
En un flashback, Desmond (Henry Ian Cusick), el personaje que los televidentes de la serie conocen como "el hombre que vivía dentro del refugio", le confiesa a un guardiacárcel que siempre lleva el libro con él porque quiere que sea lo último que lea antes de morir. Más tarde, en la isla, cuando Desmond cree que es el fin, encuentra dentro de la novela una carta de Penny, el amor de su vida. Su misiva lo impulsa a emprender una misión suicida para salvar la isla y, queda implícito, probablemente al mundo también.
En una visita reciente a Nueva York, Damon Lindelof y Carlton Cuse, los productores ejecutivos de "Lost", comentaron que la idea de la lectura final de "Nuestro amigo común" surgió de las declaraciones del escritor John Irving, que confesó en una entrevista que "lo estaba guardando para el final". Además de homenajear al autor de "El mundo según Garp", los productores querían hablar de Dickens por razones mucho más personales.

Aún más llamativo que la audiencia de "Lost" en los Estados Unidos (más de quince millones de espectadores cada semana) es la devoción absoluta que profesan por la serie. El programa inspira interminables discusiones en Internet y estimula la participación de sus televidentes en sus misterios e intrigas (que juegan en línea el popular programa multiplataforma "Lost Experience").
La hora de la verdad


Los productores ejecutivos de “Lost” suelen comparar a su serie con los libros de Harry Potter. Quieren que cada temporada plantee ciertos misterios y los resuelva, mientras construye el interrogante central, que es lo que atrapa a la audiencia y que concluirá sólo con el final del programa, tal y como ocurre en las novelas de J. K. Rowling. “Este año todo giró alrededor del escondite. Y fuimos muy cuidadosos en responder a una gran cantidad de preguntas en el final.”
Apretando el botón

Como no saben cuántos años durará el programa, Lindelof y Cuse tienen que espaciar las revelaciones sobre su historia. “Si se responden demasiadas preguntas, la audiencia pierde interés. Por eso, teníamos que encontrar para el año próximo una intriga lo suficientemente interesante como para sugerir posibilidades y dejar ansiosos a los fanáticos”.
Sobre la tercera temporada, la escena del final a la que sus productores denominaron “jalá” ofrece un anticipo: en una coda que transcurre en un lugar desconocido, Penny, la millonaria novia del náufrago Desmond, es informada por un empleado de un hallazgo. La explosión ocurrida en la isla aparentemente la había hecho visible, al menos por unos momentos, ante quienes intentaban encontrarla.

Además de servir como un adelanto de lo que vendrá, los minutos finales del episodio de ayer eran increíblemente importantes para la mitología de la serie en sí –dice Lindelof–, ya que fue la primera vez en las 49 horas que lleva el programa en el aire que “Lost” mostró una acción ocurrida fuera de la isla en tiempo presente, en lugar de los habituales flashbacks al pasado de sus habitantes antes del accidente: “Es momento de desmentir varias teorías acerca del programa: aquellos que crean que los protagonistas están en el purgatorio, o que son sujetos de un experimento deberán comenzar a buscar otras explicaciones para los misterios, ya que el mundo exterior existe, y se lo estamos mostrando”.