11 diciembre 2005

Munich

"Es una película con una narración muy limpia, clara, perfectamente acentuada en materia de suspenso y con secuencias de acción realizadas con mano experta. Está llena de personajes reconocibles y, en términos morales, es infinitamente más compleja de lo que todo lo que ocurre en la superficie podría sugerir."

Estas palabras encabezan el texto escrito por el prestigioso crítico y documentalista norteamericano Richard Schickel en el último número de la revista Time, convertido en nota de tapa con una fotografía de Steven Spielberg y un calificativo de "obra maestra" en referencia a su más reciente y muy esperada producción.

Con "Munich", Spielberg explora una oscura página de la historia reciente: el caso de la captura y asesinato de once atletas israelíes por parte de un comando terrorista de origen palestino autodenominado Septiembre Negro durante los Juegos Olímpicos de 1972, realizados en la ciudad alemana a la que el título del film hace referencia, así como la respuesta israelí frente a la masacre.

Spielberg concluyó contra reloj el rodaje y la posproducción de "Munich" para poder asegurarse el estreno en Estados Unidos el viernes 23 del actual y así tener dos películas (la otra es "La guerra de los mundos") en condiciones de participar en la próxima competencia por el Oscar.

Pero más importante por estos días que esa carrera es el debate que se abrió en torno de un film que The New York Times definió como "el desafío más peligroso" de toda la carrera del aplaudido realizador. "Con «Munich», Spielberg corre el riesgo de dañar la mítica estatura que adquirió entre los judíos norteamericanos y también entre los israelíes", agregó el diario.

La película, cuyo estreno está previsto para el primer trimestre del año en nuestro país, fue definida por el propio Spielberg como "una oración por la paz". Para el director, el mayor enemigo del conflicto que desangra a Medio Oriente es "la intransigencia".

Después de una activa y reconocida acción en favor de la preservación de la memoria en torno del Holocausto, Spielberg anunció una iniciativa de confraternidad desde el arte que tiene más de un punto en común con el trabajo del director de orquesta argentino Daniel Barenboim al frente de la West Eastern Divan Orchestra, en la cual dirige conjuntamente a jóvenes músicos de origen israelí y árabe.

El director dijo que adquirió 250 videocámaras y reproductores digitales que serán entregados a chicos que viven en Israel y Palestina a fin de que éstos hagan películas sobre sus propias vidas y luego puedan intercambiarlas.

"No se trata de historias dramáticas, sino de pequeños documentales en los que cada uno va a contar quién es, cuáles son sus creencias, cómo son sus padres, a qué escuela va, qué come, cuáles son sus películas preferidas y qué clase de música escuchan", explicó el realizador, para quien el objetivo de esta idea es lograr que la gente entienda desde lo más sencillo que no hay tantas diferencias entre israelíes y palestinos, y dijo mostrarse tan orgulloso de esta campaña como del hecho de que en "Munich" no hay demonizaciones ni hacia los personajes israelíes ni hacia los palestinos.

Con un elenco internacional que encabezan los australianos Eric Bana y Geoffrey Rush, el inglés Daniel Craig (el nuevo James Bond), el francés Matthieu Kassovitz y el alemán Hanns Zischler, "Munich" ya encontró el respaldo de la viuda del pesista Yosef Romano, uno de los atletas ultimados por el comando palestino en 1972. "Para mí, fue importante que el film no deshonrara la memoria de los atletas asesinados y la imagen del Estado de Israel. Ambos criterios fueron satisfechos", reconoció Ilana Romano luego de ver el film en Tel Aviv.

Y si bien la influyente comunidad judía de Estados Unidos brindó también un espaldarazo al proyecto, Spielberg -que eligió un llamativo bajo perfil, distante de la activa tarea promocional previa al estreno de cada uno de sus films- advirtió en los últimos días que tampoco hará concesiones a la hora de retratar el modo en que Israel aplica tácticas de represalia a acciones contra su seguridad, lo cual podría abrir interrogantes respecto de la estrategia que Estados Unidos lleva adelante contra el terrorismo