Y claro, grita como Dios manda cuando cae en manos del monito.
¿Los gritos eran tuyos?
Sí, por supuesto que lo eran.
Tus gritos se ponen cada día mejor.
¿A medida que me pongo más vieja? (risas) En El Aro gritaba bastante, también en el final de El camino de los sueños. La mayor parte de los gritos se incluyó en la posproducción. Prácticamente toda la película se hizo sin sonido directo porque en el set había muchas máquinas en funcionamiento —máquinas de viento, máquinas de olas— y estaba la voz de Peter dándonos instrucciones sobre la escena. Por eso, todo el tiempo teníamos que volver atrás y repetir cada línea de texto porque no ves ante qué estás reaccionando realmente.
¿Qué te ayudó a "gritar"...?
Té caliente, miel, limón, mucha respiración profunda. La cosa es que todo el mundo piensa que hay un arte del grito y en realidad no lo hay. Sólo tienes que largar todo, anular la conciencia de vos mismo y conectarte con lo que te pasa. Todo el mundo puede gritar. No hay ningún truco en esto.
¿Qué importancia tuvo poder conocer a Fay Wray, que trabajó en el filme de 1933?
Fue importante porque ella creó e inmortalizó este papel. Lo hizo tan bien. Hablamos un poco, yo tenía miles de preguntas en la cabeza. Al empezar la reunión, Peter Jackson me presentó: "Esta es Naomi Watts, mi Ann Darrow". Y ella saltó: "Vos no sos Ann Darrow. Ann Darrow soy yo". De modo que está muy aferrada a ese personaje. Pero, por supuesto, su comentario era en broma. Luego comimos y en un momento me miró de arriba a abajo y me susurró al oído: "Anne Darrow tiene buenas curvas". Así me hizo sentir como si tuviera su aprobación. Al despedirse me dijo con generosidad: "Todo es una broma. Anne Darrow te pertenece. Anda, hazlo bien y divertite. Buena suerte".
¿Hiciste expresión corporal?
No, los bailes ante Kong son míos pero no las acrobacias ni los saltos. ¡No puedo ni tirar dos piedras al aire al mismo tiempo!
Se te ve muy bien en la película...
Todos tenemos nuestros momentos de vanidad. He hecho películas en las cuales me encantó tener pechos gigantescos. Y Peter Jackson usó una maravillosa iluminación y buenos efectos especiales y Dios sabe qué más. No me siento muy cómoda viéndome desnuda. Pero hicieron cosas muy buenas con los efectos especiales (risas). Pero también hice una película, Ellie Parker donde tenía la cámara acá, nada de maquillaje y nada de iluminación, y me veo horrenda. Hago cualquier cosa que requiera el papel. Hace un minuto alguien me decía algo que es cierto: en la película hay más primeros planos de lo que se ha visto en años en el cine. No lo sabía.
¿No temes que todo esto sea pasajero?
Nada es para siempre, ni lo bueno ni lo malo.
¿Sos consciente de que esta película te va a dar mucha popularidad?
Me hubiera encantado que sucediera antes en mi carrera. Es un poco tarde, pero igual lo aprecio. Tampoco estoy casada ni tengo hijos, que pude tener a los treinta años. La mayor parte de mi vida la he pasado luchando y por eso Anne es tan cercana a mí. Porque tiene que enfrentar retos día a día.
Naomi acaba de llegar a Nueva York proviniente de Shanghai, donde rodó The Painted Veil1. "La terminé dos semanas antes de venir aquí. Fue genial estar en China. Es una película muy distinta de King Kong, hay mucho diálogo, ocho o diez páginas de escenas de diálogo corrido. Es una historia de amor, con Edward Norton.
¿Qué fue lo más difícil de rodar en "Kong"?
Estar cabeza abajo fue lo más difícil de la película. Siempre me consideré una persona deportista pero... Constantemente había hombres vestidos de azul que "sostenían" la mano de Kong o la cola de un dinosaurio que me pasaba por al lado.
¿Hubo algún momento de peligro?
¿Te refieres al aspecto físico? Sufrí una caída que fue bastante fea. Fue el momento en que me persigue un Tiranosaurio Rex y me caí de espaldas dentro de una zanja. Me lastimé el cuello y las piernas. Cuando llegué al fondo, no me podía mover. Pensé lo peor. Fue un momento de mucho miedo.
En "King Kong" la belleza seduce y domina a la bestia. ¿Cuánto utilizás en tu vida tu belleza como un arma?
La belleza tiene un lado negativo y otro positivo. Nunca he pensado que yo sea una gran belleza. Pero he visto a mucha gente aprovecharse de sus atractivos físicos para conseguir lo que quiere. Y la he visto también sufrir las consecuencias.
No ha de ser, claro, su caso