Películas como La joya de la familia son más interesantes para analizar cómo construye Hollywood a una familia norteamericana siglo XXI que como filme.
Historia navideña, de esas que reúnen a una familia grande en una casa igual de grande, y en la que sus miembros interactúan en variados cruces y revelan pequeñas tramas, la opera prima de Thomas Bezucha promete hacer algo original a partir de esa moderna familia tipo, pero pronto cae en las obviedades y recursos más trillados del subgénero, como si la mecánica social norteamericana pudiera cambiar pero no la forma en la que se la cuenta.
Lo original de La joya de la familia es la familia Stone, compuesta por unos padres muy liberales, con cinco hijos muy distintos entre sí, de los cuales el mayor,Everett (Dermot Mulroney) ha traído a casa a su nueva novia, Meredith (Sarah Jessica Parker), que es completamente opuesta al post-hippismo que impera en el hogar de los Stone.
Distante, fría, hipertensa, seria y profesional, la chica les cae feo a los Stones, especialmente a la madre (Diane Keaton), que no quiere que su hijo se case con ella, y a la rebelde hermana menor (la excelente y aquí desperdiciada Rachel McAdams), mientras que a los otros —el relajado que encarna Luke Wilson, especialmente— les resultan simpáticas sus excentricidades y sus patinadas.
La inversión del lugar común de este tipo de historias —que suelen enfrentar una familia tradicional con algún recién llegado diferente, moderno o, para ellos, excéntrico— es lo que le da su gracia e interés al filme, al menos durante la primera mitad.
Pero todo eso termina al promediar la película. De allí en adelante lo que queda es acercar diferencias (algo así como somos más parecidos de lo que pensamos, nosotros, los norteamericanos) mediante un uso muy poco apropiado de la comedia física (caídas, persecuciones, borracheras, tortazos), una situación familiar explotada para el lado del golpe bajo y una serie de cruces románticos que no tienen pie ni cabeza. Y que ni siquiera la aparición de una radiante Claire Danes (la hermana de Meredith que llega para ayudarla a lidiar con la situación) puede encaminar.
La joya... se encamina derechito hacia el árbol navideño como símbolo de la resolución de todos los conflictos, como si ese "oráculo" pudiera emparchar todas las diferencias de una sociedad dividida. El problema no es sólo ese, sino que la película, más que acercarse al árbol, se lo lleva por delante, y electrocuta de sensiblería a los espectadores
Historia navideña, de esas que reúnen a una familia grande en una casa igual de grande, y en la que sus miembros interactúan en variados cruces y revelan pequeñas tramas, la opera prima de Thomas Bezucha promete hacer algo original a partir de esa moderna familia tipo, pero pronto cae en las obviedades y recursos más trillados del subgénero, como si la mecánica social norteamericana pudiera cambiar pero no la forma en la que se la cuenta.
Lo original de La joya de la familia es la familia Stone, compuesta por unos padres muy liberales, con cinco hijos muy distintos entre sí, de los cuales el mayor,Everett (Dermot Mulroney) ha traído a casa a su nueva novia, Meredith (Sarah Jessica Parker), que es completamente opuesta al post-hippismo que impera en el hogar de los Stone.
Distante, fría, hipertensa, seria y profesional, la chica les cae feo a los Stones, especialmente a la madre (Diane Keaton), que no quiere que su hijo se case con ella, y a la rebelde hermana menor (la excelente y aquí desperdiciada Rachel McAdams), mientras que a los otros —el relajado que encarna Luke Wilson, especialmente— les resultan simpáticas sus excentricidades y sus patinadas.
La inversión del lugar común de este tipo de historias —que suelen enfrentar una familia tradicional con algún recién llegado diferente, moderno o, para ellos, excéntrico— es lo que le da su gracia e interés al filme, al menos durante la primera mitad.
Pero todo eso termina al promediar la película. De allí en adelante lo que queda es acercar diferencias (algo así como somos más parecidos de lo que pensamos, nosotros, los norteamericanos) mediante un uso muy poco apropiado de la comedia física (caídas, persecuciones, borracheras, tortazos), una situación familiar explotada para el lado del golpe bajo y una serie de cruces románticos que no tienen pie ni cabeza. Y que ni siquiera la aparición de una radiante Claire Danes (la hermana de Meredith que llega para ayudarla a lidiar con la situación) puede encaminar.
La joya... se encamina derechito hacia el árbol navideño como símbolo de la resolución de todos los conflictos, como si ese "oráculo" pudiera emparchar todas las diferencias de una sociedad dividida. El problema no es sólo ese, sino que la película, más que acercarse al árbol, se lo lleva por delante, y electrocuta de sensiblería a los espectadores