El 22 de mayo se acaba la espera. "Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal" llega a las pantallas de todo el mundo y los fanáticos del arqueólogo interpretado por Harrison Ford por fin podrán saber cuál es la nueva aventura que sacó de su retiro a uno de los personajes más populares del cine.
Pistas de la trama hay. Se sabe que Jones esta vez se enfrenta a la KGB, que todos buscan las míticas calaveras de cristal que supuestamente otorgan poderes sobrenaturales, que Cate Blanchett interpreta a una ruda villana soviética y que Marion Ravenwood (Karen Allen), la ex novia de Indiana que aparece en "Los cazadores del arca perdida", la primera parte de la saga, vuelve. El resto son trascendidos: que Mutt Williams (Shia LaBeouf), el joven motociclista que acompaña a Indiana, es en realidad su hijo o que la historia está conectada con alienígenas son rumores que nadie en la producción ha querido confirmar. Lo que sí está claro es que Steven Spielberg ha hecho lo posible por mantener el secretismo, a pesar de que éste fue puesto en jaque cuando paparazzis captaron el año pasado imágenes de una filmación externa, cuando un extra contó detalles de la trama en un periódico de Oklahoma y cuando ladrones robaron computadores de la producción con valiosa información. Ni siquiera los encargados de marketing de Paramount, el estudio que produce, han podido ver la película, y mucho menos la prensa. Era tanta la paranoia de Spielberg para que no se filtrara información que, por ejemplo, a Shia LaBeouf le entregaron una copia del guión apenas unos días antes de empezar el rodaje, y si salía y tenía que dejar las hojas sin supervisión, debía llamar a un teléfono para que alguien viniera a retirarlo. Recién el 18 de mayo algunos privilegiados podrán adelantarse y verla cuando se estrene en el Festival de Cannes.
El proceso detrás de la esperada producción data de 1990, un año después del estreno de "La última cruzada". Cinco guionistas, incluyendo a M. Night Shyamalan ("Sexto sentido") y Frank Darabont ("Milagros inesperados"), intentaron armar la nueva historia. Pero Spielberg, Ford y George Lucas, productor y creador del personaje, habían acordado que cada uno tenía derecho de veto; es decir, bastaba con que uno rechazara el guión, para que no se hiciera. Hasta que en 2006, David Koepp ("Jurassic Park") entregó uno que dejó a los tres satisfechos.
El estilo de filmación también fue un tema de discusión entre los creativos, principalmente Lucas y Spielberg. Mientras el primero insistía en usar las nuevas tecnologías y filmar en digital, Spielberg prefirió ceñirse a su habitual estilo de usar máquinas de edición que datan de los años 20 y 50. A pesar de que el director ha sido pionero en introducir tecnologías digitales (la película que produjo en 1985 "El joven Sherlock Holmes" tiene la primera escena hecha por computación del cine), es anticuado a la hora de editar, y prefiere ir cortando las escenas de la cinta como se hacía cuando recién empezó en el negocio de Hollywood. Los antiguos amigos ni siquiera se han puesto de acuerdo en cómo recibirán los fans la película: Lucas cree que la odiarán por las altas expectativas que se han hecho, como le ocurrió con "La amenaza fantasma", mientras Spielberg cree que los seguidores quedarán satisfechos con la nueva historia.
Sin doble
Harrison Ford (65) se ríe de su edad: pidió que se incluyeran bromas al respecto en el guión y se preparó físicamente para hacer la mayoría de las escenas de riesgo. Su idea es que el público vea su cara "y no la espalda de un doble".
Pistas de la trama hay. Se sabe que Jones esta vez se enfrenta a la KGB, que todos buscan las míticas calaveras de cristal que supuestamente otorgan poderes sobrenaturales, que Cate Blanchett interpreta a una ruda villana soviética y que Marion Ravenwood (Karen Allen), la ex novia de Indiana que aparece en "Los cazadores del arca perdida", la primera parte de la saga, vuelve. El resto son trascendidos: que Mutt Williams (Shia LaBeouf), el joven motociclista que acompaña a Indiana, es en realidad su hijo o que la historia está conectada con alienígenas son rumores que nadie en la producción ha querido confirmar. Lo que sí está claro es que Steven Spielberg ha hecho lo posible por mantener el secretismo, a pesar de que éste fue puesto en jaque cuando paparazzis captaron el año pasado imágenes de una filmación externa, cuando un extra contó detalles de la trama en un periódico de Oklahoma y cuando ladrones robaron computadores de la producción con valiosa información. Ni siquiera los encargados de marketing de Paramount, el estudio que produce, han podido ver la película, y mucho menos la prensa. Era tanta la paranoia de Spielberg para que no se filtrara información que, por ejemplo, a Shia LaBeouf le entregaron una copia del guión apenas unos días antes de empezar el rodaje, y si salía y tenía que dejar las hojas sin supervisión, debía llamar a un teléfono para que alguien viniera a retirarlo. Recién el 18 de mayo algunos privilegiados podrán adelantarse y verla cuando se estrene en el Festival de Cannes.
El proceso detrás de la esperada producción data de 1990, un año después del estreno de "La última cruzada". Cinco guionistas, incluyendo a M. Night Shyamalan ("Sexto sentido") y Frank Darabont ("Milagros inesperados"), intentaron armar la nueva historia. Pero Spielberg, Ford y George Lucas, productor y creador del personaje, habían acordado que cada uno tenía derecho de veto; es decir, bastaba con que uno rechazara el guión, para que no se hiciera. Hasta que en 2006, David Koepp ("Jurassic Park") entregó uno que dejó a los tres satisfechos.
El estilo de filmación también fue un tema de discusión entre los creativos, principalmente Lucas y Spielberg. Mientras el primero insistía en usar las nuevas tecnologías y filmar en digital, Spielberg prefirió ceñirse a su habitual estilo de usar máquinas de edición que datan de los años 20 y 50. A pesar de que el director ha sido pionero en introducir tecnologías digitales (la película que produjo en 1985 "El joven Sherlock Holmes" tiene la primera escena hecha por computación del cine), es anticuado a la hora de editar, y prefiere ir cortando las escenas de la cinta como se hacía cuando recién empezó en el negocio de Hollywood. Los antiguos amigos ni siquiera se han puesto de acuerdo en cómo recibirán los fans la película: Lucas cree que la odiarán por las altas expectativas que se han hecho, como le ocurrió con "La amenaza fantasma", mientras Spielberg cree que los seguidores quedarán satisfechos con la nueva historia.
Sin doble
Harrison Ford (65) se ríe de su edad: pidió que se incluyeran bromas al respecto en el guión y se preparó físicamente para hacer la mayoría de las escenas de riesgo. Su idea es que el público vea su cara "y no la espalda de un doble".