10 agosto 2005

EL REGRESO DE JANE FONDA


Jane Fonda regresa al cine luego de 15 años Posted by Picasa

Reina hollywoodense de la autoinvención, Jane Fonda mantuvo muy bajo perfil durante los últimos quince años, luego de abandonar la industria del cine y casarse con su tercer marido, el magnate de los medios Ted Turner.

Pero con su autobiografía My Life So Far, un best-seller, y su llamativa actuación en la comedia Una suegra de cuidado, Fonda, 67, vuelve a ser una figura mediática tan ubicua como siempre.

Sin embargo, la hija de Henry Fonda, la bomba sexy de los '60, Hanoi Jane y la gurú de los videos de workout nuevamente es otra.

Para variar, es feliz.

"Escribí el libro porque he logrado cierto conocimiento sobre mi vida, y sabía que, si lo escribía con honestidad, podía ayudar a la gente", dice Fonda. "Me gustó que, por la misma época en que apareció el libro, pudiera hacer una película que es cómica, algo con lo que la gente no me asocia, pese a que hice muchas comedias."

La autobiografía revela mucha información personal, gran parte de la cual la actriz nunca ha comentado públicamente. En ella, podemos leer cómo se sintió cuando, a los 12 años, se enteró por una revista de cine de que su madre, Frances Seymour, se había suicidado. La distancia emocional de su padre Henry se analiza con gran detalle, como también sus propias batallas con la bulimia y su eterna necesidad de ser perfecta.

Además aparecen los maridos a quienes sentía que no podía complacer: el director francés Roger Vadim, que no sólo la convirtió en la sexy aventurera espacial de Barbarella sino que también invitaba prostitutas a compartir el lecho conyugal; el activista político Tom Hayden, que la dejó por una mujer más joven; y el impulsivo Ted Turner, que, pese a algunos errores, sigue siendo el ex preferido de Fonda.

"Es la única persona que conozco que ha tenido que pedir perdón más veces que yo", dice riendo. Naturalmente, se refiere a sus repetidos mea culpas por su viaje a Hanoi en plena guerra de Vietnam, que culminó con la infausta foto de Fonda sentada sobre un cañón antiaéreo norvietnamita.

Pero la pregunta que más curiosidad despierta entre las que debe responder en este momento es la de por qué de pronto abandonó una carrera artística que le valió dos premios de la Academia e Hollywood (por Mi pasado me condena y Regreso sin gloria), le permitió abordar cuestiones pendientes con Henry (En la laguna dorada) y le permitió expresar creativamente algunas de sus ideas (El síndrome de China).

"Las últimas películas que hice fueron un martirio", dice Fonda, cuyo matrimonio con Hayden estaba en crisis en aquel momento. "Era una persona infeliz. Pero lo negaba y vivía metida para adentro. No se puede vivir así y ser creativa al mismo tiempo. Me aterraba levantarme cada mañana e ir a trabajar."

Pero no hubo terror en el set de Una suegra de cuidado, comedia en la que hace el papel de una madre que desaprueba a la prometida de su hijo, interpretada por Jennifer Lopez.

"Esto no fue un desafío", comenta Fonda risueña sobre su personaje, Viola Fields, figura de la TV parecida a Barbara Walters, cuyo comportamiento delirante dice haber basado en el de Turner. Quizá no lo fue para ella, pero no dicen lo mismo las estrellas de la leyenda viviente.

"Cuando entra Jane Fonda, sientes cosquillas en el estómago", reconoce Lopez. "No puedes evitarlo, porque estás acostumbrada a ver su impresionante imagen en la pantalla."

"Dejame que te cuente lo primero que dijo cuando se vio en el trailer", agrega el director Robert Luketic (Legalmente rubia). "Cuando abandonó el cine, los trailers no eran lo que hoy. Vino y me dijo: '¡Guau! ¿Con quién voy a compartir este trailer?' Y yo le contesté: 'Nena, ¿fumaste crack? ¡Es todo para ti!'. A su manera —dice—, Jane nos fijó cierto tono. Era un tono de 'Respetémonos, divirtámonos, seamos profesionales.'"

Por emocionalmente devastada que estuviera y por políticamente radical que fuera, Fonda siempre mantuvo una firme actitud profesional. Ella dice que, en el pasado, eso era algo un poco actuado. "Crecí sintiendo que no me querrían a menos que fuera perfecta, y que debía ser perfecta", explica. "Eso te pone bastante ansiosa. La gente calma la ansiedad de diferentes maneras —con el alcohol, el juego, el sexo, o lo que sea—, yo llenaba esa necesidad con adicciones alimentarias y la enfermedad de complacer. Tenía éxito, era financieramente independiente, pero nunca tuve suficiente valor para ser dueña de mí misma. Pasé quince años tratando de curarme."

Parte de esa curación consistió en volcarse al cristianismo. "Durante un tiempo, busqué un hogar espiritual —revela—. Respeto al budismo y al islamismo, pero si tengo que buscar un hogar espiritual, lo haría en el cristianismo."

Jane también ha hallado un hogar temporal en la ciudad de Turner, Atlanta, donde sigue viviendo con su hija, Vanesa Vadim, y sus nietos. "Vivo en Georgia porque es un lugar real —dice—. No es un ambiente enrarecido ni elitista. Soy activista social, así que pienso que allí voy a ser más eficaz", agrega Fonda, que consagra gran parte de su energía (y una buena porción de su jugoso salario) a la Campaña para la Prevención del Embarazo Adolescente. "Y además, allí está mi hija, y mis nietos, y los nietos de Ted, que me llaman abuela. Es donde he echado raíces."

Quizá esto suene como una velada crítica a su crianza hollywoodense. "Mi madre era maníaco-depresiva —dice—. Mi padre era distante. Eran personas maravillosas, e hicieron las cosas lo mejor que pudieron, pero no sabían ser padres. No tuve una mala infancia, pero sí una que me hizo sentir que no valía lo suficiente."

En cuanto a los errores que cometió, siente que ha superado el más grande, la enfermedad de complacer a los demás. Pero la verdadera prueba todavía no ha llegado.

"Me encantaría enamorarme, pero no ha ocurrido", se encoge de hombros. "Todos los que me conocen dicen que estoy distinta. Pero no pasás la prueba hasta estar en una relación."