Anne Heche asegura que sabe lo que se siente cuando la vida se empeña en propinarle un cachetazo a un simple mortal, quien debe luego intentar sortear metafóricamente la sorpresa del imprevisto, compensar la violencia del golpe y descubrir el porqué del traspié todo, en un lapso más o menos exiguo. Tanto, que se siente más que capacitada para revivirlo cada semana para disfrute de la audiencia.
"Digamos que sé lo que se siente que te arranquen la alfombra sobre la que estás parada. Y descubrí que eso sólo hace que uno sea más creíble para la audiencia", explica la actriz norteamericana que, luego de celebradas incursiones como invitada en ciclos como Ally McBeal y Nip/Tuck , regresa al medio en el que debutó en Hollywood, a los 17 años (interpretando a dos hermanas gemelas, una santa y una villana, en la telenovela Another World ) para protagonizar la eficaz comedia romántica Men in Trees , que Warner estrenará pasado mañana en nuestro país.
"Yo, como Marin Frist, me he caído de boca al piso frente a todo el mundo -explica Heche en una entrevista con medios internacionales proporcionada por la señal-. Aunque igual no leo libros de autoayuda. Solía bromear con el hecho de que el primero y el último que leí fue el mío. Y es verdad."
No es para menos: su autobiografía, Call Me Crazy , revela detalles de su larga relación con la comediante Ellen DeGeneres, de su difícil infancia junto a un padre abusivo y de su legendario -incluso para los exigentes parámetros de Hollywood- colapso nervioso en 2000, luego de su publicitada separación de la conductora de la próxima entrega de los Oscar, después del cual fue encontrada merodeando por una localidad rural de California diciendo que se llamaba Celestia, que era medio hermana de Jesús y que estaba en contacto con extraterrestres. Fue hospitalizada por agotamiento nervioso y, al año siguiente, se casó sorpresivamente con el camarógrafo Coleman Laffoon, con quien tiene un hijo de cinco años, Homer. "Yo no debería dar consejos a nadie, porque he cometido demasiados errores. Pero me gusta interpretar a una mujer como Marin, que vive de decirles a los demás qué deberían hacer hasta que termina descubriendo que se le han acabado las recetas. Eso es lo que define qué es ser un adulto", explica.
Alaska mon amour
En esta atractiva serie creada por Jenny Bicks (guionista y productora de Sex and the City , ciclo televisivo ya clásico en el imaginario femenino con el que Men in Trees tiene más de un punto de contacto), mezcla de drama, comedia romántica y apunte de la vida en un pequeño pueblo, Heche se luce como Marin Frist, una exitosa autora de libros de autoayuda dedicada a llevar a sus lectores a través de las turbulentas aguas de las relaciones sentimentales hasta el puerto seguro del matrimonio (hasta ha diseñado una rutina cómica para sus presentaciones, en las que las señales de tránsito guían a las mujeres para que sepan ver la realidad de su pareja).
Por supuesto, su credibilidad como especialista en vida amorosa se basa casi enteramente en el éxito de su relación con un empresario con el que está a punto de casarse, prestigio que cae a cero cuando descubre -en el medio de una gira promocional por los Estados Unidos- que él no tiene la menor intención de serle fiel, ni antes ni después de la boda.
En un brote de locura -que permite a Heche dar rienda suelta a su impecable timing cómico-, Marin decide cambiar de aire y esconderse de sus lectores, conocidos, amigos y prometidos adúlteros estableciéndose en la última parada de su recorrido, el remoto pueblo de Elmo, en Alaska (el programa se filma en espectaculares escenarios naturales de Vancouver, en la Columbia Británica canadiense).
Allí hay diez hombres por cada mujer y muchos de ellos pueden encontrarse en los árboles, atándose a ellos para talarlos con una sierra. De allí la particular señal de advertencia que da título a la serie, que ya ha conseguido convertirse en una silenciosa favorita en su país.
Cuéntame tu vida
En ese marco imponente, el apego al café y al celular de Marin, su obsesión con las últimas marcas y el qué dirán y, principalmente, su oficio la convierten en una bienvenida adición a una comunidad repleta de personajes pintorescos y excéntricos, encarnados por un excelente elenco que incluye a Derek Richardson como Patrick Bachelor, el empleado de la posada que se convierte en el nuevo hogar de Marin; Cynthia Stevenson como Celia, la jefa de policía que guarda un gran secreto; Emily Bergl como Annie, la fanática número uno de la escritora que decide seguirla ciegamente a su nuevo hogar; Abraham Benrubi como el millonario dueño de la taberna local, y James Tupper como Jack, el silencioso guardafauna despechado que se convierte en el enigma que la neoyorquina más desea desentrañar.
Men in Trees comparte con Sex and the City no sólo la profesión de su protagonista (Carrie Bradshaw era columnista en un diario; Marin Frist es o era, escritora, con ambiciones de crear una gran obra literario-terapéutica), sino también su estructura narrativa, en la que un interrogante sirve como disparador de la trama, que escenifica las distintas respuestas posibles a las infinitas variaciones de la pregunta del millón: ¿qué pasa cuando el amor se acaba?
"Por supuesto que nuestro programa toma algo del enfoque de Sex and the City en términos de la trama de comedia romántica, pero es bastante más amplio en su perspectiva -clarifica Heche-. Ella escapa a Alaska para alejarse de los hombres y no hace más que caer en un lugar donde son mayoría. Allí descubre qué piensan ellos del amor, de los engaños y cómo encontrar su propio camino en la vida. Marin empieza a trabajar en un programa de radio local para poder hablar con hombres de los hombres y termina conociéndose a sí misma. Eso es lo que pone en evidencia que no es sólo un programa para mujeres."