En la ficción de Zodíaco, ambientada hasta el mínimo detalle en el San Francisco de la década del ' 70, a Mark Ruffalo le toca encarnar a un policía real, Dave Toschi, uno de los protagonistas en una trama criminal que horrorizó y fascinó al público y los medios en la época.
Zodíaco cuenta la búsqueda de un asesino serial que aterrorizó a los habitantes californianos y no logró ser atrapado. Un asesino de los peores, esos que tienen ansia de fama y ningún motivo aparente, este demente comenzó a enviarle cartas cifradas al diario The San Francisco Chronicle, interesando a un caricaturista (Jake Gyllenhall) y a un periodista de la sección policiales pasado de alcohol y drogas (Robert Downey Jr).
El detective Dave Toschi, que Ruffalo encarna con precisión quirúrgica después de haberse reunido con él innumerables veces, es tan mítico en su distrito que se dice que sirvió de modelo para Harry el Sucio, el personaje de Clint Eastwood y también para el policía que Steve McQueen compuso en Bullitt. "La primera vez que fui a su casa lo noté reticente, su mujer sobre todo no quería que volviera a involucrarse en el caso. El no entendía porqué yo, un actor de Hollywood, quería hablar con él. Empezó a soltarse cuando le dije que mi intención era serle fiel. Y de algún modo me trasladó su obsesión".
Ruffalo habla con una media sonrisa atrapada en los labios. Parece un tipo tranquilo, simpático, sin vanidad. Es un gran actor, uno de carrera, ha actuado mucho en teatro y, a los 39 años, integra el directorio de la famosa escuela de actuación Stella Adler en Los Angeles, academia donde estudió cuando llegó a la ciudad a los 19, un chico de Wisconsin lleno de ilusiones.
Como a muchos estereotípicos actores de Hollywood, a Ruffalo le tomó casi nueve años ser descubierto. Mientras tanto se desempeñó como barman, trabajo que le permitió pagarse un departamento y poder ir a castings. En una ciudad donde la mayoría de los mozos son aspirantes a actores, son pocos los que consiguen hacer realidad sus sueños. Ruffalo es uno de ellos y lo admite con humildad. "Tuvieron que pasar muchos años desde que me ofrecieron el primer rol para que se me fuera la idea de que en cualquier momento iba a tener que volver a trabajar a la barra".
Desde entonces se dedicó por completo a la actuación hasta que en el 2000 se casó, tuvo dos hijos (tiene un tercero en camino) y empezó a repartirse por partes iguales entre la profesión y la familia. "Siempre digo que Hollywood es una ciudad de humo y espejos. Aunque no para mí. Si antes tenia los pies sobre la tierra el matrimonio me hizo aún más realista y estable. Sé que soy muy afortunado por eso".
Su colega Downey Jr. tiene que sacar a relucir en la película algunos de los demonios privados por el que se hizo famoso hace unos años. "No hablamos de eso pero lo vi muy centrado. Claramente dejo atrás ese pasado. Siempre fui un gran fan suyo, creo que está cerca de ser un genio. Es muy divertido y generoso, y diría que es uno de los mejores actores de mi generación junto a Javier Bardem, Joaquin Phoenix, Benicio del Toro y Sean Penn".
Con Penn trabajó en Todos los hombres del Rey y comparte militancia antibelicista. "No queremos estar en Irak por una guerra injusta y estoy seguro que el 80% de la población de mi país comparte ese sentimiento", dice.
Ruffalo no se incluyó en la lista de grandes actores de su generación y tampoco tomó el guante ante la pregunta de si es consciente de la atracción que ejerce en la platea femenina, especialmente después de un par de papeles en comedias románticas. "Humo y espejos otra vez —dice sonriendo—. La verdad es que nunca fui un galán como Brad Pitt, las chicas en el colegio no me perseguían. Y además estoy casado. Lo único que espero es que los hombres piensen al menos que soy cool".
Zodíaco cuenta la búsqueda de un asesino serial que aterrorizó a los habitantes californianos y no logró ser atrapado. Un asesino de los peores, esos que tienen ansia de fama y ningún motivo aparente, este demente comenzó a enviarle cartas cifradas al diario The San Francisco Chronicle, interesando a un caricaturista (Jake Gyllenhall) y a un periodista de la sección policiales pasado de alcohol y drogas (Robert Downey Jr).
El detective Dave Toschi, que Ruffalo encarna con precisión quirúrgica después de haberse reunido con él innumerables veces, es tan mítico en su distrito que se dice que sirvió de modelo para Harry el Sucio, el personaje de Clint Eastwood y también para el policía que Steve McQueen compuso en Bullitt. "La primera vez que fui a su casa lo noté reticente, su mujer sobre todo no quería que volviera a involucrarse en el caso. El no entendía porqué yo, un actor de Hollywood, quería hablar con él. Empezó a soltarse cuando le dije que mi intención era serle fiel. Y de algún modo me trasladó su obsesión".
Ruffalo habla con una media sonrisa atrapada en los labios. Parece un tipo tranquilo, simpático, sin vanidad. Es un gran actor, uno de carrera, ha actuado mucho en teatro y, a los 39 años, integra el directorio de la famosa escuela de actuación Stella Adler en Los Angeles, academia donde estudió cuando llegó a la ciudad a los 19, un chico de Wisconsin lleno de ilusiones.
Como a muchos estereotípicos actores de Hollywood, a Ruffalo le tomó casi nueve años ser descubierto. Mientras tanto se desempeñó como barman, trabajo que le permitió pagarse un departamento y poder ir a castings. En una ciudad donde la mayoría de los mozos son aspirantes a actores, son pocos los que consiguen hacer realidad sus sueños. Ruffalo es uno de ellos y lo admite con humildad. "Tuvieron que pasar muchos años desde que me ofrecieron el primer rol para que se me fuera la idea de que en cualquier momento iba a tener que volver a trabajar a la barra".
Desde entonces se dedicó por completo a la actuación hasta que en el 2000 se casó, tuvo dos hijos (tiene un tercero en camino) y empezó a repartirse por partes iguales entre la profesión y la familia. "Siempre digo que Hollywood es una ciudad de humo y espejos. Aunque no para mí. Si antes tenia los pies sobre la tierra el matrimonio me hizo aún más realista y estable. Sé que soy muy afortunado por eso".
Su colega Downey Jr. tiene que sacar a relucir en la película algunos de los demonios privados por el que se hizo famoso hace unos años. "No hablamos de eso pero lo vi muy centrado. Claramente dejo atrás ese pasado. Siempre fui un gran fan suyo, creo que está cerca de ser un genio. Es muy divertido y generoso, y diría que es uno de los mejores actores de mi generación junto a Javier Bardem, Joaquin Phoenix, Benicio del Toro y Sean Penn".
Con Penn trabajó en Todos los hombres del Rey y comparte militancia antibelicista. "No queremos estar en Irak por una guerra injusta y estoy seguro que el 80% de la población de mi país comparte ese sentimiento", dice.
Ruffalo no se incluyó en la lista de grandes actores de su generación y tampoco tomó el guante ante la pregunta de si es consciente de la atracción que ejerce en la platea femenina, especialmente después de un par de papeles en comedias románticas. "Humo y espejos otra vez —dice sonriendo—. La verdad es que nunca fui un galán como Brad Pitt, las chicas en el colegio no me perseguían. Y además estoy casado. Lo único que espero es que los hombres piensen al menos que soy cool".