Si damos prioridad a la fama, sin duda corresponde a Tarantino ocupar lo alto del podio en la carrera de esta jornada hacia la Palma de Oro, teniendo en cuenta además que el pase de su cinta, un pastiche de persecuciones de automóvil, humor y casquería en homenaje a la serie B, se ha cerrado con aplausos y gritos de entusiasmo.
Nada raro, teniendo en cuenta que el director nacido en Knoxville en 1963 es acogido en Cannes como en su casa desde que hace 13 años se llevó la Palma con Pulp Fiction. Además, su cine adrenalínico llega al extremo en este Death Prof. que se estrena en Cannes como cinta independiente, mientras que en EE UU formó parte de Grindhouse.
Ese homenaje a los antiguos programas dobles de cine de los años 70 se completa con Planet Terror, otra cinta de Robert Rodríguez -quien ha acompañado hoy a Cannes a su amigo- y ha supuesto un fracaso comercial en Estados Unidos que ahora esperan corregir estrenándolas por separado. Asimismo, la versión europea incluye secuencias como un baile erótico que "en la estadounidense no aparece", ha explicado Tarantino en la rueda de prensa tras el pase, acompañado de sus actores Kurt Russell, Rosario Dawson, Rose McGowan, Tracie Thoms y Zoe Bell.
"El punto de partida es que quería hacer una película 'slasher'", pero las reglas de ese género de terror sanguinolento "son muy rígidas", así que las adaptó a su estilo. "Aproveché su estructura, sus normas básicas", como la de que haya voluptuosas muchachas que acaban despedazadas por un psicópata, pero "intento trascender estas películas, en realidad intento crear mi propio género", ha explicado con la locuacidad que le caracteriza.
Sobre sus posibilidades de repetir triunfo en Cannes, se ha mostrado tranquilo y ha aupntado que "lo único más prestigioso que la lista de ganadores de la Palma de Oro es la lista de los que no la han ganado".
Caso este último del pintor y cineasta Julian Schnabel, que con Le scaphandre et le papillon ha arrancado dos tandas de aplausos con su deslumbrante adaptación del libro homónimo de Jean-Dominique Bauby. Y eso que el reto era de altura: contar la historia real de Bauby, que a causa de una embolia, quedó paralizado por completo, con excepción de un párpado, pese a lo cual escribió el libro.
El ritmo pausado de Reygadas
Por otra parte, en Stellet licht, el mexicano Carlos Reygadas vuelve a aspirar a la Palma tras hacerlo en 2005 con Batalla en el cielo y llevarse una mención especial a la Cámara de Oro en 2002 con Japón.
Fiel a su ritmo pausado y su atención al silencio y los detalles, Reygadas (México, 1971) narra una historia de amor, fidelidad y fe en una comunidad menonita de las que siguen en el norte de México ese culto anabaptista y conservan su propia lengua y cultura rurales. "Quise recoger cómo trabajan la tierra, cómo viven", ha explicado a la prensa Reygadas, cuya cinta tiene fuertes connotaciones con Orden (1955), obra maestra de Carl Theodor Dreyer.