La considerable experiencia de Gwyneth Paltrow en el campo de la adaptación literaria incluye las versiones de clásicos como "Emma", de Jane Austen; fantasías centradas en el hombre detrás de la pluma, como "Shakespeare enamorado", o aproximaciones a la enigmática naturaleza del trabajo literario (como "Posesión", de A. S. Byatt) o matemático (como "La prueba").
Pero su relativa experiencia en la dificultosa tarea de hacer justicia a autores célebres (y, sobre todo, para con sus exigentes lectores) seguramente no logró prepararla para "Sylvia", el largometraje que la actriz protagonizó en 2003, inédito en nuestro país, que por estos días puede descubrirse en el premium Movie City.
Paltrow ciertamente se luce con su equilibrada y sustanciosa composición de la escritora norteamericana Sylvia Plath (1932-1963), que -a pesar de que el título quiera señalar lo contrario- es en realidad un retrato de su vida junto al poeta británico Ted Hughes (interpretado por el futuro James Bond, Daniel Craig), desde su primer encuentro en la Universidad de Cambridge, a la que ella había llegado gracias a una beca y en la que él ya era un poeta de cierto renombre.
Cuenta la leyenda que Plath selló su primer encuentro mordiéndole la cara hasta hacerlo sangrar (el film no duda en convertir el episodio en uno de los puntos centrales de su narración) y no volvió a separarse desde entonces. Sus vidas y sus producciones artísticas son puestas en perspectiva de la tempestuosa naturaleza de su relación, marcada por las infidelidades, el ocasional desinterés de Hughes, y los desequilibrios y las inseguridades de Plath, y la competencia feroz de una época en la que "para escribir bien había que escribir demasiado bien", como recalcaba entonces uno de sus contemporáneos menos talentosos.
Pero lo que avivó la polémica sobre el largometraje -que cuenta, además, con las actuaciones de la madre de Paltrow, Blythe Danner, como la madre de Plath, y de Michael Gambon, como el profesor que intenta ayudarla sin remedio- fue su insistencia en indagar en las razones que llevaron al suicidio a la autora de "La campana de cristal", cuya trágica figura e indudable talento provocan hasta el día de hoy reacciones viscerales en sus devotos, para quienes sin duda será de interés el efectivo uso de fragmentos de la obra de ambos como hilo conductor de su historia y espejo de su relación.
Nadie se sorprendió entonces cuando, con la aparición póstuma de "Cartas de cumpleaños", de Hughes (donde volvía por primera vez sobre la relación desde la muerte de Plath) todavía fresca en la memoria), su hija Frieda publicó un poema en el que criticaba la necesidad de "dramatizar" aún más la vida de su madre ("Ahora quieren hacer una película/para quienes carecen de la capacidad/de imaginar el cuerpo, la cabeza en el horno/dejando a niños huérfanos").
Sólo cabe especular cuántos pondrán el grito en el cielo si Paltrow finalmente concreta el anunciado proyecto de encarnar en la pantalla grande a otro icono femenino: Marlene Dietrich