Paul Weitz (American Pie) continúa su proceso de maduración con American Dreamz, un valiente zarpazo a la imagen de George Bush ("me hice político para poder demostrar a mi padre que cualquier idiota podía hacerlo"); a la actitud de cierta prensa; a la sociedad capaz de cualquier estupidez con tal de conseguir la fama, y a los programas que ofrecen esta efímera posibilidad a cambio de extraer de la gente sus tripas para exponerlas en el escaparate televisivo. Quizá dedique demasiado tiempo a lo que menos importa, las canciones del concurso, pero Mandy Moore es una estrella en EE UU y hay que pagar el precio.
Ahora bien, lo que resulta una novedad es que hayan sido tan directos en su sátira: tras un proceso de maquillaje, el actor Willem Dafoe, que no puede estar más lejos físicamente de Dick Cheney, es prácticamente clavado al vicepresidente. Las salvajes MASH y Trampa 22, realizadas durante la guerra de Vietnam, se refugiaban en su ambientación en Corea y la Segunda Guerra Mundial. American Dreamz no puede ser más explícita