23 julio 2008

Los misterios de "Los expedientes secretos X: Quiero creer" son desclasificados

El ex agente Fox Mulder (David Duchovny) con una barba que delata sus últimos años como hermitaño, sin olvidar su incesante búsqueda de "la verdad", y Dana Scully (Gillian Anderson) dedicada a la medicina en un hospital manejado por la iglesia, son los puntos de partida de la segunda película de "Los expedientes secretos X: Quiero creer", cuya trama ha sido guardada bajo cuatro llaves antes de su estreno.

La cinta, que debuta comercialmente mañana en todo el país, deja de lado toda la mitología de la serie televisiva: no hay alienígenas ni complots gubernamentales, pero sí se mantiene el rasgo sobrenatural que marcó una de las producciones que generó legiones de espectadores durante sus nueve años de duración en la pantalla chica.

Luego de retirarse del FBI (en realidad Mulder está en calidad de prófugo), ambos protagonistas tomaron caminos distintos, pero la película los destina a reunirse para solucionar el caso de la desaparición de una agente, una operación que está a cargo de dos escépticos detectives: Dakota Whitney (
Amanda Peet) y Mosley Drummy (Xzibit).

¿Por qué contactar a Mulder, un hombre especialista en temas sobrenaturales, para solucionar el "simple" caso de una desaparición? Todo pasa por el padre Joseph Crissman, interpretado por
Billy Connolly, un sacerdote de oscuro pasado que vive en una comunidad aislada, con la intensión de reprimir cualquier posibilidad de que vuelva a cometer los horribles pecados de su juventud.

El padre Joseph comienza a experimentar visiones que conducen a los policías a diversas pistas que pueden solucionar el caso, pero el FBI sospecha de aquellas intervenciones divinas pensando en el sacerdote como un cómplice de la desaparición, que luego se extiende a otras mujeres.

Por otro lado, el regreso a las viejas andanzas de Mulder y Scully retoman el elemento que por años los separó: la fe incorruptible del primero y la escéptica mirada de la segunda. El romance nunca concretado de la serie televisiva, aquí oscila entre momentos de dulzura desatada y el distanciamiento que se detona con las dudas sobre las "conversaciones con Dios" del padre Joseph.

Si bien el creador de la serie y la película,
Chris Carter, aseguró que la película no estaba hecha necesariamente para los fanáticos, los guiños a aquellas nueve temporadas televisivas son lo más atrayente para aquel espectro del público, los "X-Philes", que más allá de la calidad de la película, disfrutarán con las viejas manías de Mulder, una mención a William -que ya había sido anunciada por el propio Carter- y la aparición salvadora de otro personaje rescatado de la serie.

El humor no podía estar ausente, también con las irónicas intervenciones de Mulder, pero que queda manifiesto cuando los agentes por primera vez en años vuelven a pisar los cuarteles del FBI y, a la espera de entrar a una oficina, experimentan lo que parece ser un encuentro cercano del tercer tipo sólo mirando un retrato.

Para los fanáticos, se recomienda quedarse hasta el final de los créditos para una secuencia que no olvidarán. ¿Más películas? Al menos este largometraje no deja ningún cabo suelto como para imaginar que vengan más cintas, aquello sólo quedará en manos del público y en cuánta asistencia tenga tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo. El resto de los archivos, mañana quedarán al descubierto