09 setiembre 2005

MEIRELLES PRESENTA "THE CONSTANT GARDENER" EN VENECIA

El director brasileño Fernando Meirelles, que compite en Venecia bajo la bandera del Reino Unido, Kenia y Alemania, denuncia con su película 'The Constant Gardener', basada en una novela de John Le Carré, los horrores y los experimentos en África de las multinacionales farmacéuticas.

"Las casas farmacéuticas son como la industria de armas", sostiene uno de los personajes del filme de Meirelles, premiado autor por 'La ciudad de Dios' (2002), que marcó con su estilo y ritmo la coproducción.

"Meirelles impregnó el filme de su visión tercermundista. Incluir la vida de las 'favelas' de Nairobi en una intriga internacional en medio de una historia de amor fue una idea genial", declaró el actor Ralph Fiennes, protagonista de la película.

La brutal muerte de Tessa (Rachel Weisz), la esposa de un discreto diplomático inglés en Kenia, conduce al funcionario, apasionado jardinero, a descubrir el profundo amor por su mujer así como las secretas actividades que ella desempeñaba como activista y defensora de África.

Asesinada junto con el médico local, el diplomático se niega a aceptar de que se trate de un caso de infidelidad como sostiene la versión oficial.

Indignado por las insinuaciones, inicia un largo recorrido para descubrir que en realidad fue acribillada por orden de la industria farmacéutica que experimentaba nuevas medicinas contra el sida en humanos.

"Los crímenes de las industrias farmacéuticas son tremendos, pero no creo que vayan a protestar por el filme, me darían sólo publicidad", aseguró el cineasta.

"Queríamos denunciar el hecho de que usan a los africanos para sus experimentos así como el alto coste de las medicinas y la protección que gozan de los gobiernos", añadió.

La película, que entra en los barrios pobres de la capital africana, mezcla imágenes bellísimas de desiertos, cañones y sabanas rojizas, tiene una banda sonora con ritmos musicales especiales, compuesta por el español Alberto Iglesias, conocido por su colaboración con Pedro Almodóvar.

Igualmente muestra la impotencia de la ayuda humanitaria internacional ante la avidez de los poderosos y resulta una petición política para que el mundo ayude a la población de África, víctima inocente.

"No soy un militante, soy un idealista, y por eso creo en el poder del cine. En el pasado participé en misiones de Unicef en Congo y Uganda para sensibilizar a la población sobre el sida, viajes que me hicieron entender que las cosas deben cambiar", confesó Fiennes.