A pesar del currículo actoral de Linney, ella prefiere mantener un perfil bajo. De hecho, al momento de la entrevista, llega silenciosa, vestida de manera sencilla, pero elegante, cuida cada una de sus palabras y confiesa que nunca cambiará su manera de ser por la fama: "Muchas veces la gente me dice cómo desenvolverme para ser más famosa y qué cambiar de mi personalidad, porque no me ayuda a ser famosa. De igual forma, estoy contenta de cómo he hecho las cosas y no pienso cambiar", explica.
En El Exorcismo de Emily Rose, del director Scott Derrikson, la actriz interpreta a Erin Bruner, una abogada que debe defender al sacerdote católico (Tom Wilkinson), acusado de homicidio luego de exorcizar a una joven de 19 años (Jennifer Carpenter). "Hacer este tipo de películas era un desafío para mí, porque la cinta es una mezcla bizarra, entre los fenómenos paranormales y el drama. Al existir esta mezcla, tuve miedo de que mi personaje se viera estúpido. Y no fue así. Finalmente, Erin es una abogada astuta y veraz", señala.
Para Linney, el hecho de haber trabajado en una película donde la fe y la religión están en continuo cuestionamiento no significó mayor problema, ya que la actriz reconoce que no cree en ningún suceso sobrenatural. "Me considero agnóstica. Aunque estoy abierta a todas las posibilidades de que puedan suceder cosas, pero como no creo en nada, no tengo la respuesta frente a los fenómenos paranormales. Además, pienso que ser obsesivamente religiosa puede ser muy peligroso", cuenta.
El personaje de Linney, además, es el eje en el que se cruza la historia y determinar como abogada si la niña sufría esquizofrenia o realmente estuvo poseída