"-No tengo razones para confiar en vos y todas las razones para desconfiar.
-¿Por qué?
-Porque trabajás en televisión."
Este es uno de los diálogos dichos a la velocidad de la luz y con la precisión de un bisturí que residen en el corazón de una de las mejores series producidas en los Estados Unidos en la última década. Una serie de TV que muestra cómo se hace la TV y se ocupa de revelar que detrás de las luces y las pantallas brillantes hay muchas sombras. Tal vez por eso, porque se atreve a levantar el telón de terciopelo y mostrar qué hay más allá del glamour de un negocio que vive de él, Studio 60 in Sunset Strip duró apenas 22 capítulos, esos que la señal de cable presentará desde pasado mañana, a las 20, como uno de los dos puntos más altos de su batería de estrenos de mitad de año. El otro tiene un origen totalmente diferente: Nightmares and Dreamscapes, unitario de ocho capítulos basado en la colección de cuentos cortos de Stephen King.
No parece casual que la ficción que se animó a quitarle la máscara a la poderosa industria de la pantalla chica haya tenido que luchar por mantenerse en el aire, a pesar de su increíble calidad en todos los rubros, y que en última instancia haya perdido la batalla.
Para su creador, Aaron Sorkin, no fue una sorpresa. El había escrito la exitosa y también controvertida The West Wing , esa historia que cargaba las tintas sobre el gobierno de su país y que duró siete temporadas, mientras que su esfuerzo anterior, Sports Night, sobre un programa de TV dedicado a los deportes, fue levantado luego de 45 episodios. Parece que, en este caso, la televisión resultó una institución mucho más susceptible a las críticas internas que la política.
Lo cierto es que mientras por allá y por acá la calidad de las propuestas ficcionales no alcanza para mantener un programa en pantalla, la llegada de Studio 60 in Sunset Strip es una buena noticia, aunque dure sólo 22 semanas. En ese tiempo, quienes se enganchen con el estilo acelerado de los grandes diálogos escritos por Sorkin, que, cansado de los sinsabores en la TV, está probando su talento en el cine (ver aparte), también podrán disfrutar de un elenco repleto de grandes actores. En primer lugar está Matthew Perry, que luego del final de Friends estaba decidido a dejar la pantalla chica y que se dedicó a rechazar el papel de Matt Albie, escrito para él, hasta que la contundencia de los guiones le ganó la partida a su testarudez. Algunos podrán decir que la dispar suerte de la serie fue provocada por la maldición Friends. Hasta ahora, Matt Leblanc, Lisa Kudrow y ahora Perry vieron cómo sus primeros proyectos post- Friends fracasaron. En el caso del actor antes conocido como Chandler Bing, el hecho de haber interpretado, aunque fuera sólo por una temporada, a un personaje tan interesante y complejo como el que le tocó en Studio 60... parece más bendición que maldición. Allí, junto a él aparecen los siempre precisos Bradley Whitford como Danny Tripp, Amanda Peet, Steven Webber y Sarah Paulson, entre otros muy buenos actores que completan el elenco de esta historia, que por momentos hace del detrás de escena de un programa de comedia al estilo de Saturday Night Live un espacio tan fascinante como lo era la oficina del presidente de los Estados Unidos en The West Wing.
Terror y terrorismo
Las adaptaciones de la extensa obra de Stephen King de las páginas de sus libros al cine y la TV han tenido resultados dispares. En el caso de la miniserie Nightmares & Dreamscapes , que comenzará hoy a las 22 (se traduce como Pesadillas y alucinaciones ), todo indica que está más cerca del acierto que del fracaso. Protagonizadas por actores de renombre, como William H. Macy, que encabeza el episodio "Umney s Last Case"; Marsha Mason ("The Road Virus Heads North"), y William Hurt ("Battleground"), estas historias funcionan como escuetas pero eficaces visitas al universo King. En el caso del episodio en el que aparece Hurt, entre los efectos especiales creados por Brian Henson, el hijo de Jim, factótum de Los Muppets, y la actuación de su protagonista que no necesita ni una palabra para pintar la pesadilla que le toca, resulta un momento televisivo que vale la pena mirar.
Algo similar ocurre con Traveler , serie que se estrenará el miércoles a las 20. El motor de la acción de este ciclo de suspenso y acción parece ser la paranoia que cubre a los Estados Unidos, al mundo entero en realidad, desde que el terrorismo se instaló en sus ciudades. En este caso, se trata de tres jóvenes recién graduados de la universidad que planean realizar una broma en un famoso museo de Nueva York. Pero lo que es apenas una demostración de rebeldía posadolescente para Jay Burchell y Tyler Fog, para el tercero del grupo, Will Traveler, es mucho más. Una bomba estalla en el museo, Tyler y Jay se transforman en enemigos del estado y Will parece no haber existido nunca. Un misterio que se alimenta de la novedosa y dramática coyuntura política internacional, Traveler tiene el ritmo de las miniseriesque suelen realizarse en la TV británica.
De regreso
No sólo de estrenos vive la segunda mitad del año de Warner Channel. También se nutre del retorno de sus series y reality shows más reconocidos. Por el lado de la ficción, el lunes, será el turno de las mujeres de The L Word. Exitosas, neuróticas, dulces, duras, angustiadas y ambiciosas, las protagonistas de esta serie que se anima a mostrar el mundo de un grupo de lesbianas que viven en Los Angeles escapan de los estereotipos y los prejuicios. Si bien por momentos parecen estar más cerca del cuarteto de Sex And The City que de mujeres de carne y hueso, los personajes de The L Word continúan en busca de su camino. En esta tercera temporada, Bette y Tina aprenderán a ser madres y Alice tendrá que superar su ruptura con Dana, mientras que la conflictuada Shane finalmente deseará formar una pareja estable con Carmen, una chica latina que no se anima a confesarle su homosexualidad a su familia tan disfuncional como los Fisher, los protagonistas de Six Feet Under . La serie creada por Alan Ball se despedirá de la pantalla chica (se verá los jueves,) en esta quinta y última temporada con más de una tragedia y un final conmovedor a la altura de la calidad que solía tener este programa en sus primeros años.
Por el costado de la TV verdad o al menos no argumental se verá, los sábados, a las 20, la tercera temporada de The Bachelorette, donde la rubia Jennifer Scheft intentará encontrar al hombre de sus sueños entre los 25 candidatos que la producción del programa seleccionó para ella. Lo mismo que hicieron para Jesse Palmer y Byron Velvick ( The Bachelor, domingos, a las 20), más conocidos como los solteros números 5 y 6, respectivamente. Apenas termine la búsqueda de la soltera, se verán, por separado, las de los dos hombres que podrán conocer e ir descartando 25 mujeres cada uno, hasta encontrar a su media naranja. O al menos a la versión de ella que la televisión les presente.
-¿Por qué?
-Porque trabajás en televisión."
Este es uno de los diálogos dichos a la velocidad de la luz y con la precisión de un bisturí que residen en el corazón de una de las mejores series producidas en los Estados Unidos en la última década. Una serie de TV que muestra cómo se hace la TV y se ocupa de revelar que detrás de las luces y las pantallas brillantes hay muchas sombras. Tal vez por eso, porque se atreve a levantar el telón de terciopelo y mostrar qué hay más allá del glamour de un negocio que vive de él, Studio 60 in Sunset Strip duró apenas 22 capítulos, esos que la señal de cable presentará desde pasado mañana, a las 20, como uno de los dos puntos más altos de su batería de estrenos de mitad de año. El otro tiene un origen totalmente diferente: Nightmares and Dreamscapes, unitario de ocho capítulos basado en la colección de cuentos cortos de Stephen King.
No parece casual que la ficción que se animó a quitarle la máscara a la poderosa industria de la pantalla chica haya tenido que luchar por mantenerse en el aire, a pesar de su increíble calidad en todos los rubros, y que en última instancia haya perdido la batalla.
Para su creador, Aaron Sorkin, no fue una sorpresa. El había escrito la exitosa y también controvertida The West Wing , esa historia que cargaba las tintas sobre el gobierno de su país y que duró siete temporadas, mientras que su esfuerzo anterior, Sports Night, sobre un programa de TV dedicado a los deportes, fue levantado luego de 45 episodios. Parece que, en este caso, la televisión resultó una institución mucho más susceptible a las críticas internas que la política.
Lo cierto es que mientras por allá y por acá la calidad de las propuestas ficcionales no alcanza para mantener un programa en pantalla, la llegada de Studio 60 in Sunset Strip es una buena noticia, aunque dure sólo 22 semanas. En ese tiempo, quienes se enganchen con el estilo acelerado de los grandes diálogos escritos por Sorkin, que, cansado de los sinsabores en la TV, está probando su talento en el cine (ver aparte), también podrán disfrutar de un elenco repleto de grandes actores. En primer lugar está Matthew Perry, que luego del final de Friends estaba decidido a dejar la pantalla chica y que se dedicó a rechazar el papel de Matt Albie, escrito para él, hasta que la contundencia de los guiones le ganó la partida a su testarudez. Algunos podrán decir que la dispar suerte de la serie fue provocada por la maldición Friends. Hasta ahora, Matt Leblanc, Lisa Kudrow y ahora Perry vieron cómo sus primeros proyectos post- Friends fracasaron. En el caso del actor antes conocido como Chandler Bing, el hecho de haber interpretado, aunque fuera sólo por una temporada, a un personaje tan interesante y complejo como el que le tocó en Studio 60... parece más bendición que maldición. Allí, junto a él aparecen los siempre precisos Bradley Whitford como Danny Tripp, Amanda Peet, Steven Webber y Sarah Paulson, entre otros muy buenos actores que completan el elenco de esta historia, que por momentos hace del detrás de escena de un programa de comedia al estilo de Saturday Night Live un espacio tan fascinante como lo era la oficina del presidente de los Estados Unidos en The West Wing.
Terror y terrorismo
Las adaptaciones de la extensa obra de Stephen King de las páginas de sus libros al cine y la TV han tenido resultados dispares. En el caso de la miniserie Nightmares & Dreamscapes , que comenzará hoy a las 22 (se traduce como Pesadillas y alucinaciones ), todo indica que está más cerca del acierto que del fracaso. Protagonizadas por actores de renombre, como William H. Macy, que encabeza el episodio "Umney s Last Case"; Marsha Mason ("The Road Virus Heads North"), y William Hurt ("Battleground"), estas historias funcionan como escuetas pero eficaces visitas al universo King. En el caso del episodio en el que aparece Hurt, entre los efectos especiales creados por Brian Henson, el hijo de Jim, factótum de Los Muppets, y la actuación de su protagonista que no necesita ni una palabra para pintar la pesadilla que le toca, resulta un momento televisivo que vale la pena mirar.
Algo similar ocurre con Traveler , serie que se estrenará el miércoles a las 20. El motor de la acción de este ciclo de suspenso y acción parece ser la paranoia que cubre a los Estados Unidos, al mundo entero en realidad, desde que el terrorismo se instaló en sus ciudades. En este caso, se trata de tres jóvenes recién graduados de la universidad que planean realizar una broma en un famoso museo de Nueva York. Pero lo que es apenas una demostración de rebeldía posadolescente para Jay Burchell y Tyler Fog, para el tercero del grupo, Will Traveler, es mucho más. Una bomba estalla en el museo, Tyler y Jay se transforman en enemigos del estado y Will parece no haber existido nunca. Un misterio que se alimenta de la novedosa y dramática coyuntura política internacional, Traveler tiene el ritmo de las miniseriesque suelen realizarse en la TV británica.
De regreso
No sólo de estrenos vive la segunda mitad del año de Warner Channel. También se nutre del retorno de sus series y reality shows más reconocidos. Por el lado de la ficción, el lunes, será el turno de las mujeres de The L Word. Exitosas, neuróticas, dulces, duras, angustiadas y ambiciosas, las protagonistas de esta serie que se anima a mostrar el mundo de un grupo de lesbianas que viven en Los Angeles escapan de los estereotipos y los prejuicios. Si bien por momentos parecen estar más cerca del cuarteto de Sex And The City que de mujeres de carne y hueso, los personajes de The L Word continúan en busca de su camino. En esta tercera temporada, Bette y Tina aprenderán a ser madres y Alice tendrá que superar su ruptura con Dana, mientras que la conflictuada Shane finalmente deseará formar una pareja estable con Carmen, una chica latina que no se anima a confesarle su homosexualidad a su familia tan disfuncional como los Fisher, los protagonistas de Six Feet Under . La serie creada por Alan Ball se despedirá de la pantalla chica (se verá los jueves,) en esta quinta y última temporada con más de una tragedia y un final conmovedor a la altura de la calidad que solía tener este programa en sus primeros años.
Por el costado de la TV verdad o al menos no argumental se verá, los sábados, a las 20, la tercera temporada de The Bachelorette, donde la rubia Jennifer Scheft intentará encontrar al hombre de sus sueños entre los 25 candidatos que la producción del programa seleccionó para ella. Lo mismo que hicieron para Jesse Palmer y Byron Velvick ( The Bachelor, domingos, a las 20), más conocidos como los solteros números 5 y 6, respectivamente. Apenas termine la búsqueda de la soltera, se verán, por separado, las de los dos hombres que podrán conocer e ir descartando 25 mujeres cada uno, hasta encontrar a su media naranja. O al menos a la versión de ella que la televisión les presente.