05 julio 2006

La vuelta de Bridget Jones

En 1996, en The New Yorker, James Wolcott decidió emprender una cruzada en contra de la proliferación de columnas dedicadas a lo que significaba ser mujer, joven, soltera y profesional en la gran ciudad ("Oiganme ronrronear" se titulaba el traktat , uno de los primeros en los que apareció el término chick lit ). Sus blancos principales eran "Sex and the City", la tribuna de Candance Bushnell en el diario The New York Observer y "El diario de Bridget Jones", que Helen Fielding comenzó a publicar ese año en el británico The Independent y que lanzó una ola de adaptaciones literarias que comenzó con Jane Austen (a quien le "robó" la trama de sus dos primeros libros).

Candance Bushnell no ha hecho más que intentar escapar de su álter ego ficcional, Carrie Bradshaw, desde entonces, mientras que Helen Fielding decidió vencer la maldición resucitando al suyo: Bridget Jones volvió en agosto de 2005 a las páginas de los diarios una década después, sintiéndose demasiado gorda, sola y demasiado fracasada y dudando aún entre el inconstante Daniel Cleaver y el confiable Mark Darcy.

Pero el tiempo pasa hasta para las heroínas de ficción y pronto Bridget tuvo una inmejorable oportunidad de decidirse entre ellos -y la arruinó, claro- cuando descubrió que estaba embarazada. Desde entonces, y hasta hace quince días, cuando Bridget se ausentó del diario anunciando que estaba "demasiado ocupada con su hijo para escribir su diario" (Fielding está a punto de tener su segundo bebe, a los 48 años), cambió tanto como la de sus coetáneos. Bueno, quizá no tanto: sus lectores, frente a los rumores de que no volverá de la licencia, temen nunca descubrir quién es el hombre de su vida