El mar fue lo único embravecido en la nochecita de Cannes, ya que en el Grand Theatre Lumiere nadie cuestionaba los premios que el Jurado, presidido por el inglés Stephen Frears, otorgaba en la clausura de la 60ª edición del Festival.
Era casi cantado que 4 meses, 3 semanas y 2 días, el fuerte relato sobre una joven estudiante que decide abortar en la Rumania de Ceausescu, era gran candidata. Y se llevó muy merecidamente la Palma de Oro. El abuso de poder que el hombre que hará el aborto en una habitación de hotel hacia la joven y su compañera refleja metafóricamente a una sociedad en opresión. Planos extensos, la cámara fija, diálogos secos pero con mucha vivacidad, arman un combo devastador y emotivo.
Es un gran momento el que está viviendo el cine rumano, que aquí premió el año pasado a Corneliu Porumboiu (40 años, con la Cámara de Oro por Bucarest 12:08) y en 2005 a Cristi Puiu (32, en Una cierta mirada con La noche del Sr. Lazarezcu). Anteayer se sumó el premio en Una cierta mirada a California Dreamin', del fallecido Cristian Nemescu (tenía 27 años).
La sala llena aguardó a que Diane Kruger, la alemana de Troya y maestra de ceremonia, invitara a distintas personalidades al sobrio escenario y, ante la mirada del Jurado y el anuncio de Frears, a entregar las distinciones. Jamel Debbouze, el actor parisino que el año pasado ganó con sus compañeros de elenco el premio al mejor actor por Indigenes, bromeó sobre el presidente Nicolas Sarkozy. Fue el único. Debbouze entregó el Premio del Jurado ex aequo a la francesa Persepolis, dibujo animado en blanco y negro sobre una niña iraní que escapa de su país y se radica en Viena y París, y a Luz silenciosa, gran película del mexicano Carlos Reygadas sobre un caso de infidelidad en una comunidad menonita. No fue el único galardón para México: hubo otro para el corto Ver llover, de Elisa Miller.
Mejor director —el tercero en importancia tras la Palma y el Gran Premio del Jurado, que fue para The Mourning Forest, de otra mimada de Cannes, la japonesa Naomi Kawase— fue el neoyorquino Julian Schnabel, por la local Le scaphandre et le papillon, historia verídica de un editor de Elle que queda parapléjico y se relaciona sólo guiñando su ojo izquierdo.
Charlotte Rampling anunció que el hamburgués Fatih Akin ganó el premio al mejor guión por The Edge of Heaven, en la que vuelve a pivotear sobre la re lación entre turcos y alemanes. Y Alain Delon, quien hace un par de años había dicho que "nunca más" vendría al Festival, fue el encargado de entregar el premio a la mejor actriz, a la surcoreana Jeon Do-yeon, por Secret Sunshine. Bastante sufre su personaje en el filme —su marido que la engañaba la deja viuda, se muda y le raptan al hijito, entrega toda su plata y lo encuentra muerto— y ella está, claro, muy bien. Igualmente trágico es el personaje de Konstantin Lavronenko en The Banishment, del ruso Andrei Zvyagintsev: su mujer le dice que espera un hijo que no es suyo, la hace abortar... Mejor, no seguir.
El premio por el 60 aniversario a Gus Van Sant, por la atrapante Paranoid Park, sonó a tributo al hombre que cada vez filma más ascético sobre el mundo adolescente. El Jurado dejó fuera del palmarés a los hermanos Coen, para muchos, hacedores de uno de los mejores títulos de la muestra, No Country for Old Men.
La que siguió fue Jane Fonda, con la Palma de Oro, la película de clausura, L'Age des tenebres, muy buena comedia dramática del canadiense Denys Arcand, y la confirmación de que ésta fue una edición de calidad, sin una obra maestra pero con títulos muy por encima de lo que ofrece el más importante festival del mundo
Era casi cantado que 4 meses, 3 semanas y 2 días, el fuerte relato sobre una joven estudiante que decide abortar en la Rumania de Ceausescu, era gran candidata. Y se llevó muy merecidamente la Palma de Oro. El abuso de poder que el hombre que hará el aborto en una habitación de hotel hacia la joven y su compañera refleja metafóricamente a una sociedad en opresión. Planos extensos, la cámara fija, diálogos secos pero con mucha vivacidad, arman un combo devastador y emotivo.
Es un gran momento el que está viviendo el cine rumano, que aquí premió el año pasado a Corneliu Porumboiu (40 años, con la Cámara de Oro por Bucarest 12:08) y en 2005 a Cristi Puiu (32, en Una cierta mirada con La noche del Sr. Lazarezcu). Anteayer se sumó el premio en Una cierta mirada a California Dreamin', del fallecido Cristian Nemescu (tenía 27 años).
La sala llena aguardó a que Diane Kruger, la alemana de Troya y maestra de ceremonia, invitara a distintas personalidades al sobrio escenario y, ante la mirada del Jurado y el anuncio de Frears, a entregar las distinciones. Jamel Debbouze, el actor parisino que el año pasado ganó con sus compañeros de elenco el premio al mejor actor por Indigenes, bromeó sobre el presidente Nicolas Sarkozy. Fue el único. Debbouze entregó el Premio del Jurado ex aequo a la francesa Persepolis, dibujo animado en blanco y negro sobre una niña iraní que escapa de su país y se radica en Viena y París, y a Luz silenciosa, gran película del mexicano Carlos Reygadas sobre un caso de infidelidad en una comunidad menonita. No fue el único galardón para México: hubo otro para el corto Ver llover, de Elisa Miller.
Mejor director —el tercero en importancia tras la Palma y el Gran Premio del Jurado, que fue para The Mourning Forest, de otra mimada de Cannes, la japonesa Naomi Kawase— fue el neoyorquino Julian Schnabel, por la local Le scaphandre et le papillon, historia verídica de un editor de Elle que queda parapléjico y se relaciona sólo guiñando su ojo izquierdo.
Charlotte Rampling anunció que el hamburgués Fatih Akin ganó el premio al mejor guión por The Edge of Heaven, en la que vuelve a pivotear sobre la re lación entre turcos y alemanes. Y Alain Delon, quien hace un par de años había dicho que "nunca más" vendría al Festival, fue el encargado de entregar el premio a la mejor actriz, a la surcoreana Jeon Do-yeon, por Secret Sunshine. Bastante sufre su personaje en el filme —su marido que la engañaba la deja viuda, se muda y le raptan al hijito, entrega toda su plata y lo encuentra muerto— y ella está, claro, muy bien. Igualmente trágico es el personaje de Konstantin Lavronenko en The Banishment, del ruso Andrei Zvyagintsev: su mujer le dice que espera un hijo que no es suyo, la hace abortar... Mejor, no seguir.
El premio por el 60 aniversario a Gus Van Sant, por la atrapante Paranoid Park, sonó a tributo al hombre que cada vez filma más ascético sobre el mundo adolescente. El Jurado dejó fuera del palmarés a los hermanos Coen, para muchos, hacedores de uno de los mejores títulos de la muestra, No Country for Old Men.
La que siguió fue Jane Fonda, con la Palma de Oro, la película de clausura, L'Age des tenebres, muy buena comedia dramática del canadiense Denys Arcand, y la confirmación de que ésta fue una edición de calidad, sin una obra maestra pero con títulos muy por encima de lo que ofrece el más importante festival del mundo