King Kong es una de las películas más esperadas Larry y Andy Wachowski son dos personas afortunadas. A comienzos de junio, apenas un mes antes de que Londres sufriera un cruento atentado terrorista, los hacedores de "Matrix" lograron lo que casi ningún productor de cine ha podido obtener de las autoridades de la capital del Reino Unido: una autorización para cerrar todo el perímetro del Whitehall, entre la plaza de Trafalgar y Parliament Square -un lugar afectado como pocos por las bombas del 7 de julio- durante tres noches para rodar con la más amplia libertad algunas secuencias de la película "V for Vendetta".
En pleno desarrollo de un proyecto que, como se verá, muestra más de una arista controvertida, los Wachowski -en este caso sólo como productores y guionistas de un film realizado por el asistente de dirección de "Matrix", James McTeigue- se suman hoy a una serie de destacadas personalidades del cine que han puesto casi simultáneamente manos a la obra. De esta suerte de ola surgirá, entre los últimos meses de este año y el primer tramo de 2006, una serie de films en los que se mezclarán conflictos bélicos, historias de mafiosos, recuerdos infantiles y, sobre todo, el regreso de King Kong, el gorila más famoso de la historia del cine. De esa suma de trabajos en marcha, cuyos responsables integran una lista de realizadores tan prestigiosa que va de Peter Jackson a Clint Eastwood y de Oliver Stone a Pedro Almodóvar, entre otros, el film en el que trabajan los Wachowski adquiere por razones extracinematográficas una atención muy especial: la trama futurista de "V for Vendetta" muestra a Londres, en 2020, durante el gobierno de una dictadura cuya ideología mezcla lo peor del estalinismo y del nazismo e impone el terror en la vida cotidiana, frente al cual un movimiento de resistencia liderado por Evey (Natalie Portman) encuentra en un misterioso enmascarado llamado V a un aliado para su causa que, a la vez, también podría ser considerado un terrorista de signo político diferente.
Spielberg, en terreno difícil
No menos activo se muestra por estos días Steven Spielberg, que pese a estar todavía pendiente de la fresca repercusión en la taquilla de buena parte del mundo de su muy reciente “Guerra de los mundos” –estrenada simultáneamente en más de 30 países a comienzos de este mes– comenzó en silencio el rodaje de su siguiente proyecto, aún sin título, sobre la historia del grupo encubierto de la Mossad, el poderoso servicio secreto de espionaje israelí, encargado de cumplir la orden de asesinar a los terroristas palestinos que provocaron la llamada masacre de Munich. Los hechos ocurrieron durante los Juegos Olímpicos de 1972, cuando el grupo terrorista masacró a once atletas de la delegación oficial de Israel. Comprometido como pocas figuras del espectáculo en la defensa activa de la causa judía –a partir de su trabajo en la Fundación Shoah y de proyectos como “La lista de Schindler”–, Spielberg afronta con este proyecto los riesgos de más de una controversia, sobre todo a partir de los efectos que el film podría despertar en los sensibles escenarios diplomáticos en donde se discute hoy el conflicto árabe-israelí. Como señaló The New York Times, está en el centro de las preocupaciones de Spielberg la pregunta crucial acerca de cómo responde una nación civilizada a la amenaza terrorista, interrogante reactualizado a partir de lo ocurrido en Londres. Con un elenco internacional encabezado por Eric Bana, Geoffrey Rush, Matthieu Kassovitz, Daniel Craig y Hanns Zischler, el rodaje se puso en marcha en la isla de Malta, cuyas autoridades –según consignó el diario Malta Today– podrían recibir de manos de la producción del film una considerable compensación económica al cierre de un área céntrica de 1200 metros cuadrados en La Valletta, capital del país, durante diez días por exigencias del rodaje.
Eastwood se va a la guerra
Pero Spielberg no sólo está pendiente por estos días de su próximo film, que espera estrenar en Estados Unidos para la próxima Navidad, de manera de tomar parte en la próxima competencia por el Oscar. También está atento, desde su empresa DreamWorks, de la producción del próximo film de Clint Eastwood, “Flags of Our Fathers” (“Banderas de nuestros padres”), tres de cuyos protagonistas ya fueron elegidos. Para asomarse al célebre episodio de la batalla de Iwo Jima, uno de los episodios más intensos de la Segunda Guerra Mundial desarrollados en el Pacífico (allí hubo casi 50.000 muertos, entre japoneses y norteamericanos), inmortalizado por la célebre foto de un grupo de soldados levantando una bandera de Estados Unidos en la cima del monte Suribachi, Eastwood eligió a figuras jóvenes y aún de escasa notoriedad internacional como Ryan Phillippe (“Juegos sexuales”, “Studio 54”, “Gosford Park”), Adam Beach (“Códigos de guerra”) y Jesse Bradford, que comenzarán el mes próximo el rodaje en exteriores de Islandia y las ciudades norteamericanas de Washington, Los Angeles y Chicago.
El 11 de septiembre de Stone
Si Eastwood, después del éxito de “Million Dollar Baby”, se asoma ahora a un hecho clave de la historia bélica norteamericana de mediados del siglo XX, Oliver Stone está resuelto a ocuparse, al mismo tiempo, de un episodio no menos cruento en el siglo XXI: dirigirá un film sobre los atentados del 11 de septiembre de 2001 inspirado en una historia real, la de dos policías –un agente novato y su jefe– que fueron los últimos sobrevivientes rescatados de los escombros de las Torres Gemelas luego de permanecer 14 horas sepultados. Según la agencia EFE, Stone dijo que su película –la primera luego de su fallido retrato de Alejandro Magno– no se centrará ni en los terroristas ni en la trama política ligada a los atentados, y desde los estudios Paramount, que financiarán el proyecto, Nicolas Cage encarnará a uno de los policías con el propósito “realista” de demostrar “cómo la humanidad se impuso sobre los trágicos acontecimientos de ese día”.
Jackson quiere a King Kong
Stone todavía no fijó una fecha para el comienzo del rodaje. En cambio, ya se encuentra a toda marcha el ambicioso y monumental rescate cinematográfico (con un costo de producción estimado en los 200 millones de dólares) de King Kong, el gorila que ya protagonizó dos recordados films, uno de 1933, convertido en clásico, y otro de 1976. Fay Wray y Jessica Lange, respectivamente, fueron las rubias debilidades del gigantesco simio, lugar que ahora ocupará Naomi Watts. Después de un proyecto no menos imponente como la trilogía de “El señor de los anillos”, el neozelandés Peter Jackson reverdece ahora sus laureles de realizador obsesivo hasta el extremo en el rodaje que lleva adelante en su país con un calendario tan minucioso que ya está definida para el 15 de diciembre la fecha del estreno mundial. A diferencia de otras superproducciones con rodajes guardados bajo siete llaves, “King Kong” parece un proyecto mucho más transparente, aunque en verdad sus secretos develados hasta ahora responden a una visible y contundente estrategia de marketing a escala global. Los cines, la TV e Internet fueron copados simultáneamente el 27 de junio último en varios países (Estados Unidos, Reino Unido, Japón, Alemania, Francia y Nueva Zelanda) con las primeras imágenes del film, un trailer de dos minutos y medio en los que se muestra a Kong peleando con un tiranosaurio, a los dos protagonistas masculinos (Jack Black y Adrien Brody) perseguidos por animales antediluvianos, y a Watts, en la imagen más asociada con la historia de King Kong en el cine, a punto de ser ofrecida en sacrificio. A todo esto se suma una suerte de diario virtual de filmación que un casi irreconocible Jackson (mucho más delgado y sin anteojos) lleva adelante en Internet y que se convertirá en el futuro en un DVD. “Filmo de noche, monto las imágenes de día y no duermo más de tres horas por día”, reconoció Jackson, cuya dedicación al proyecto abre la posibilidad de que el próximo fin de año, más allá de varios proyectos de indiscutible envergadura, sea el escenario de una “kingkongmanía” a escala mundial.