Cualquiera que haya visto a la actriz Tilda Swinton sabe que ella no es completamente de este mundo. Su piel blanca fantasmal, su figura alargada y sus ojos de un verde enceguecedor hacen de ella la mujer perfecta para aterrar a toda una generación de niños como la Bruja Blanca, en "Crónicas de Narnia".
La actriz de 45 años, intérprete del maligno personaje de C.S. Lewis en "Crónicas de Narnia", fue campeona de atletismo en West Heath, la escuela a la que asistía con Diana Spencer, con quien siguió siendo amiga hasta el matrimonio con el príncipe de Gales en 1981.
Pasó dos años trabajando con niños en Kenya, luego estudió ciencias sociales y políticas en Cambridge y se unió al Partido Comunista, del que sigue siendo miembro pese a que no existe en Gran Bretaña. "Ponlo de esta forma: nunca abandoné el partido".
Fue aceptada por la Royal Shakespeare Company. Pese a todo lo que sueñan las actrices con entrar en ella, para Tilda no fue la tierra prometida. "Salí tan pronto como pude, y mi vida sólo ha mejorado desde entonces", dice desdeñosamente. Sólo duró una temporada, aduciendo que la compañía trataba mal a los actores.
Swinton se sumergió por muchos años en el mundo de los filmes independientes antes de ser la líder de una comunidad hippie que seduce a Leonardo DiCaprio en "La Playa". Probó que podía pasar sin esfuerzo del cine arte a las películas masivas, al aparecer en "Vanilla sky" junto a Tom Cruise y "El ladrón de orquídeas" con Nicolas Cage. Además interpretó a Gabriel en el filme de Keanu Reeves "Constantine".
Para aquellos que critican que es una carrera un tanto errática, ella responde con rapidez: "Ése es todo el asunto. No hay una carrera". No es lo único en ella que desconcierta: sus entrevistadores la encuentran ácida y cortante, o cálida y reflexiva. Los fotógrafos han notado que nunca pueden capturar dos veces la misma imagen de ella, incluso en cosa de segundos.
Tal vez sea el camuflaje que le viene de pertenecer a una distinguida familia militar que proviene de Escocia. Bautizada como Matilda, ella nació en Londres. Junto a sus tres hermanos llevaron una vida errante debido a las destinaciones militares de su padre antes de volver a Escocia, estableciéndose definitivamente. Hoy, en su refugio escocés junto a su pareja, el dramaturgo John Byrne, ha eliminado la televisión después de que les advirtieran que eso podría perjudicar a sus gemelos, Xavier y Honor. Tal vez no sabían que la madre, una ex adicta confesa a la televisión, es también una fanática secreta del rock pesado de Marilyn Manson.
También ha desarrollado un gusto por actuar de hombre, como hizo en "Orlando", de Sally Potter. "Lo que me interesa es lo que tenemos en común, las similitudes más que las diferencias", explica, mientras admite que "hablar de androginia me preocupa". Sin embargo, por años ella ha sido una musa para Viktor & Rolf, los diseñadores daneses famosos por sus tenidas andróginas. Luego en el 2001 presentó "The Deep End" donde interpretó a una madre angustiada por proteger a su hijo.
Los admiradores de Tilda predicen que su papel como Bruja Blanca la catapultará por fin a la fama, pero ella espera lo contrario: "Me tranquiliza la idea de que los niños que vean esta película me evitarán por el resto de mi vida".
La bruja y la crítica
"No sé si la Bruja Blanca es una representación de Satanás, pero Tilda Swinton interpreta el papel como si no hubiera descartado la posibilidad".
Roger Ebert, "Chicago Tribune".
"Su figura de estatua y esa presencia de otro mundo están sublimes aquí".
Peter Bradshaw, "The Guardian".
"Tilda Swinton es una representación prístina del mal, tal como el espectro del nazismo que fuerza a los niños Pevensie a salir de Londres".
Stella Papamichael, "BBC".
La actriz de 45 años, intérprete del maligno personaje de C.S. Lewis en "Crónicas de Narnia", fue campeona de atletismo en West Heath, la escuela a la que asistía con Diana Spencer, con quien siguió siendo amiga hasta el matrimonio con el príncipe de Gales en 1981.
Pasó dos años trabajando con niños en Kenya, luego estudió ciencias sociales y políticas en Cambridge y se unió al Partido Comunista, del que sigue siendo miembro pese a que no existe en Gran Bretaña. "Ponlo de esta forma: nunca abandoné el partido".
Fue aceptada por la Royal Shakespeare Company. Pese a todo lo que sueñan las actrices con entrar en ella, para Tilda no fue la tierra prometida. "Salí tan pronto como pude, y mi vida sólo ha mejorado desde entonces", dice desdeñosamente. Sólo duró una temporada, aduciendo que la compañía trataba mal a los actores.
Swinton se sumergió por muchos años en el mundo de los filmes independientes antes de ser la líder de una comunidad hippie que seduce a Leonardo DiCaprio en "La Playa". Probó que podía pasar sin esfuerzo del cine arte a las películas masivas, al aparecer en "Vanilla sky" junto a Tom Cruise y "El ladrón de orquídeas" con Nicolas Cage. Además interpretó a Gabriel en el filme de Keanu Reeves "Constantine".
Para aquellos que critican que es una carrera un tanto errática, ella responde con rapidez: "Ése es todo el asunto. No hay una carrera". No es lo único en ella que desconcierta: sus entrevistadores la encuentran ácida y cortante, o cálida y reflexiva. Los fotógrafos han notado que nunca pueden capturar dos veces la misma imagen de ella, incluso en cosa de segundos.
Tal vez sea el camuflaje que le viene de pertenecer a una distinguida familia militar que proviene de Escocia. Bautizada como Matilda, ella nació en Londres. Junto a sus tres hermanos llevaron una vida errante debido a las destinaciones militares de su padre antes de volver a Escocia, estableciéndose definitivamente. Hoy, en su refugio escocés junto a su pareja, el dramaturgo John Byrne, ha eliminado la televisión después de que les advirtieran que eso podría perjudicar a sus gemelos, Xavier y Honor. Tal vez no sabían que la madre, una ex adicta confesa a la televisión, es también una fanática secreta del rock pesado de Marilyn Manson.
También ha desarrollado un gusto por actuar de hombre, como hizo en "Orlando", de Sally Potter. "Lo que me interesa es lo que tenemos en común, las similitudes más que las diferencias", explica, mientras admite que "hablar de androginia me preocupa". Sin embargo, por años ella ha sido una musa para Viktor & Rolf, los diseñadores daneses famosos por sus tenidas andróginas. Luego en el 2001 presentó "The Deep End" donde interpretó a una madre angustiada por proteger a su hijo.
Los admiradores de Tilda predicen que su papel como Bruja Blanca la catapultará por fin a la fama, pero ella espera lo contrario: "Me tranquiliza la idea de que los niños que vean esta película me evitarán por el resto de mi vida".
La bruja y la crítica
"No sé si la Bruja Blanca es una representación de Satanás, pero Tilda Swinton interpreta el papel como si no hubiera descartado la posibilidad".
Roger Ebert, "Chicago Tribune".
"Su figura de estatua y esa presencia de otro mundo están sublimes aquí".
Peter Bradshaw, "The Guardian".
"Tilda Swinton es una representación prístina del mal, tal como el espectro del nazismo que fuerza a los niños Pevensie a salir de Londres".
Stella Papamichael, "BBC".