Convertir un clásico en una aventura épica es una hazaña que Peter Jackson parecía ser el más indicado para hacer. Su adoración por el King Kong del año 1933 lo llevó a cumplir un sueño infantil y realizar uno de los remakes más esperados. Aunque todavía está por verse si logrará saltar al número uno de la taquilla, cuando la película sea estrenada el 15 de diciembre, la nueva obra del director de "El señor de los anillos" calentó el frío invierno neoyorkino, ansioso por producciones espectaculares.
Gracias a Jackson, "King Kong", que ya había sufrido un desestimado remake en 1976, vuelve a encontrarse con su original. Situado en la misma época de la depresión económica, la conocida historia de amor entre la bella y la bestia, esta vez sufre dos cambios radicales: una extensión de hasta tres horas y una visualidad marcada por la magia de los efectos especiales que tanta fama le han valido a la productora neozelandesa Weta.
El carismático Jack Black encarna a Carl Danham, un ambicioso cineasta, inspirado en la figura de Orson Welles, que embauca a un grupo de personas en un viaje a la misteriosa Isla Skull. Entre los tripulantes se encuentra Ann Darrow (Naomi Watts), una actriz muerta de hambre que sólo se anima a participar al enterarse de que el dramaturgo Jack Driscoll (Adrien Brody) es parte del proyecto.
Al llegar a la isla, la leyenda se hace realidad y la imaginación de Jackson alcanza sus máximas luces, provocando asombro con casi dos horas de terror fantástico y toques gore, que culminan con la captura de Kong.
Dinosaurios, cangrejos, murciélagos y reptiles prehistóricos son recreados con un realismo escalofriante y creíble, en un homenaje cinéfilo a estética clásica propia de las películas B.
Kong tampoco es una mera creación virtual. Además de ser un gorila reconocible en gestos y actitudes, está viejo. Su cuerpo tiene cicatrices y es el último sobreviviente de su especie. Dentro de su colosal cuerpo, se esconde un alma nostálgica y solitaria. Como si fuera poco, por primera vez en su vida se ha sentido conectado con un ser humano. Ann, joven y bella, es gracias a Naomi Watts también una mujer compleja, que ve reflejada en la bestia su propio desamparo. Su amor va creciendo bajo esta aura espiritual (y no sexual como en el remake de 1976).
En la última hora de la cinta, Nueva York, recreada en un set en Nueva Zelandia y en 3 D, se convierte en un escenario de acción menos delirante que la isla.
De antología es la nueva escena de Jackson en la laguna congelada de Central Park, el único pulmón verde de la selva de cemento. Lo que viene después es conocido. Kong alcanza la cumbre del Empire State, cuestionando el concepto de civilización. Al final, mientras el gentío observa el cadáver de Kong, y siguiendo el guión orginal, Jack Black pronuncia una frase: "No fueron los aviones... Fue la bella que mató a la bestia".
BACKSTAGE
FANÁTICOS
Peter Jackson no es el único fan de "King Kong". Ayer, desde tempranas horas de la madrugada y con nieve, más de 500 neoyorkinos rodearon una manzana entera del Upper West Side para conseguir ver en exclusiva a las 9:00 horas, una première de "King Kong". Las entradas, distribuidas gratuitamente, daban derecho a pop corn, bebidas y agua. Entre los fans había oficinistas que se arrancaron de su trabajo, adolescentes, viejitos, periodistas y cinéfilos.
MARKETING
Se acerca la fecha del estreno en Nueva York, el 1 de diciembre, y crece la campaña de marketing de Universal. Con un total de US$ 40 millones invertidos, el banco Chase Manhattan lanzó su nueva tarjeta de crédito y la Lotería oficial de Nueva York agregó a su habitual concurso un gordo de US$ 50 millones. El premio será entregado en el piso 86 del Empire State.
FLACO
Anoche fue la premièrede "King Kong" y Peter Jackson lució su baja de peso entre selectos invitados. Entre ellos, George Lucas, Donald Trump, Marta Stewart y el actor Andy Sarkis, que sirvió como referencia para la animación de King Kong.
Gracias a Jackson, "King Kong", que ya había sufrido un desestimado remake en 1976, vuelve a encontrarse con su original. Situado en la misma época de la depresión económica, la conocida historia de amor entre la bella y la bestia, esta vez sufre dos cambios radicales: una extensión de hasta tres horas y una visualidad marcada por la magia de los efectos especiales que tanta fama le han valido a la productora neozelandesa Weta.
El carismático Jack Black encarna a Carl Danham, un ambicioso cineasta, inspirado en la figura de Orson Welles, que embauca a un grupo de personas en un viaje a la misteriosa Isla Skull. Entre los tripulantes se encuentra Ann Darrow (Naomi Watts), una actriz muerta de hambre que sólo se anima a participar al enterarse de que el dramaturgo Jack Driscoll (Adrien Brody) es parte del proyecto.
Al llegar a la isla, la leyenda se hace realidad y la imaginación de Jackson alcanza sus máximas luces, provocando asombro con casi dos horas de terror fantástico y toques gore, que culminan con la captura de Kong.
Dinosaurios, cangrejos, murciélagos y reptiles prehistóricos son recreados con un realismo escalofriante y creíble, en un homenaje cinéfilo a estética clásica propia de las películas B.
Kong tampoco es una mera creación virtual. Además de ser un gorila reconocible en gestos y actitudes, está viejo. Su cuerpo tiene cicatrices y es el último sobreviviente de su especie. Dentro de su colosal cuerpo, se esconde un alma nostálgica y solitaria. Como si fuera poco, por primera vez en su vida se ha sentido conectado con un ser humano. Ann, joven y bella, es gracias a Naomi Watts también una mujer compleja, que ve reflejada en la bestia su propio desamparo. Su amor va creciendo bajo esta aura espiritual (y no sexual como en el remake de 1976).
En la última hora de la cinta, Nueva York, recreada en un set en Nueva Zelandia y en 3 D, se convierte en un escenario de acción menos delirante que la isla.
De antología es la nueva escena de Jackson en la laguna congelada de Central Park, el único pulmón verde de la selva de cemento. Lo que viene después es conocido. Kong alcanza la cumbre del Empire State, cuestionando el concepto de civilización. Al final, mientras el gentío observa el cadáver de Kong, y siguiendo el guión orginal, Jack Black pronuncia una frase: "No fueron los aviones... Fue la bella que mató a la bestia".
BACKSTAGE
FANÁTICOS
Peter Jackson no es el único fan de "King Kong". Ayer, desde tempranas horas de la madrugada y con nieve, más de 500 neoyorkinos rodearon una manzana entera del Upper West Side para conseguir ver en exclusiva a las 9:00 horas, una première de "King Kong". Las entradas, distribuidas gratuitamente, daban derecho a pop corn, bebidas y agua. Entre los fans había oficinistas que se arrancaron de su trabajo, adolescentes, viejitos, periodistas y cinéfilos.
MARKETING
Se acerca la fecha del estreno en Nueva York, el 1 de diciembre, y crece la campaña de marketing de Universal. Con un total de US$ 40 millones invertidos, el banco Chase Manhattan lanzó su nueva tarjeta de crédito y la Lotería oficial de Nueva York agregó a su habitual concurso un gordo de US$ 50 millones. El premio será entregado en el piso 86 del Empire State.
FLACO
Anoche fue la premièrede "King Kong" y Peter Jackson lució su baja de peso entre selectos invitados. Entre ellos, George Lucas, Donald Trump, Marta Stewart y el actor Andy Sarkis, que sirvió como referencia para la animación de King Kong.