Robbie Williams es un tipo popular. Y no lo es por una campaña publicitaria o porque venga de una familia célebre. Su fama radica simplemente en su personalidad, en la naturalidad que demuestra frente a las multitudes y en ese aire de chico marginal astuto. Gracias a ese carácter pudo sobresalir en su ex banda Take That y luego abrirse paso como solista para transformarse en una estrella absoluta.
Williams, en cambio, está concentrado en cosas mayores, como ocupar el trono del pop tras la decadencia de Michael Jackson y promover su último trabajo, "Intensive care", que fue presentado el pasado 11 de octubre en Berlín.
Con el mundo a sus pies y más de 35 millones de discos vendidos, el cantante se radicó en Los Angeles, Estados Unidos, para grabar su sexto álbum de estudio, junto al músico Stephen Duffy (ex Duran Duran y The Lilac Time).
Por ser su primer trabajo sin la tradicional colaboración de Guy Chamber, con quien Robbie compuso sus mayores éxitos, "Intensive care" asomaba como una incógnita y muchos apostaban a que sería sólo una repetición de la fórmula del multiplatino "Escapology", editado el 2002.
Sin embargo, el músico, en vez de insistir con más de lo mismo, produjo esta vez un magnífico disco de rock-pop, sin canciones de relleno y demostrando que su nueva sociedad con Duffy fue un verdadero acierto.
En esta producción, Williams hace un ágil repaso del pop británico de las últimas dos décadas. Son 12 canciones, en las que abundan las evocaciones a Bowie, The Smiths, Orange Juice, bandas y solistas que el cantante escuchaba en su adolescencia. "Definitivamente han sido una influencia. Quise escribir canciones que pudieran romper el corazón de alguien en 15 o 20 años más, y darles el mismo sentido de nostalgia que mis canciones favoritas me dieron", afirmó en su sitio oficial de internet.
Excepto por "Ghosts", la primera canción del disco, el resto es decididamente sólido. Con "Intensive care", Robbie Williams no inventa un nuevo pop, pero logra imprimirle su propio carácter, plasmado en temas como "Spread your wings", "Advertising space", "Your gay friend" y "A place to crash", donde se entrecruzan el Elton John de los 70 con The Rolling Stones.
Williams, en cambio, está concentrado en cosas mayores, como ocupar el trono del pop tras la decadencia de Michael Jackson y promover su último trabajo, "Intensive care", que fue presentado el pasado 11 de octubre en Berlín.
Con el mundo a sus pies y más de 35 millones de discos vendidos, el cantante se radicó en Los Angeles, Estados Unidos, para grabar su sexto álbum de estudio, junto al músico Stephen Duffy (ex Duran Duran y The Lilac Time).
Por ser su primer trabajo sin la tradicional colaboración de Guy Chamber, con quien Robbie compuso sus mayores éxitos, "Intensive care" asomaba como una incógnita y muchos apostaban a que sería sólo una repetición de la fórmula del multiplatino "Escapology", editado el 2002.
Sin embargo, el músico, en vez de insistir con más de lo mismo, produjo esta vez un magnífico disco de rock-pop, sin canciones de relleno y demostrando que su nueva sociedad con Duffy fue un verdadero acierto.
En esta producción, Williams hace un ágil repaso del pop británico de las últimas dos décadas. Son 12 canciones, en las que abundan las evocaciones a Bowie, The Smiths, Orange Juice, bandas y solistas que el cantante escuchaba en su adolescencia. "Definitivamente han sido una influencia. Quise escribir canciones que pudieran romper el corazón de alguien en 15 o 20 años más, y darles el mismo sentido de nostalgia que mis canciones favoritas me dieron", afirmó en su sitio oficial de internet.
Excepto por "Ghosts", la primera canción del disco, el resto es decididamente sólido. Con "Intensive care", Robbie Williams no inventa un nuevo pop, pero logra imprimirle su propio carácter, plasmado en temas como "Spread your wings", "Advertising space", "Your gay friend" y "A place to crash", donde se entrecruzan el Elton John de los 70 con The Rolling Stones.