los rangos conservadores se explica por "un rápido cambio de clima".

"Y yo predeciría que la gran cuestión 'hollywoodiana' que el diario Los Angeles Times llevaba en su portada –“¿Brokeback Mountain puede cambiar los EE.UU profundos? – tendrá como respuesta un gran ".