15 enero 2007

Con uds Lilly Allen


Camina de un lado al otro de la habitación. Está furiosa: un taxista tramposo la hizo dar un gran rodeo para llegar a la sede de su discográfica. Como respuesta, ella lo mandó al diablo con las orejas rojas de escucharla y el rabo entre las patas. Pero, seamos sinceros, el hombre es sólo el último de una larga lista de individuos que han sufrido la ira de la más nueva y brillante estrella pop de Gran Bretaña.

Lily no ama menos a los taxistas de Londres que a Carl Barat ("está convencido de que es Dios o algo así") o el mismísimo Bob Geldof ("una mierda"). Y eso sin mencionar a sus desafortunados ex novios cuya incapacidad para satisfacerla (Not Big) y engaños (Smile) caen bajo la lente de su devastador microscopio en el magnífico álbum debut de Allen, Alright, Still, una mezcla de ska, calipso y reggae.

"En general, digo lo que pienso", sonríe mientras juega con su vestido de noche rosa. El atuendo va acompañado de zapatillas Nike y enormes aros de argolla. No será para Vogue, pero el look de Allen tiene estilo. A un mes de debutar en el Top of the Pops con su primer single Smile, Lily llegó al tope de los charts británicos y permaneció en el Nø 1 pese a la feroz competencia de las otras hot de este verano: Shakira y Nelly Furtado. Hija de un famoso comediante (Keith Allen) y una conocida productora cinematográfica (Alison Owen), todavía se sulfura si alguien sugiere que eso la catapultó. "Es una estupidez, porque mi papá no conoce a nadie en mi discográfica. Hice todo sola. Me busqué mis propios contactos. Mi papá es alguien que me hace pasar vergüenza, alguien que escribe canciones futboleras bajo el nombre de Fat Les. No creo que eso me ayude en lo que hago".

Keith Allen dejó la casa cuando Lily tenía 4 años. Luego de la separación, su madre vivió con otro comediante, Harry Enfield. "No fue la mejor de las épocas", recuerda Lily. "Los comediantes son gente muy depresiva".

Si su infancia fue poco tranquila, maduró hasta convertirse en una adolescente concienzudamente rebelde. La expulsaron de numerosos colegios, consumió drogas y se embarcó en un período oscuro y potencialmente destructivo, que culminaría con la venta de éxtasis en Ibiza a la tierna edad de 15 años. "No era una adolescente que se portara muy bien. Seguramente era una chica que tenía mucha rabia. Estaba enojada conmigo misma y hacía cosas autodestructivas", se autoanaliza. Pero, a la larga, Lily aprovechó todo eso para llevar agua al molino de sus canciones. En Alfie, oda a su hermano menor devoto de la marihuana, le aconseja con humor no cometer los mismos errores: "No puedo hablar de Alfie porque se enoja conmigo. No es tanto que le disguste la canción como que no quiere que le recuerden mi éxito".

El primer novio de Allen, Lester Lloyd, es el hermano de la mujer de David Kitt, Poppy Lloyd ("una chica reloca pero amorosa"). Una de las cosas que recuerda de esta primera relación fue el apego que había entre Lester y sus padres. Para alguien criado por niñeras, eso era totalmente desconocido. "Recuerdo que fui a su casa de Irlanda y nos sentamos alrededor de la mesa en la cena. Era la primera vez que cenaba en familia y me puse a llorar".

Lily dice que el amor que tiene por Irlanda es auténtico y perdurable. "Me encanta Irlanda. Cuando vivís en Dublín, el campo está a 20 minutos. La ciudad misma es tan linda que te parece estar en el campo". Pero hay un irlandés que no le cae bien, Bob Geldof. "Es el tipo de persona que no me gusta. Se cree tan importante y se toma demasiado en serio. Creo que vendió los derechos de televisación de Live 8 a la BBC por millones de libras a través de su propia productora de TV, y eso no lo da a publicidad". Quizá esté varios millones por detrás de Sir Bob en la lista de los más ricos, pero Allen también fue criticada por disimular su buen pasar y falsear un acento mockney (falso cockney).

"Son estupideces. Crecí en Londres así que canto con acento inglés. Pero lo de mi mockney exagerado es porque imito a personas que veo a mi alrededor. La clase no importa", amplía. "A menos que estés completamente protegido del mundo exterior, y eso no le pasa a mucha gente. Vivo en una linda casa georgiana, en la misma calle que unos espantosos monoblocks llenos de adictos al crack y donde pasan cosas no muy lindas. Esa gente pasa frente a mi casa y le roban el estéreo al auto de mi mamá. Así que no digo que vengo de ese lugar sino que vivo en Londres y allí no todos son de clase media. Todos son diferentes, así que ¿por qué tengo que hablar sólo de mí?".

El hecho de que Allen no oculte el lado sórdido de Londres la coloca en un casillero diferente del de la estrella pop promedio que habita los Top 10. La mujer que rima maravillosamente "Kate Moss" con "weight loss" (pérdida de peso) con un ritmo desenvuelto y estimulante de los '60 en Everything's Just Wonderful tiene definido un plan para utilizar su creciente fama para el bien común. "Muchas chicas me ven como un modelo. Por eso, lo que me importa es usar esa atención para hacer que se sientan más cómodas consigo mismas y su apariencia física. La cantidad de desórdenes de la alimentación en este país es terrible. Es algo que me gustaría abordar en lugar de tratar de decir algo abiertamente político"