16 mayo 2006

Atracón de cine en Cannes

Francia, 17 de mayo de 2006. Europa se ha rendido a la magia de Ronaldinho y todo el continente se apresta a ver la final europea entre Barcelona y Arsenal en París... ¿todo? ¡No! En una pequeña ciudad francesa, Cannes, un grupo de irreductibles galos inaugura un festín de cine.

En la vida real, la resistente aldea es Cannes y el festín cinematográfico, su 59 Festival que, del 17 al 28 de mayo, pone a la Costa Azul en el punto de mira de la industria del séptimo arte.

Conscientes de ello, los estudios Sony han elegido abrir el certamen con la proyección, fuera de concurso, del que se prevé como uno de los taquillazos de la temporada, "El código Da Vinci".

La película de Ron Howard, protagonizada por Tom Hanks y Audrey Tautou, pone el toque de "gran espectáculo" que, según los entendidos, constituye una de las patas del festival más prestigioso del mundo. Las otras dos la integran el apartado artístico y el de negocios.

Los negocios están más que garantizados en el Mercado del Film, considerado el mayor del mundo y que transcurre en paralelo al certamen. En él, lejos de los flashes y trajes de noche se cuecen desde 1959 muchos de los tratos que marcan la gestación, rodaje y distribución de películas de todo el mundo.

Ese bazar contó el año pasado con más de 9.000 productores, distribuidores y promotores cinematográficos de 83 países que asistieron a nueve centenares de proyecciones decisivas para determinar qué productos se apoyaban o rechazaban.

Competición por la Palma de Oro

Muy posiblemente, cuando aún se hallaban en estado embrionario pasaron por ese proceso muchas de las 20 películas seleccionadas este año para la competición oficial por la Palma de Oro, probablemente el trofeo más codiciado del universo fílmico, con permiso del Oscar de Hollywood.

Entre las competidoras destaca la drástica reducción de productos asiáticos, limitados al chino Lou Ye con "Summer Palace", y la generosa representación iberoamericana, con el español Pedro Almodóvar ("Volver"), los mexicanos Guillermo del Toro ("El laberinto del fauno") y Alejandro González Iñárritu ("Babel"), el uruguayo Adrián Caetano ("Crónica de una fuga") y el portugués Pedro Costa ("Juventude em marcha").

Otras 28 cintas se exhibirán fuera de concurso, entre las que destacan trabajos de veteranos consagrados como Wim Wenders ("Chambre 666", documental rodado en un hotel de Cannes en 1982) o Kevin Smith, con la segunda parte de "Clerks", la película que lo lanzó a la fama en 1994.

También llevará la segunda parte de "Election" el honkonguense Johnnie To, cuya labor se codeará con películas que llegan ya con amplio eco, como "United 93", de Paul Greengrass, que ha causado conmoción en Estados Unidos al revivir la tragedia del 11 de septiembre de 2001, o la tercera entrega del superheroico serial "X-Men".

Entre tanto, la sección Una Cierta Mirada -la segunda en importancia entre las oficiales- ofrecerá otras 24 cintas entre las que figuran "El violín", del mexicano Francisco Vargas; "Hamaca paraguaya", de Paz Encina, y "Salvador", del español Manuel Huerga.

Las 17 películas de la sección Cinefondation, diez de la competición de cortometrajes, una cuarentena de grandes clásicos en Cannes Classics, actos como la presentación de dos de sus películas por parte del cineasta y escritor chileno Alejandro Jodorowsky, una lección de cine a cargo de Sidney Pollack y mil y una actividades más completan el apabullante programa oficial.

Al que hay que sumar dos festivales paralelos, la Quincena de Realizadores -11 cortos y 22 largos, y la Semana de la Crítica, con siete largos y otros tantos cortos a concurso, más una infinidad fuera de competición.

Once días de fiesta, en resumen, en la que los irreductibles galos de Cannes y sus aliados llegados de todo el mundo se darán un atracón de suculento cine, tras amordazar a los bardos agoreros que por doquier cantan con voz lastimera que esta industria está en grave crisis.