En Match point, Johansson interpreta a Nola Rice, una aspirante a actriz que se embarca en una relación adúltera con Chris Wilson, un inquietante personaje al que da vida el joven Jonathan Rhys-Meyers, en un thriller de sorprendente final situado en Londres y que fue abiertamente celebrado por la crítica durante su presentación en el pasado Festival de Cannes. El papel que juegan el destino y la suerte en la existencia humana es uno de los temas sobre los que reflexiona la película.
Scarlett, menuda, de curvas pronunciadas y piel finísima, cuya fulgurante carrera incluye 23 películas y dos nominaciones a los Globos de Oro por las oscarizadas Lost in translation y La chica de la perla, es exactamente la antítesis de la actriz a la que interpreta en el filme, cuya vida profesional en la ficción parece abocada al fracaso. "Nunca me he planteado qué podría haber ocurrido sí me hubiera ido tan mal como a Nola. Siempre tuve claro que sólo quería hacer esto. Supongo que me considero una persona muy afortunada por vivir de lo que más amo y de que la gente vaya a ver mis películas, aunque soy consciente de que los actores somos prescindibles y todo puede cambiar. Pero no sabría qué hacer si de repente perdiera mi suerte. Creo que simplemente no lo pienso porque estoy muy ocupada decidiendo cuál va a ser mi próximo proyecto", afirma Johansson.
A los tres años, decidió ser actriz y a los siete, tras una crisis después de una prueba para un anuncio, ella y su madre decidieron que sólo aspiraría a películas de calidad. Con ocho años Johansson entró en la escuela de interpretación de Lee Strasberg y tras su debut en Broadway, a los nueve años, comenzó un lento pero sólido camino ascendente lleno de acertadas elecciones, entre ellas Manny and Lo, Ghost world, The man who wasn't there o The Horse Whisperer, que la situó frente a Robert Redford en su doble condición de actor y realizador siendo sólo una adolescente.
Hace casi tres años, cuando Johansson aún no había estrenado Lost in translation y La chica de la perla, las dos películas que le dieron el reconocimiento definitivo de la industria, la revista Variety predijo que la joven era una de las grandes promesas de Hollywood. Pocos meses más tarde, sus predicciones se confirmaban. El aire sexy, los labios carnosos y la mirada inquieta de Scarlett comenzaron a acaparar portadas de revistas mientras los premios se sucedían. Ahora su nombre y su rostro son tan populares que la actriz neoyorquina se ha convertido en víctima predilecta de los paparazzi. "Me aburren, son un incordio. Pero supongo que es lo que tiene la fama. Después de Lost in translation mi vida ha cambiado, de eso no hay duda. Pasas de ser alguien anónimo a ser perseguido por los fotógrafos. Aunque también me ha permitido tener un abanico mucho más amplio sobre el que poder elegir. Y también, trabajar con Woody", declara esta actriz, cuyo matrimonio profesional con el neoyorquino ha funcionado tan bien que repite con Allen en su siguiente proyecto: The untitled Woody Allen Fall Project 2006.
"Esta vez se trata de una comedia y el rodaje ha sido un poco diferente porque Woody dirige y también actúa, que es algo que yo sólo había experimentado con Robert Redford", explica Johansson, quien afirma que Woody Allen "ya es un amigo para el que trabajaré siempre que me lo pida". La película, en la que además actúa el australiano Hugh Jackman, también se ha filmado en Londres ya que el director prefiere la libertad que le dan los inversores europeos a cumplir las exigencias de los productores de Hollywood. "Le gusta poder hacer lo que le da la gana sin tener que dar explicaciones", apunta Johansson.
Entre los proyectos que la actriz aún tiene pendientes de estreno están A good woman, un filme en el que actúa junto a Helen Hunt y Joseph Fiennes, ya estrenada en Europa y que llegará a las pantallas estadounidenses en diciembre, y The black Dhalia, la nueva producción de Brian de Palma. Recientemente, también se la pudo ver en La isla, una superproducción futurista que ha tenido mucho menos éxito del esperado. Para ella "fue un proyecto divertido" en cuyo guión vio "una historia de amor genuina" aunque lo que su director Michael Bay llevó a los cines fue una interminable película de acción vapuleada por la crítica