El Festival de Toronto ha crecido a pasos agigantados, y cuando en un par de años ya tenga a disposición su propia sede -hoy está desperdigada en distintos complejos cinematográficos, por un lado, con una sede de prensa que funciona en un hotel- muy probablemente se fagocite al Festival de Venecia.
Así las cosas, qué mejor que exhibir Eastern Promises, lo nuevo del local David Cronenberg, otra vez trabajando con Viggo Mortensen. Rodado en Londres, el thriller se basa en la mafia rusa. Viggo es el chofer y hombre de confianza de Kirill (Vincent Cassel), mafioso de poca monta, pero hijo de un poderoso que se oculta tras la fachada de un restaurante ruso. La complicación llega cuando la doctora Anna Khitrova (Naomi Watts) asiste a una chica de 14 años, que muere al dar a luz, y deja un diario íntimo. Está escrito en ruso, y tiene la tarjeta del restaurante...
Cronenberg maneja los hilos del suspenso y vuelve querible a Nikolai, el chofer al que Mortensen compone mientras se debate entre seguir fiel a los suyos, o buscar la verdad, que incluye prostitución y marcada violencia.
Por su parte, Michael Moore tiene otro documental terminado y sí, adivinaron: tiene como
centro a George W. Bush. Aunque mucho más egocéntrico -si cabe la posibilidad-, Moore se filma a sí mismo en Captain Mike Across America, durante las semanas anteriores a las elecciones presidenciales de 2004, en las que Bush fue reelecto.
Moore participó más que activamente en la campaña por el candidato demócrata John Kerry, presentándose en varios Estados, instando a los jóvenes a anotarse y votar, y llevando a distintos artistas en sus shows (REM y hasta Viggo Mortensen aparecen). Se sabe: el resultado no fue el esperado por Moore, y entonces, después, dirigió Fahrenheit 9/11...
Otro que vuelve a hacer de las suyas es Dario Argento. El veterano cineasta italiano, amante de los filmes de horror y suspenso acomete al mejor estilo clase B con The Mother of Tears, con su hija Asia como protagonista. Ella comienza no sabiéndolo, pero es hija de una hechicera, y la Madre de las lágrimas -que cobra vida gracias a un talismán- quiere eliminarla.
La melange incluye cuerpos tajeados, hachados, mujeres clavadas con una lanza de abajo hacia arriba, madres y padres que asesinan a sus bebés, brazos amputados, algo de sexo -y sí, una película con Asia Argento sin que por lo menos muestre un seno, no es una película de Asia Argento, aunque la dirija su padre- y un pésimo doblaje: los actores italianos hablando inglés son otro dolor de cabeza. El público ríe cuando no debería: algo debe haber salido mal.
Así las cosas, qué mejor que exhibir Eastern Promises, lo nuevo del local David Cronenberg, otra vez trabajando con Viggo Mortensen. Rodado en Londres, el thriller se basa en la mafia rusa. Viggo es el chofer y hombre de confianza de Kirill (Vincent Cassel), mafioso de poca monta, pero hijo de un poderoso que se oculta tras la fachada de un restaurante ruso. La complicación llega cuando la doctora Anna Khitrova (Naomi Watts) asiste a una chica de 14 años, que muere al dar a luz, y deja un diario íntimo. Está escrito en ruso, y tiene la tarjeta del restaurante...
Cronenberg maneja los hilos del suspenso y vuelve querible a Nikolai, el chofer al que Mortensen compone mientras se debate entre seguir fiel a los suyos, o buscar la verdad, que incluye prostitución y marcada violencia.
Por su parte, Michael Moore tiene otro documental terminado y sí, adivinaron: tiene como
centro a George W. Bush. Aunque mucho más egocéntrico -si cabe la posibilidad-, Moore se filma a sí mismo en Captain Mike Across America, durante las semanas anteriores a las elecciones presidenciales de 2004, en las que Bush fue reelecto.
Moore participó más que activamente en la campaña por el candidato demócrata John Kerry, presentándose en varios Estados, instando a los jóvenes a anotarse y votar, y llevando a distintos artistas en sus shows (REM y hasta Viggo Mortensen aparecen). Se sabe: el resultado no fue el esperado por Moore, y entonces, después, dirigió Fahrenheit 9/11...
Otro que vuelve a hacer de las suyas es Dario Argento. El veterano cineasta italiano, amante de los filmes de horror y suspenso acomete al mejor estilo clase B con The Mother of Tears, con su hija Asia como protagonista. Ella comienza no sabiéndolo, pero es hija de una hechicera, y la Madre de las lágrimas -que cobra vida gracias a un talismán- quiere eliminarla.
La melange incluye cuerpos tajeados, hachados, mujeres clavadas con una lanza de abajo hacia arriba, madres y padres que asesinan a sus bebés, brazos amputados, algo de sexo -y sí, una película con Asia Argento sin que por lo menos muestre un seno, no es una película de Asia Argento, aunque la dirija su padre- y un pésimo doblaje: los actores italianos hablando inglés son otro dolor de cabeza. El público ríe cuando no debería: algo debe haber salido mal.