El cineasta portugués Manuel de Oliveira celebró su 100° aniversario y recibió la Palma de Oro por toda su carrera, en una ceremonia en la que el público del Gran Teatro Lumière se puso en pie tres veces para ovacionarlo.
La primera de ellas fue para recibir al artista en el escenario, tras el estreno del cortometraje "Un jour dans la vie de Manoël de Oliveira" ("Un día en la vida de Manoel de Oliveira"), realizado por el presidente del Festival, Gilles Jacob.
A sus cien años, que cumple el próximo 11 de diciembre, y en plena forma, apoyándose a veces en un elegante bastón, a menudo dejándolo colgado del brazo, el realizador subió al estrado para agradecer el premio, expresar lo emocionado que estaba y contar algunas anécdotas. Entre ellas la "pequeña confidencia" de que "creció a lo largo del siglo con el cine", pero "hoy supo que fue el cine el que le hizo crecer".
Celebró, asimismo, el recibir "finalmente" así, "de esta manera", la Palma de Oro del Festival, pues dijo que "no le gusta demasiado" la idea de competir contra otro compañero, ganar un premio "contra otro".
Al estar enmarcado el acto dentro de la VI Jornada de Europa en Cannes, entre la asistencia que le aplaudía se encontraba su compatriota y presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, la comisaria europea para la Sociedad de la Información y los Medios, Viviane Reding, y los ministros europeos de Cultura presentes en Cannes.
Oliveira, que pidió excusas por su mal francés, y que tenía un traductor de lujo al inglés, el delegado general del certamen, Thierry Frémaux, recibió el galardón de manos del actor Michel Piccoli.
Finalmente, antes de que se proyectase su primera película, el cortometraje "Douro, Faina Fluvia" (1931), el director de "Francisca" (1981) agradeció "a todos" su premio y dedicó un ovacionado "viva el cine".
Poco antes, el presidente del certamen la había dedicado un breve homenaje en el que subrayó que "en este caso", la entrega de la Palma de Oro correspondía a la admiración del Festival por la obra pero también por el ser humano que es Oliveira, de quien glosó su vitalidad, su ligereza y jovialidad, así como su talento y su "legendaria modestia".
Entre las últimas obras de este prolífico y celebrado realizador, invitado regular al Festival de Cannes -"uno de los más bellos aeropuertos del mundo para el cine", dijo hoy-, figuran "Cristovão Colombo. O enigma" (2007), "Belle Toujours" (2006), "Un Filme Falado" (2002) o "A Divina Comédia" (1991).
La primera de ellas fue para recibir al artista en el escenario, tras el estreno del cortometraje "Un jour dans la vie de Manoël de Oliveira" ("Un día en la vida de Manoel de Oliveira"), realizado por el presidente del Festival, Gilles Jacob.
A sus cien años, que cumple el próximo 11 de diciembre, y en plena forma, apoyándose a veces en un elegante bastón, a menudo dejándolo colgado del brazo, el realizador subió al estrado para agradecer el premio, expresar lo emocionado que estaba y contar algunas anécdotas. Entre ellas la "pequeña confidencia" de que "creció a lo largo del siglo con el cine", pero "hoy supo que fue el cine el que le hizo crecer".
Celebró, asimismo, el recibir "finalmente" así, "de esta manera", la Palma de Oro del Festival, pues dijo que "no le gusta demasiado" la idea de competir contra otro compañero, ganar un premio "contra otro".
Al estar enmarcado el acto dentro de la VI Jornada de Europa en Cannes, entre la asistencia que le aplaudía se encontraba su compatriota y presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, la comisaria europea para la Sociedad de la Información y los Medios, Viviane Reding, y los ministros europeos de Cultura presentes en Cannes.
Oliveira, que pidió excusas por su mal francés, y que tenía un traductor de lujo al inglés, el delegado general del certamen, Thierry Frémaux, recibió el galardón de manos del actor Michel Piccoli.
Finalmente, antes de que se proyectase su primera película, el cortometraje "Douro, Faina Fluvia" (1931), el director de "Francisca" (1981) agradeció "a todos" su premio y dedicó un ovacionado "viva el cine".
Poco antes, el presidente del certamen la había dedicado un breve homenaje en el que subrayó que "en este caso", la entrega de la Palma de Oro correspondía a la admiración del Festival por la obra pero también por el ser humano que es Oliveira, de quien glosó su vitalidad, su ligereza y jovialidad, así como su talento y su "legendaria modestia".
Entre las últimas obras de este prolífico y celebrado realizador, invitado regular al Festival de Cannes -"uno de los más bellos aeropuertos del mundo para el cine", dijo hoy-, figuran "Cristovão Colombo. O enigma" (2007), "Belle Toujours" (2006), "Un Filme Falado" (2002) o "A Divina Comédia" (1991).