18 noviembre 2005

EN SUS ZAPATOS DE CURTIS HANSON

Hay algunos elementos desconcertantes en esta extraña comedia dramática que es En sus zapatos. Uno, el más llamativo, es que presenta como protagonista a un personaje ciertamente insólito en el cine comercial americano, una chica analfabeta funcional, por mucho que la naturaleza se haya mostrado con ella más que razonablemente generosa (Cameron Díaz); alguien que dice "anafálico" por "anafiláctico"; alguien, en suma, que es un verdadero desecho del sistema educativo en el que se ha (mal) formado.

Pero más allá de ello, el filme se propone como una más de las narraciones que periódicamente revisan las relaciones entre hermanas. Díaz tiene una, por cierto, abogada y brillante (Toni Collette), que cuando se deprime porque liga poco se compra zapatos, hasta reunir una colección que no le va a la zaga a la de la mismísima Imelda Marcos. O sea, que cada una envidia lo que a la otra le sobra. Y como tantas otras ficciones contemporáneas, también aquí la cosa va de secretos familiares (ah, la familia, la sede de todos los bienes, pero también de todos los horrores) que pocos conocen. Y tantos hay que hasta se le aparecerá a Díaz nada menos que una abuela desconocida (MacLaine), ahí es nada.

Basada en una novela de Jennifer Weiler, con guión de una escritora, Susannah Grant, En sus zapatos viene firmada por un cineasta que, como Curtis Hanson, tenemos más tendencia a identificarlo con otro tipo de productos, digamos más para públicos masculinos (piénsese en L. A. Confidential). No es que se note mucho el cambio, la verdad, entre otras cosas porque Hanson tiene suficiente oficio como para moverse con facilidad dentro de los límites de un guión escrito por manos femeninas.

Si acaso, el interés del filme radica más en aspectos secundarios, como los matices en la relación entre las hermanas o el extraño desprendimiento que emana de todas las relaciones entre los miembros de la familia. Pero el filme resulta a la postre un tanto áspero y desabrido, en ocasiones desconcertante, además de abundar, es casi una norma no escrita en el cine americano de consumo, en el viejo tema del triunfo. Al final, hasta la analfabeta funcional podrá tener su opción de triunfar en la vida... y es que nada hay, es bien sabido, como el viejo paraíso estadounidense para que todos los sueños en él se cumplan.