12 noviembre 2008

La ex estrella de TV que no encuentra su destino

Antes de que la última gran sitcom, Friends , cerrará sus puertas, Aniston era la gran promesa entre el grupo de amigos neoyorquinos de la ficción. Por un tiempo, parecía la más capacitada para dar el salto a lo George Clooney de la TV al cine, caer parada y de paso sacar licencia de gran estrella. Pero eso quedó atrás. Ninguna de sus películas logró impactar en la taquilla ni en los críticos ( Descarrilados , Dicen por ahí y Viviendo con mi ex, entre otras), pero para muchos la verdadera razón de que ahora Aniston sea una más entre tantas actrices que intentan encontrar su lugar en la industria es su vida personal. Más de un analista del impredecible mundo de Hollywood supone que su declive comenzó cuando Aniston dejó de formar parte de esa entidad llamada Braniston .

¿Habrá sido realmente su divorcio de Brad Pitt el inicio del fin? ¿Habrá sido que, aunque Angelina Jolie fue la "otra mujer", su nueva encarnación como madre universal y filantrópica, le quitó todo interés a la buena de Aniston? Puede ser. Lo cierto es que, según la prensa del corazón, su vida amorosa después del divorcio fue cuanto menos errática. Al tiempo que los hombres con los que se la relacionó no dieron la talla para llenar los bellos zapatos de Pitt, ella no consiguió desprenderse de la imagen de la mujer fría que en favor de su carrera le negaba al galán los hijos que tan desesperadamente deseaba tener. Qué sucedió realmente en este caso es imposible de saber, pero la percepción de gran parte del público es que Aniston priorizó el trabajo frente a la maternidad e, irónicamente, la castigaron por ello donde suponían que más le dolería: su profesión.

Sus apariciones en programas de televisión, como Dirt , de su amiga de la pantalla y la vida real Courtney Cox Arquette, y en 30 Rock suenan más a desesperados intentos por permanecer en el ojo de la audiencia que a la diversión que ella dice haber sentido al hacerlas, lo mismo que sus últimas apariciones públicas. Además de ser la cara de una línea de agua mineral, Aniston hizo declaraciones sobre el supuesto suicidio de Owen Wilson, su compañero de elenco en el film que se estrenará en Navidad en los Estados Unidos y, Marley & Me. Ella, que sostiene una relación de odio-odio con los paparazzi, decidió que la mejor manera de promocionar la película era comentar sobre la vida privada de su compañero de elenco. Tal vez, cansada de las persecuciones y las intrusiones de los fotógrafos, Aniston haya decidido tomar el toro por las astas. De hecho, hace pocas días volvieron a atacarla en su punto débil. A partir de unas imágenes poco favorecedoras en las que se la veía con pancita y cerca de su último ex novio, el músico John Mayer -ese que la dejó y luego publicó en su blog las razones del abandono-, la alerta de embarazo llegó a rojo carmesí. Hasta se habló de mellizos. Ella lo negó, pero no comentó nada sobre la posible reconciliación con Mayer al que Aniston le lleva ocho años. Algo malo ocurre en la vida de una actriz, incluso una de Hollywood, cuando nadie se acuerda de la última película que hizo, pero todos tienen muy presente que su reloj biológico entró en estado crítico.

Atrapada en la categoría de ex estrella de televisión sin poder recibirse de estrella de cine, quizá lo que necesite para salir del pozo sea un buen guión. Tal vez, podría pedírselo a la inteligente Tina. De hecho, con Chicas pesadas le construyó una carrera instantánea a Lindsay Lohan, que ella se encargó de dinamitar, pero eso es otra historia.