10 setiembre 2009

Akin se hace comediante

En Venecia hay cosas que sorprenden. Ayer, a las cuatro de la tarde, una entrevista empezó a su hora. Se escucharon hasta gritos de entusiasmo entre la delegación alemana. Bien es cierto que la proyección programada para las siete y media tuvo lugar una hora más tarde. Es decir, vuelta a la normalidad. Venecia se hunde (dicen); Berlusconi, de fiesta (dicen), y el caos. La inestabilidad como forma de ser. ¿Será por lo difícil que resulta mantener a flote todo el tinglado? Fin de la reflexión.

Y, como no podía ser menos, la sección oficial se ha sumado al jolgorio. ¿Qué hacen dos películas comercialmente comerciales, genéricamente de género (una comedia y un 'thriller') y adecuadamente adecuadas en cualquier taquilla del universo en la sección oficial a concurso de la Mostra? Llenar hueco no vale como contestación. Para eso estamos todos en eso llamado vida. Pregunta sin contestación. ¿Quién, en este jaleo, quiere respuestas?

La primera de las dos películas presentadas era, si duda, una de las más esperadas. Fatih Akin presentaba 'Soul kitchen'. Conviene recordar que el cineasta turco-alemán festival de cine que ha tocado festival que se ha merendado (la película trata de fogones y meriendas). Ganó el Oso de Oro en Berlín por 'Contra la pared' y figuró en el palmarés de Cannes (mejor guión) por 'Al otro lado'. Falta Venecia.

Esta vez, lejos de los dramas anteriores, se atreve con una comedia. Nada que reprochar. Todo discurre según el patrón de rigor. Un perdedor ve cómo su vida cambia cuando descubre lo que tiene que descubrir: que el sentido de la vida se encuentra en lo que tiene sentido en la vida. De por medio, se come mucho. No hay sorpresas. Con buen pulso, fino sentido del humor y 'gags' bien construidos, todo avanza con paso firme camino del éxito. "Quería probar otras cosas. Corría el peligro de encasillarme en un estilo, el estilo Akin. Además, muchas veces lo que parece más fácil [se refiero a eso de hacer reír] es lo más difícil de conseguir", comenta el director. Pues bien, objetivo conseguido. La sala se hundió de puro aplauso ¿Candidata al León de Oro? En Venecia, todo (o casi) es posible.

A su lado, 'La doppia ora', del italiano debutante Giuseppe Capotondi. El modelo a seguir es el 'thriller' entre lo sobrenatural, lo extraño y el simple despiste. Por momentos, tenso; a ratos, febril; la mayor parte de él, rutinario. Digamos que toda la película cuelga de un truco, trampa o simple trampantojo tan artificial como forzado. Es decir, exactamente igual a lo que uno puede encontrar cualquier fin de semana en la cartelera cinematográfica.

Venecia, ya lo hemos dicho, vive instalada en la sorpresa. Jornada sorprendente. Pero habrá más. Por ejemplo: el sábado se exhibe la versión del director de 'Rambo'. Tal cual.