"Esta edición merece un especial 'bienvenidos'", subrayó Davide Croff, presidente de la Bienal de Venecia, la institución cultural que acoge en su seno a la Muestra Internacional de Arte Cinematográfico, la Mostra.
La ocasión especial es que "ésta es la edición del aniversario", que llega después de que "la Mostra ha demostrado saber crecer" y ser "capaz de mirar al pasado, al presente y al futuro", recalcó Croff en una rueda de prensa junto al director del festival, Marco Müller.
"El nuevo Palacio del Cine simboliza ese empuje", agregó respecto al proyecto de construcción de un edificio que sustituya al actual en el Lido, la isla veneciana donde se celebra el certamen desde 1932.
La iniciativa renovadora, para la cual se convocó un concurso de proyectos arquitectónicos, está simbolizada en esta edición por un original adorno en la fachada de la actual sede de la Mostra, en la que se ha incrustado una enorme esfera diseñada por el escenógrafo italiano Dante Ferreti, a guisa de bola de demolición a cuyo alrededor se desperdigan cascotes y ladrillos.
La renovación del edificio de cuatro plantas situado frente al lujoso hotel Excelsior, en el que se celebraron las primeras ediciones del certamen, "es un sueño hermosísimo en el que en los próximos tres años se trabajará intensamente", concluyó Croff.
A esas palabras, Müller añadió que pese a combinar "arte, industria, experimentación y comercio", la Mostra no olvida que su base es el cine, y en esta 64 edición "hay filmes que pueden limpiarte los ojos".
Entre ellos el español 'En la ciudad de Sylvia', de José Luis Guerín, único de habla hispana en una sección oficial en competición que se abrió con 'Atonement', de Joe Wright, proyectada en la gala de apertura presentada por la actriz italiana Ambra Angiolini.
Que todos los días se pone el sol y no por ello dejamos de admirar la belleza de los atardeceres debe de ser la idea de cabecera del británico Wright, cuyo último trabajo no aporta nada nuevo a la historia del séptimo arte, pero conmueve y es una invitación a ir al cine.
Basada en la novela del mismo nombre de Ian McEwan, 'Atonement', que en castellano está traducida como 'Expiación', es una película de factura británica, lo que siempre es una garantía, y se desarrolla de acuerdo con las normas de las academias del cine.
Dicho de otra forma, Wright no aporta novedades y mantiene la línea que ya tuvo en 'Pride and Prejudice' ('Orgullo y prejuicio', de 2005), al adaptar a la gran pantalla una obra de la literatura británica; motivo por el que es de suponer que a quien gustó aquella película le agrade 'Atonement'.
Con el trasfondo de la II Guerra Mundial y el marco de la literatura, la película recuerda el cine en blanco y negro y, al igual que entonces, envuelve los amores y las pasiones con el humo de los cigarrillos.
El filme habla de un amor genuino, el de una mujer a la que da vida Keira Knightley y un hombre interpretado por James McAvoy.
"Es el que mejor besa", dijo entre risas Knightley mientras miraba a McAvoy en la rueda de prensa de presentación de la película encargada de inaugurar la Mostra, en la que le preguntaron si este galán era más ducho en los ósculos que Orlando Bloom y Johnny Depp, sus compañeros en la franquicia 'Piratas del Caribe'.
Knightley fue una de las primeras estrellas que se ganaron este año las miradas de los curiosos y los fotógrafos en el Lido, donde hasta la gala de clausura del 8 de septiembre se espera también sobre la alfombra roja a cuerpos celestes como los de Scarlett Johansson y George Clooney.
También pasearán por esta isla situada frente a la archifotografiada plaza de San Marcos directores como los citados Guerín y Wright, Nikita Mijalkov, Brian de Palma, Peter Greenaway, pero independientemente de quién los mire a ellos, estará claro adónde apuntarán sus ojos: hacia el León de Oro, una de las estatuillas más deseadas del séptimo arte