A primera vista, los proyectos de Hollywood no son mucho más simples que El Código Da Vinci, que se basa en el éxito editorial internacional de Dan Brown. Tiene todos los ingredientes: un libro exitoso del que se editaron 36 millones de ejemplares, un equipo de ganadores del Oscar —el guionista Akiva Goldsman y el director Ron Howard (por Una mente brillante)— y un actor por el que la Academia tiene debilidad, Tom Hanks, en el papel del profesor de Harvard Robert Langdon. Sony Pictures parece encaminado a hacer un filme para adultos que cuenta con un público masivo y muchas posibilidades de una saga.
Sin embargo, Da Vinci, cuyo estreno está previsto para mayo, parece ser uno de los ejercicios más complicados del mundo cinematográfico, por lo que Sony la rodeó de un halo de secreto y se niega a revelar hasta el menor detalle. El guión fue objeto de un cuidadoso control. Se impidió el acceso de extraños al set y los que están relacionados con el filme tuvieron que firmar acuerdos de confidencialidad.
Pero personas en contacto con el proyecto admiten que el silencio también deriva de la preocupación respecto de la posible naturaleza incendiaria del tema. El libro, que es ficción, apunta al dogma central cristiano y sostiene que Jesús tuvo un hijo con María Magdalena, el cual debía ser su legítimo heredero. Sostiene que la Iglesia Católica Romana ocultó todo, lo cual, según el libro, usurpó el lugar de María y favoreció a una jerarquía masculina que suprimió lo que Brown llama lo "femenino sagrado".
La Liga Católica pidió que Howard incorporara una leyenda que estableciera que la película era ficción. Al Opus Dei, un grupo católico conservador, le inquietaba sobre todo la manera en que se lo describiría, ya que desempeña el papel de villano en el libro. "La novela presenta al Opus Dei de forma completamente inexacta. Si la película hace lo mismo, ello nos preocuparía mucho", señaló Brian Finnerty, un vocero del grupo.
Funcionarios del estudio consultaron a especialistas cristianos y católicos respecto de cómo modificarían la trama de la novela para evitar ofender a los creyentes. Se le pidió al estudio que considerara la posibilidad de dar mayor ambigüedad a la premisa central y de eliminar el nombre del Opus Dei."La pregunta que me hicieron fue: '¿Pueden indicarnos qué cosas se pueden hacer para modificarla, a efectos de que no resulte ofensiva para el público cristiano?'", dijo Barbara Nicolosi, directora de Act One, una organización que asesora a los cristianos sobre cómo ejercer influencia en Hollywood. Agregó que en las discusiones participó Amy Welborn, que publicó una refutación de El código Da Vinci titulada De-Coding Da Vinci (La decodificación de Da Vinci).
No se sabe si Goldsman, el guionista, hizo algunos de esos cambios, si bien el estudio deslizó que la película es un thriller que minimizará los temas religiosos. Sin embargo, cambiar la trama de una novela tan popular también supone el riesgo de alejar a los admiradores de la historia, a los millones de personas del mundo entero que devoraron la novela.
Geoffrey Ammer, presidente de marketing de Sony, señaló que el estudio se mantendrá fiel a su política. "Lo que me importa es hacer un filme entretenido y que respete el libro lo más posible", dijo.
Algunos fans del libro, destrozado por la crítica, hicieron peregrinajes a los lugares que menciona el libro, entre ellos el Louvre y el Ch teau de Villette, en Francia, y la Abadía de Westminster, en Gran Bretaña. La producción de la película filmó en el Louvre y en el ch teau, pero la Abadía de Westminster rechazó el pedido de los productores de rodar en su interior y calificó el libro de "falso en términos teológicos".