21 mayo 2008

Día argentino en Cannes con Martel, el 'Che' y Pablo Agüero

Argentina tiene el papel protagonista este miércoles en Cannes con la presentación en competición oficial de 'La mujer sin cabeza' de Lucrecia Martel y, por la noche, de 'Che', filme dedicado a Ernesto Guevara del norteamericano Steven Soderbegh, mientras la Quincena de Realizadores descubrió 'Salamandra', ópera prima de Pablo Agüero.

Con 'La mujer sin cabeza', Lucrecia Martel introduce casi literalmente al espectador en el alma de una mujer que tras un accidente se ausenta mentalmente de sí misma y de su mundo familiar.

Después de un accidente de coche en el que atropelló algo (¿un perro? ¿una persona?), Verónica vive un proceso de ensimismamiento, no parece saber lo que le pasa, no reconoce a nadie, y se deja llevar por la rutina de su vida familiar.

Un día le cuenta a su marido que cree haber matado a alguien, pero en el lugar del accidente hay sólo un perro muerto. Las cosas vuelven a su curso normal, hasta que cerca del lugar se encuentra un cadáver.

Lucrecia Martel acompaña con una cámara muy próxima los movimientos y, sobre todo, los silencios de Verónica (sólidamente interpretada por María Onetto), y va descubriendo su medio familiar y social.

Pero más atrás, en segundo plano, Martel muestra el mundo que la rodea, cuya voz se pierde en el ruido de fondo de la banda sonora, que la directora sabe utilizar como nadie, haciendo de ella un elemento narrativo esencial.

La historia es mínima, en la trama prácticamente no ocurre nada, pero Lucrecia Martel muestra en ella que es una cineasta que escruta con una cámara sin concesiones a los seres humanos y a la sociedad.

Como en sus anteriores películas, 'La Ciénaga' (2001) y 'La niña santa' (2004), detrás de las historias individuales, Martel pinta una clase social. Juntas, las tres películas pueden verse como una pequeña comedia humana de la burguesía provincial argentina.

Lucrecia Martel quiso "construir la película como un proceso de pensamiento, no los hechos vistos por el personaje, sino sus emociones, la cabeza del personaje, el estado de ánimo en que se encuentra".

Aunque sucede en una época no precisada, 'La mujer sin cabeza' contiene sutiles elementos que remiten a la Argentina de los años 70.

"No quise situarla claramente en los años 70 porque no tiene que ver solamente con la dictadura. Los problemas que abordo siguen siendo ahora. La muerte y el olvido en torno a los crímenes tienen que ver con el pasado, pero también son hoy. La pobreza, el abismo de clases sociales siguen existiendo", explicó la directora.

'La mujer sin cabeza' tuvo una acogida fría en Cannes, donde en el primer pase para la prensa recibió aplausos, pero también algún silbido.

La directora reaccionó con filosofía a ese recibimiento, dada su "experiencia anterior". "Ya me pasó con 'La Ciénaga' en Berlín. Tuve críticas tremendas, que me hicieron caer lágrimas al leerlas. Con 'La niña santa' pasó lo mismo. Es evidente que mis películas no generan reacciones homogéneas", declaró.

El segundo filme en competición, 'Che', del estadounidense Steven Soderbergh, fresco de cuatro horas y media sobre la vida de Ernesto Guevara (interpretado por Benicio del Toro), será descubierto por la prensa, privada de pase matutino, al mismo tiempo que los invitados a la proyección de gala, por la noche.

Palma de Oro en 1989 por 'Sexo, mentiras y vídeo', Steven Soderbergh participa por tercera vez en Cannes con 'Che', película que el director deseó hacer porque estaba "fascinado" por "la vida digna de una novela de aventuras" del Che, de quien quiso mostrar "el proceso mediante el cual un hombre dotado de una voluntad indomable descubre su capacidad de inspirar" a otros hombres, según declara el director estadounidense en un texto entregado a la prensa.

En la Quincena de Realizadores, Canes descubrió otra película argentina, 'Salamandra', primer largometraje de Pablo Agüero, crónica de una infancia en exilio a través de la historia de un niño, trasladado de la ciudad a un rincón perdido de la Patagonia, El Bolsón, localidad en la que encuentran refugio post-hippies, iluminados y fugitivos de la justicia o de sí mismos.

En Una Cierta Mirada, se estrenó otra ópera prima de un director latinoamericano, la fascinante 'A festa da menina morta', del brasileño Matheus Natchtergaele, mientras en Cannes Classics se reponía una obra emblemática de la cinematografía sudamericana, 'Santa Sangre', realizada por el chileno Alejandro Jodorowsky en 1989