
Y hay veces en que uno envidia a las ardillas que pasean por el parque cercano al Royal Museum, disfrutando del sol y el aire libre.
Porque, ¿cómo puede uno imaginarse que Isabelle Huppert podría aceptar un papel como el de la madre desquiciada en L'amour cache, del italiano Alessandro Capone, en la que la estrella francesa reniega de haber parido a su hija, de su nieta y hasta de su vida con monólogos ridículos? ¿Es que los afiches diseminados por la ciudad y Keith Carradine no podrían depararnos una mejor sorpresa que la de tener al actor en un rol secundario en la local All Hat, que transcurre en el mundo country canadiense, y los caballos de carreras?

Hay mucho suspenso como en aquellas buenas películas en las que el espectador sabe mucho más que alguno de los personajes, y el director se vale de ello para atrapar al público y hacerlo, en algún momento, repensar su posición ética ante lo que está observando.

Ambientada en los años '40, deja de lado el glamour, pero no pierde la manera en que se relacionan los personajes, muy típico del Hollywood dorado.
Como dijo ayer Michael Caine , "John Huston decía que la clave para dirigir un buen elenco está en elegir un buen casting. Todo lo demás sale solo". Y en Married Life las cosas salen como Dios, o John Huston hubiera querido.
Al retraso de la proyección de Cassandra's Dream, de Woody Allen (55 minutos) se sumó que L'ora di punta, del italiano Vincenzo Marra todavía no llegó. Y eso que es el Primer mundo...