29 mayo 2008

"Sex and the City" llega al cine como comedia fácil y repleta de publicidad

El esperado filme de la serie "Sex and the City" llega a los cines como una comedia liviana, larga y colmada de publicidad de grandes firmas de la moda, donde las cuatro fantásticas transgresoras de la televisión sufren tanta ansiedad por las marcas como por encontrar el amor.

"Sex and the City", la serie de televisión que marcó hitos de audiencia para HBO entre 1998 y 2004 en Estados Unidos y que obtuvo una inmensa popularidad en el mundo, debe este fin de semana cumplir la proeza de convocar al gran público -entre ellos muchos hombres- a ver una historia de 2 horas y 20 minutos donde se caricaturiza la complicidad y desavenencias amorosas de las cuatro amigas.

La trama con diálogos sin tapujos sobre sexualidad entre las mujeres y ese perfil de mujer independiente que en varios países sacó el estigma de 'minusvalía' a las solteras mayores de 30 años, llega al celuloide reducida a una comedia de humor ligero, arrancando risas gracias a una escena escatológica, una mala palabra o un prejuicio sobre el agua "tercermundista".

"La gente ha estado esperando algún tiempo por ver a estas damas. Y cuando vean a estas chicas, van a ver un color y verán algunas nuevas ideas", dijo en referencia al vestuario el director de la película Michael Patrick King, productor ejecutivo y guionista de la serie de televisión.

Y es que la moda tiene un papel tan notorio en este filme que las primeras declaraciones del cineasta sobre la producción se refieren a este aspecto; por ello Patricia Field, diseñadora de vestuario de la cinta, la serie y de "El diablo se viste de Prada" (2006), es una portavoz más de la producción de esta historia del estudio New Line Cinema.

"Pat Field es indispensable. No hubiésemos podido continuar contando esta historia sin ella. Sus ideas, su transgresión de las reglas, es contagiosa", opinó Sarah Jessica Parker, protagonista y productora de la cinta que se cambió "unas 300 veces de ropa", según Field.

Hollywood cruza los dedos para que "Sex and the City" se gane la taquilla el fin de semana mientras se pregunta si la historia de estas heroínas de más de 40 años cubrirá el presupuesto de 65 millones de dólares en los primeros tres días en el mercado local.

Carrie, Samantha, Charlotte y Miranda vuelven cuatro años después encarnadas por las actrices de la popular serie: Sarah Jessica Parker (43 años), Kim Cattrall (51), Kristin Davis (43) y Cynthia Nixon (42).

Las edades de las protagonistas son la mayor transgresión del filme, considerando que Hollywood suele olvidar a las mujeres maduras o les reserva contados papeles de tercera edad.

Para Parker, "Nueva York es la quinta mujer de la historia. Realmente se convierte en un personaje de presencia, integral", opinó la actriz que sigue en el filme su amor tortuoso con "Mr. Big", personificado por el actor Chris Noth.

Al elenco se sumó como asistente de "Carrie" Jennifer Hudson, la ganadora de un Oscar en 2006 por su papel en "Dreamgirls", que también atraviesa la crisis de un desamor y busca al hombre de su vida con la misma angustia que le provoca una cartera de una costosa marca francesa.

La maquinaria publicitaria se activó igual que se apunta al público de "Harry Potter", pero dirigida a chicas audaces.

En Nueva York se agotó el "Tour Sex and The City" el viernes -día del estreno en Estados Unidos-, que incluye un cóctel "cosmopolitan" en un bar de moda en el "Meatpacking District".

En Los Angeles se acabaron las entradas a 60 dólares para asistir a proyecciones en el complejo de cines Arclight -aledaño a Hollywood-, con dos "Cosmos" o martinis, aperitivos y un sombrero fedora como obsequios.

En Las Vegas habrá un brindis en la tienda del diseñador de zapatos español Manolo Blahnik, cuyos tacos altos -cuasi el sexto personaje en la trama-, se venden de 500 a 2.500 dólares gracias al éxito de la serie.

La cartas están echadas para el cuarteto de mujeres alguna vez emancipadas que sueñan con el príncipe azul y una gran boda de velo y corona o un matrimonio hasta que la muerte los separe