Aunque ha sido recibido por la crítica como uno de sus mejores papeles en los últimos años, Meryl Streep reconoce que no le costó mucho esfuerzo interpretar a la omnipotente editora de modas Miranda Priestly en El diablo viste a la moda.
Ambas son mujeres talentosas, poderosas, respetadas, admiradas y hasta temidas por ser sumamente rigurosas y exigentes en sus trabajos, lo que las lleva muchas veces a ser incomprendidas por quienes las rodean.
"Poca gente entiende a las mujeres con poder, y eso crea imágenes erróneas en mundos como el del cine o el de la moda, donde hay muchas jerarquías", destacó Streep, de 57 años, durante una conferencia de prensa para promocionar el film en el hotel Regency de Manhattan. "Por ejemplo -explicó-, si yo pido un café durante el rodaje de una película, la solicitud pasa por diez personas y cuando le llega a la última, esa persona ha tenido que escuchar todos los mitos sobre mí además de si lo quiero con azúcar o con edulcorante, con leche o con crema Conclusión: esa persona está aterrorizada y yo sólo había pedido un simple café."
A diferencia de la magistral Streep, quien se pone en el lugar de sus asistentes y colegas para trabajar mejor, Miranda Priestly es malvada y despiadada con sus secretarias, a las que cambia más seguido que la ropa que lleva cuando dirige la revista Runway , la más influyente en el mundo de la moda neoyorquina. El personaje está inspirado en Anna Wintour, exitosísima directora real de la revista Vogue en Estados Unidos, una de las figuras con más peso a la hora de decidir qué está "in" o "out" en las pasarelas, vidrieras y vestuarios femeninos.
Distante, misteriosa, pero siempre rodeada de glamour , las idas y venidas de Wintour han servido para que muchos admiradores y también críticos envidiosos opinaran sobre ella. De hecho, la película, dirigida por David Frankel, está basada en el libro El diablo viste de Prada , best-seller escrito por Lauren Weisberger, quien fue brevemente asistente personal de Wintour y noveló sus experiencias para superar los malos tragos que le causó su jefa.
En el film, Anne Hathaway ( Diarios de una princesa y Secreto en la montaña ) es la encargada de personificar a Andy Sachs, una inteligente aprendiz de periodista, pero sin mucho sentido de la moda, que se convierte en la nueva secretaria a la que Priestly "torturará" día y noche. Y en el momento de ponerse delante de las cámaras, la propia Hathaway, de 23 años, también sucumbió a los "mitos" que rodean a Streep, quien en su currículum suma 13 nominaciones a premios Oscar y dos estatuillas por Kramer versus Kramer y La decisión de Sophie .
"Lo más difícil fue actuar con ella y no titubear en cada escena; sentirme lo suficientemente cómoda para superar el hecho de que me sintiera tan debajo de su nivel actoral, tomando en cuenta toda su experiencia -dijo durante una entrevista-.
Ambas son mujeres talentosas, poderosas, respetadas, admiradas y hasta temidas por ser sumamente rigurosas y exigentes en sus trabajos, lo que las lleva muchas veces a ser incomprendidas por quienes las rodean.
"Poca gente entiende a las mujeres con poder, y eso crea imágenes erróneas en mundos como el del cine o el de la moda, donde hay muchas jerarquías", destacó Streep, de 57 años, durante una conferencia de prensa para promocionar el film en el hotel Regency de Manhattan. "Por ejemplo -explicó-, si yo pido un café durante el rodaje de una película, la solicitud pasa por diez personas y cuando le llega a la última, esa persona ha tenido que escuchar todos los mitos sobre mí además de si lo quiero con azúcar o con edulcorante, con leche o con crema Conclusión: esa persona está aterrorizada y yo sólo había pedido un simple café."
A diferencia de la magistral Streep, quien se pone en el lugar de sus asistentes y colegas para trabajar mejor, Miranda Priestly es malvada y despiadada con sus secretarias, a las que cambia más seguido que la ropa que lleva cuando dirige la revista Runway , la más influyente en el mundo de la moda neoyorquina. El personaje está inspirado en Anna Wintour, exitosísima directora real de la revista Vogue en Estados Unidos, una de las figuras con más peso a la hora de decidir qué está "in" o "out" en las pasarelas, vidrieras y vestuarios femeninos.
Distante, misteriosa, pero siempre rodeada de glamour , las idas y venidas de Wintour han servido para que muchos admiradores y también críticos envidiosos opinaran sobre ella. De hecho, la película, dirigida por David Frankel, está basada en el libro El diablo viste de Prada , best-seller escrito por Lauren Weisberger, quien fue brevemente asistente personal de Wintour y noveló sus experiencias para superar los malos tragos que le causó su jefa.
En el film, Anne Hathaway ( Diarios de una princesa y Secreto en la montaña ) es la encargada de personificar a Andy Sachs, una inteligente aprendiz de periodista, pero sin mucho sentido de la moda, que se convierte en la nueva secretaria a la que Priestly "torturará" día y noche. Y en el momento de ponerse delante de las cámaras, la propia Hathaway, de 23 años, también sucumbió a los "mitos" que rodean a Streep, quien en su currículum suma 13 nominaciones a premios Oscar y dos estatuillas por Kramer versus Kramer y La decisión de Sophie .
"Lo más difícil fue actuar con ella y no titubear en cada escena; sentirme lo suficientemente cómoda para superar el hecho de que me sintiera tan debajo de su nivel actoral, tomando en cuenta toda su experiencia -dijo durante una entrevista-.
Hubo un momento en el que verdaderamente me estaba volviendo loca pensando: «¿Qué estoy haciendo? ¿Cómo voy a lograrlo?». Pero al final, me dije: «Nadie va a verte a vos; todos los ojos estarán concentrados en Meryl. Así que calmate y relajate»".
Y como a la desencajada Andy, a Hathaway tampoco le fue fácil instruirse en las reglas del mundo fashion . "Me gusta la moda en otras personas; para mí, «moda» significa lo que esté limpio ese día. Así que hago lo mejor que puedo al vestirme", apuntó. Por su parte, Streep se ríe ahora, cuando se le cuentan los temores de Hathaway al iniciar el rodaje, pero admite que, por la autoridad y distancia que emanaba de su personaje, fue una filmación muy solitaria. "Para muchos, yo era el diablo en persona y en los cortes no podía ir a bromear con el resto de los protagonistas así nomás. Acabé pasando mucho tiempo sola", señaló en la conferencia de prensa, poco antes de partir al Central Park para ponerse en la piel de la Madre Coraje, de Bertolt Brecht.
-¿En quién se inspiró para construir el papel de Miranda Priestly?
-Yo estaba interesada en crear a un ser humano complicado y contradictorio, como todos nosotros. Y me parecía mucho más interesante construirlo sobre la base de mis propias experiencias que hacer un documental sobre Anne Wintour, a la que apenas conozco. Así que me inspiré en los hombres poderosos de la industria del cine. En realidad, comparada con muchos, Miranda se comporta muy bien; es casi como un diplomático frío.
-La película analiza la tiranía de la moda y sus víctimas más jóvenes: las adolescentes. ¿Usted sigue los dictámenes de las revistas de moda y la publicidad?
-Nunca he seguido la moda con atención, pero siempre me ha fascinado cómo los hombres y las mujeres nos presentamos ante el mundo y construimos un personaje a través de la ropa. Pero creo que la presión que la moda ejerce sobre las adolescentes de hoy es terrible, absolutamente destructiva, a todos los niveles. Les prestamos más atención a la moda, a los zapatos y a los músculos que a lo que ocurre en el mundo.
-Su encarnación de Miranda ha cosechado muchos aplausos. ¿Usted lo considera uno de sus mejores papeles?
-Es un personaje que me ha recordado mucho al que interpreté en Kramer versus Kramer , alguien a quien la audiencia va a juzgar enseguida, a encasillar como la «mala». Por eso, para mí, darle matices que la humanizaran era muy importante. No creo que sea alguien cínico y amargado como algunos se empeñan en definirla. Hay que saber mirar más allá de la fachada. La gente que es buena en lo suyo no se dedica a sonreír constantemente.
-¿Cree que a las mujeres con poder se las juzga de manera diferente que a los hombres poderosos?
-En nuestra sociedad todavía no se las acepta. Siempre me ha fascinado cómo la misma frase, con la misma inflexión, adquiere un peso muy diferente y pasa de ser algo normal a algo duro e irritante cuando la gente la escucha de boca de una mujer. Me parece que para muchos hombres todavía es un mal trago aceptar que podamos tener más dinero que ellos, pero es un proceso que no tiene marcha atrás.
-¿Usted ha sacrificado a menudo su vida privada por la profesional, como Miranda? -
Ella es un tipo de mujer muy concreto, pero ¿quién dice que toda mujer trabajadora tenga que acabar divorciándose? [N. de R.: Streep está casada desde hace tres décadas.] Creo que todas las personas que tienen familias tienen que tomar decisiones vitales respecto a su trabajo, pero precisamente por nuestra capacidad de percepción y nuestro talento para hacer muchas cosas a la vez vamos a ser nosotras quienes acabemos liderando el mundo en el futuro. Las que se comportan como hombres quizá consigan más cosas, pero van a perder la vida, como les ha sucedido a muchos hombres.
Y como a la desencajada Andy, a Hathaway tampoco le fue fácil instruirse en las reglas del mundo fashion . "Me gusta la moda en otras personas; para mí, «moda» significa lo que esté limpio ese día. Así que hago lo mejor que puedo al vestirme", apuntó. Por su parte, Streep se ríe ahora, cuando se le cuentan los temores de Hathaway al iniciar el rodaje, pero admite que, por la autoridad y distancia que emanaba de su personaje, fue una filmación muy solitaria. "Para muchos, yo era el diablo en persona y en los cortes no podía ir a bromear con el resto de los protagonistas así nomás. Acabé pasando mucho tiempo sola", señaló en la conferencia de prensa, poco antes de partir al Central Park para ponerse en la piel de la Madre Coraje, de Bertolt Brecht.
-¿En quién se inspiró para construir el papel de Miranda Priestly?
-Yo estaba interesada en crear a un ser humano complicado y contradictorio, como todos nosotros. Y me parecía mucho más interesante construirlo sobre la base de mis propias experiencias que hacer un documental sobre Anne Wintour, a la que apenas conozco. Así que me inspiré en los hombres poderosos de la industria del cine. En realidad, comparada con muchos, Miranda se comporta muy bien; es casi como un diplomático frío.
-La película analiza la tiranía de la moda y sus víctimas más jóvenes: las adolescentes. ¿Usted sigue los dictámenes de las revistas de moda y la publicidad?
-Nunca he seguido la moda con atención, pero siempre me ha fascinado cómo los hombres y las mujeres nos presentamos ante el mundo y construimos un personaje a través de la ropa. Pero creo que la presión que la moda ejerce sobre las adolescentes de hoy es terrible, absolutamente destructiva, a todos los niveles. Les prestamos más atención a la moda, a los zapatos y a los músculos que a lo que ocurre en el mundo.
-Su encarnación de Miranda ha cosechado muchos aplausos. ¿Usted lo considera uno de sus mejores papeles?
-Es un personaje que me ha recordado mucho al que interpreté en Kramer versus Kramer , alguien a quien la audiencia va a juzgar enseguida, a encasillar como la «mala». Por eso, para mí, darle matices que la humanizaran era muy importante. No creo que sea alguien cínico y amargado como algunos se empeñan en definirla. Hay que saber mirar más allá de la fachada. La gente que es buena en lo suyo no se dedica a sonreír constantemente.
-¿Cree que a las mujeres con poder se las juzga de manera diferente que a los hombres poderosos?
-En nuestra sociedad todavía no se las acepta. Siempre me ha fascinado cómo la misma frase, con la misma inflexión, adquiere un peso muy diferente y pasa de ser algo normal a algo duro e irritante cuando la gente la escucha de boca de una mujer. Me parece que para muchos hombres todavía es un mal trago aceptar que podamos tener más dinero que ellos, pero es un proceso que no tiene marcha atrás.
-¿Usted ha sacrificado a menudo su vida privada por la profesional, como Miranda? -
Ella es un tipo de mujer muy concreto, pero ¿quién dice que toda mujer trabajadora tenga que acabar divorciándose? [N. de R.: Streep está casada desde hace tres décadas.] Creo que todas las personas que tienen familias tienen que tomar decisiones vitales respecto a su trabajo, pero precisamente por nuestra capacidad de percepción y nuestro talento para hacer muchas cosas a la vez vamos a ser nosotras quienes acabemos liderando el mundo en el futuro. Las que se comportan como hombres quizá consigan más cosas, pero van a perder la vida, como les ha sucedido a muchos hombres.