13 octubre 2005

VERONICA MARS....

Los veinte minutos del primer episodio de "Veronica Mars" (emitido el 22 de septiembre de 2004 por la cadena UPN) descubrimos:
a) que Duncan Kane, el novio de nuestra heroína, proviene de una familia que se hizo billonaria gracias a la compañía de Steaming Video de su papá;
b) que la mejor amiga de Veronica es la hermana de Duncan, Lilly (Amanda Seyfried, la inolvidable Karen de "Chicas malas");
c) que alguien le abre la cabeza a Lilly una noche en su piscina, para luego grabarlo en vídeo... gracias a la tecnología Streaming.


Y de todo esto nos enteramos por medio de flashbacks, ya que la acción de la serie transcurre un año después del asesinato de Lilly, después de que el padre de Veronica (que, no por nada, era el sheriff local) intentara acusar al señor Kane de la muerte de su hija, después de que Veronica fuera repudiada por sus amigos patucos y abandonada por su novio, después de que la protagonista cayera en desgracia en su inclemente instituto, después de que ella y su padre se metieran a detectives privados.

Eso es, a grandes rasgos, lo que ocurre en el portentoso piloto de Veronica Mars, el auténtico sleeper televisivo del año pasado: a partir de ahí, la cosa no deja de ponerse más interesante en cada capítulo. Como si de un cruce entre "Buffy" y "Twin Peaks" se tratase, esta serie (creada por Rob Thomas) nos sumerge en el lado oscuro de la Norteamérica de los barrios residenciales y los adolescentes forrados, con una precisión atmosférica heredada de películas como "American Beauty" o "Donnie Darko". En cierto sentido, esa Lilly con el cráneo abierto que se le aparece a Veronica en unas memorables secuencias oníricas podría funcionar como metáfora del tono de esta serie, además de como el eco más logrado y perturbador de aquella Laura Palmer envuelta en plástico que ya forma parte del imaginario colectivo teláfago.

No obstante, "Veronica Mars" sabe pasar la poesía malsana de David Lynch por el filtro de la ficción teenager, creando un minucioso microcosmos de pesadilla, el Instituto Neptune, que se diría reflejo a pequeña escala de la feroz diferencia de clases que impera en todo el pueblo: como señala Veronica (interpretada por una enmudecedora Kristen Bell) en uno de los primeros episodios, si vives en Neptune es que eres millonario o tus padres trabajan para un millonario (lo que, en el instituto, se traduce en sentarte en la mesa de los triunfadores o sentarte en una mesa tú solo). Absolutamente impecable tanto a nivel visual como narrativo, Veronica Mars no sólo es la serie del momento, sino que también nos revela a Rob Thomas como uno de los pocos creadores televisivos (junto con J.J. Abrahams y Damon Lindelof) capaces de llenar el vacío que nos ha dejado el hasta ahora insuperable Joss Whedon.

Otro punto a su favor es el soundtrack, la serie inicia con “We used to be friends” de los Dandy Warhols, que mas se puede pedir.