
Drama histórico inspirado en una exhaustiva biografía de Antonia Fraser sobre la figura de la última reina de Francia, cine experimental y al mismo tiempo película de chicas, este nuevo film de Sofia Coppola tiene algo para ofrecer a todos los ojos que la miren. Especialmente, aquellos interesados en la moda.
Es que, aunque los trajes de la Francia del siglo XVI parezcan tener poco que ver con la moda actual, lo cierto es que cada cuadro del film es un festival de colores, telas y zapatos exquisitos diseñados especialmente por Manolo Blahnik, el creador de calzado más glamoroso del mundo. "Cuando me llamaron los productores dejé todo lo que estaba haciendo. Cuando era chico mi madre leyó una biografía de María Antonieta y yo leí la de Antonia Fraser. No puedo esperar a verla. Me dijeron que los hiciera sexy pero yo quise hacer algo muy académico. Pensé que no se verían los estúpidos zapatos en sus pies, pero, aparentemente, Kirsten Dunst va de compras y ahí están los zapatos. Me dicen que forman parte de una gran toma", decía Blahnik antes de ver que, efectivamente, sus bellas creaciones son parte fundamental de la trama y del desarrollo del personaje principal.

Al utilizar un recurso de montaje que se suele ver en películas que apuntan al público femenino, de Mujer bonita a El diablo viste a la moda , Coppola se ocupa de mostrar la avidez de su personaje central por las cosas bellas con una minuciosidad que fascina. La directora -que no casualmente tiene un pasado de diseñadora de modas- carga con una mirada que comprende y filma los trajes, los zapatos y las joyas que cubren a María Antonieta más como capas de su personalidad.
Algo similar había intentado y logrado en Perdidos en Tokio con la vestimenta de Charlotte (casi un muestrario de los diseños de Marc Jacobs), que decía más que sus palabras acerca de las angustias posuniversitarias de esta chica tan intelectual y tan perdida al mismo tiempo.
