23 mayo 2006

La soledad y Berlusconi

Los primeros compases de la canción que abre el filme provocaron sonrisas entre los pocos argentinos que estaban en la sala. "Yo adivino el parpadeo", decía la canción y pocos podíamos creen que dos películas de la competencia tuvieran al tango Volver como su principal leit-motiv.

Con la versión clásica cantada por Gardel arranca Luces de los suburbios, la nueva y encantadora película de Aki Kaurismäki. A la gran película de Kaurismäki se le sumó ayer la esperada y controvertida sátira sobre Berlusconi, El Caimán, dirigida por Nanni Moretti. Sin ser un gran filme, logra combinar lo personal y lo público, lo íntimo y lo social, sin perder el humor ácido que caracteriza al director de Caro Diario.

En el filme de Kaurismäki, la música es un elemento clave y aquí aparecerá en los créditos finales otro tango de Gardel y Le Pera, que no adelantaremos para no arruinar la sorpresa y la emoción que la canción le otorga al bello y luminoso cierre de esta película, cuyo tono de comedia no esconde que se trata de una historia oscura y bastante triste.

Cierre de la trilogía que arrancó con Nubes pasajeras y continuó con El hombre sin pasado, Luces... se centra en un hombre que trabaja como sereno en un shopping y tiene una vida amarga y solitaria, sin casi ninguna relación con los demás. Un día, en un bar, se le acerca una bella mujer con la que comienza a salir, pero pronto se descubre que es un engaño y que la chica es parte de un plan para robar una joyería del centro comercial usándolo.

Con el estilo y la economía de recursos de siempre, con esas actuaciones secas y distanciadas que provocan la sonrisa y la melancolía a la vez, el gran Aki se muestra en plena forma. "El tema de Luces... es la soledad —dijo el director—. Es un personaje chaplinesco que trata de conseguir un lugar en un mundo que se le presenta difícil y que destruye sus ilusiones una y otra vez. Pero como yo soy un tipo de corazón blando, no pude dejarlo sin darle una luz de esperanza.

"Sonrisas de otro tipo es la que produjo Moretti con El Caimán, en la que va, no tan directamente como se esperaba, contra la figura de Berlusconi. La trama del filme está más centrada en la vida de un productor de cine clase Z (Silvio Orlando) que, sin trabajo ni reputación que sostener, acepta hacer una película que sigue la vida política de Berlusconi.

Es el filme dentro del filme el que se centra en el acceso al poder de El Caimán, y allí sí Moretti lanza su furia contra el hombre que rigió por años el destino de Italia. "Berlusconi casi vuelve a ganar porque maneja todos los canales de información —dijo Moretti—. En mi país no existe la opinión pública. En otros, si el Primer Ministro dice que los chinos hervían a sus hijos para hacer fertilizantes, la gente se reiría. En Italia, lo votan.