A Streep pocos la cuentan a la hora de confiarle comedias, y la actriz de La decisión de Sophie demostró que condiciones no sólo no le faltan, sino que lo disfruta. Desde La muerte le sienta bien (1992) hasta Prime, estrenada este año, la mujer no movió una sonrisa, y en la película que se estrena en nuestro país la maliciosidad es algo así como su marca de fábrica.
Y precisamente en el mundo de las marcas, y la moda, se mueve Miranda, editora de una revista femenina que marca tanto —o más— tendencia que los diseñadores en las pasarelas. Tiránica pero no paródica, como su amiga Glenn Close hizo con Cruella DeVille, Streep esconde en cada maltrato a sus secretarias o súbditos en la redacción un dejo de impotencia ingrata.
A su oficina llega una periodista con ganas de ascender, pero más de escribir en el New Yorker que en una publicación femenina. Andy no sólo viste "normal" —o mal, de acuerdo a quién lo diga— sino que le interesa bien poco el mundo de la moda. Pero la vacante como segunda secretaria está vacante, y si aguanta un año que Miranda le tire, literalmente, el tapado sobre su escritorio todas las mañanas y le pida insólitos como conseguir una copia del manuscrito del nuevo libro de Harry Potter antes de que llegue a imprenta, tal vez lo logre. Sólo tal vez.
Lo que vuelve a El diablo viste a la moda en algo más que una comedia con muuuucho sarcasmo es el tono que el director David Frankel —con varios episodios de Sex and the City sobre sus espaldas— le imprime a esa relación que comienza desigual, y que termina...
Los cambios que va sufriendo Andy con cada día en la empresa, que la alejan de su novio y sus amigos, lo kitsch y el absurdo, la obsecuencia por conveniencia, el temor a quedarse sin trabajo y a no pertenecer donde se cree que se pertenece, todo está tamizado con un humor zumbón, del que Anne Hathaway tiene muchísimo que ver.
La actriz de comedias simplonas como El diario de la princesa, que sorprendió en El secreto de la montaña, le juega de igual a igual a Streep. El elenco tiene soportes como Stanley Tucci, Emily Blunt (MI verano de amor) y Adrian Grenier como para que el humor y el romanticismo tengan su gran toque de distinción