31 marzo 2009

Planean secuela de "Star Trek" antes del estreno de su nueva versión

Mientras Paramount Pictures aún alistan los detalles finales para estrenar el próximo 8 de mayo el relanzamiento de la saga "Star Trek", el estudio ya ha comenzado a desarrollar una secuela, para lo cual contrató a Roberto Orci, Alex Kurtzman y Damon Lindelof para escribir el guión.

J.J. Abrams, el creador de "Lost" que dirigió y produjo la nueva película, está nuevamente a bordo del Enterprise como productor junto a su socio Bryan Burk, aunque todavía no hay una decisión sobre su volverá a sentarse en la silla de director.

Orci y Kurtzman han estado detrás de series como "Alias" y "Fringe", aunque en la pantalla grande han cosechado sus mayores éxitos con guionistas para películas como "Transformers" -y su próxima secuela-, "Misión Imposible III" y "La leyenda del Zorro", por lo que son dos de los autores más demandados en la actualidad.

De acuerdo a Variety, el hilo central de la trama aún está siendo ideado, pero el trío espera tener listo el guión para esta Navidad, pensando en un estreno del largometraje en el 2011.

"Obviamente hay gran pretensión al firmar un acuerdo para escribir la secuela de una película que ni siquiera ha sid oestrenada", dijo Lindelof, co-creador de la serie "Lost" con Abrams. "Pero estamos tan entusiasmados con la primera, que queríamos proceder (con la segunda)", agregó.

Respecto a posibles tramas, Kurtzman dijo que el equipo de guionistas esperará para tomar en cuenta la reacción de los fans para ver qué dirección tomarán. "Obviamente discutimos ideas, pero estamos esperando ver cómo reacciona la audiencia el próximo mes", dijo. "Con el renacimiento de una saga, la primera película tiene que ser sobre el origen. Pero con un segunda, tienes la oportunidad de explorar cosas increíblemente emocionantes. Seremos ambiciosos en lo que haremos", agregó.

"ER": El mejor programa de médicos entra por última vez al quirófano

"ER" se acaba. La serie creada por el médico, escritor y guionista Michael Crichton, que lanzó a la fama a George Clooney y en Perú fue cita obligada en el canal Warner, se despide. Será con un capítulo de dos horas, el jueves 2 de abril en NBC, en el que la vida y la muerte se vuelven a cruzar: las primeras imágenes recorren los pasillos del hospital County General de Chicago, y muestran al Dr. Carter (Noah Wyle) asistiendo el parto de unos gemelos, mientras al otro extremo del centro asistencial una anciana deja de respirar.

Las expectativas de audiencia para el capítulo de cierre son altas, y contrastan con la poca fe que los actores le tenían a la serie antes del debut, en 1994. Abraham Benrubi (el doctor Jerry Markovic en la serie) echó al agua en The New York Times a George Clooney. Según él, el protagonista de "La gran estafa" no creía que "ER" lograría impactar al público; por eso, todavía le debe US$ 5, ya que él sí que apostó a ganador.

En efecto, Clooney se equivocó: "ER" logró transformarse en una verdadera religión. El productor ejecutivo de la serie, John Wells, ha comentado que los actores se juntaban cada miércoles en su oficina de NBC sólo para anticiparse y comentar el capítulo de la semana. En cuanto al público, la serie logró 30 millones de televidentes en sus primeras temporadas y se convirtió en el programa más visto de la TV norteamericana.

La clave probablemente está en su vertiginosa mezcla: cada capítulo ofrecía nuevas emergencias médicas que ponían la fe y el oficio de los doctores a prueba, mientras ahondaban en los dolores, alegrías, miedos y sueños de alguno de los facultativos. Entre muchos otros, el público vio crecer al Dr. Carter, sufrir a la discapacitada Dra. Weaver y morir de cáncer al Dr. Green.

Creada a partir de una idea de Crichton, quien quería hacer una película sobre el mundo médico, fue Steven Spielberg quien la llevó a la TV: fue el productor de la primera temporada.

Pese a su popularidad, la crisis económica golpeó a la serie y es uno de los factores que pesó en su fin: la penúltima temporada promedió 9,3 millones de espectadores. Desde entonces se empezó a trabajar en el último ciclo, que incluyó la participación de personajes históricos, como Anthony Edwards, Julianna Margulies, Eriq La Salle y Noah Wyle.

Doug Ross:

El médico mujeriego gracias al que George Clooney saltó a la fama en Hollywood.

Carol Hathaway:

La enfermera enamorada del Dr. Ross era interpretada por Julianna Margulies.

Peter Benton:

El médico esforzado. Lo interpretó por 8 temporadas Eriq La Salle.

Susan Lewis:

Sherry Stringfield obtuvo tres nominaciones a los Emmy por su doctora siempre estresada.

Mark Greene:

El mediador del grupo. Murió de cáncer. Lo interpretó Anthony Edwards y fue único que ganó un Globo de Oro.

Jeanie Boulet:

Era una asistente con VIH, interpretada por Gloria Reuben.

John Carter:

Noah Wyle estuvo en 11 temporadas y en las cinco primeras fue nominado a los Emmy.

Un lujo extra: las estrellas invitadas

Sally Field participó entre 2000 y 2001, como la madre bipolar de la Dra. Abby Lockhart. Por su papel ganó un Emmy.

Susan Sarandon fue invitada a la última temporada: interpretó a una abuela que sufre la inesperada muerte de su nieto y dona sus órganos.

Ray Liotta también ganó un Emmy como invitado a la serie: en la 12° temporada encarnó a un alcohólico al borde de la muerte.

John Stamos, de "Tres por tres", participó en dos episodios de la 12° temporada. A partir de la 13° quedó como un personaje estable.

El creador

Michael Crichton, médico, escritor y cineasta falleció antes de ver el fin de "ER". El autor de "Jurassic Park" murió en noviembre pasado, a los 66 años, de cáncer.

30 marzo 2009

MTV transmite película basada en ex chico reality con sida

Como parte de una campaña masiva para motivar a los jóvenes a hacerse pruebas para detectar enfermedades de transmisión sexual, se estrenará el miércoles una película, precedida de un mensaje del ex presidente estadounidense Bill Clinton.

La película "Pedro", filmada totalmente en Puerto Rico, con técnicos y productores locales, se estrenará el miércoles simultáneamente en los canales televisivos MTV y LOGO.

El filme está basado en la vida de Pedro Zamora, un joven de origen cubano con sida, que en el 2004 participó en el programa de MTV "The Real World: San Francisco", y que conmovió a la audiencia por la discusión pública sobre el impacto de la enfermedad en su vida.

La cinta se transmitirá a las 8:00 de la noche informó Frances Lausell, productora de Isla Films, empresa a cargo del filme para Bunim-Murray Productions y MTV.

"Es parte de nuestra misión de hacer entretenimiento con responsabilidad social", dijo Lausell en comunicado de prensa. "Fue una gran experiencia compartir con el equipo de trabajo de 'Pedro', aportar a un proyecto de conciencia social, y a la vez demostrar la capacidad de producción de los técnicos puertorriqueños".

Clinton, quien tiene a su cargo una introducción a la película el día de la transmisión, ha reconocido el papel de Zamora en la lucha contra el sida. T

Tras una larga batalla contra la enfermedad, el joven murió a los 22 años. La película, que se estrenó para cine en Toronto, es en inglés, con subtítulos en español.


28 marzo 2009

'La teta asustada', mejor película iberoamericana en México

La película peruana La teta asustada ha sido galardonada con el premio al Mejor Largometraje Iberoamericano en la 24 edición del Festival Internacional de Cine de Guadalajara, en el oeste de México. El filme de Perú, dirigido por Claudia Llosa y que derrotó a la española Camino, de Javier Fesser, y a la cubana El cuerno de la abundancia, de Juan Carlos Tabío, entre otras, se llevó también el premio a Mejor Actriz Iberoamericana, Magaly Solier.

El reconocimiento para el Mejor Director Iberoamericano recayó en la española Chus Gutiérrez, con Retorno a Hansala, que también se llevó la distinción al guión. En el capítulo interpretativo, además de Solier, fue premiado Andrés Parra, por la película colombiana La Pasión de Gabriel. Camino finalmente logró el premio a la Mejor Fotografía Iberoamericana, que cayó en manos de Alex Catalán. El Premio Especial del Jurado fue para la cinta portuguesa Aquel querido mes de agosto, de Miguel Gomes, mientras que la mexicana Voy a explotar, de Gerardo Naranjo, fue reconocida en la categoría de Opera Prima y la argentina Unidad 25, de Alejo Hoijman, en la de Mejor Documental.

La peruana Claudia Llosa se mostró sorprendida por el premio, valorado en 20.000 dólares (unos 15.000 euros). "Es un gran reconocimiento al cine que se hace en Perú. Puede ser un buen detonante para que haya más cine allá", agregó optimista. La cantidad de asistentes, que el año pasado fue de 67.000 espectadores, este año alcanzó 125.000.

En total en Guadalajara se exhibieron 226 largometrajes, de los cuales 67 fueron mexicanos. Además participaron 242 directores y 1.625 profesionales de la cinematografía en general y la bolsa de premios global fue de 330.000 dólares (unos 248.000 euros). En el certamen, iniciado el pasado 19 de marzo, estuvieron representados un total de 41 países. Además, el certamen distinguió al director serbio Emir Kusturica y al actor mexicano Gael García Bernal por su trayectoria cinematográfica.


27 marzo 2009

Knowing

Como una explosión de ideas, Cuenta regresiva tiene elementos de la ciencia ficción y el thriller, que combinados dan su cuota necesaria de suspenso e intriga en esta superproducción.

Nicolas Cage es John Koestler, un profesor de astrofísica en el MIT, algo apegado a la botella desde que quedó viudo, pero más a su pequeño hijo. Cuando éste recibe una carta llena de números, dejada en esas cápsulas del tiempo por otra alumna de su colegio 50 años atrás, Koestler cree adivinar que allí se esconde un código. Y lo descifra: son fechas de catástrofes con número de víctimas incluidas. Sí: está el 11 de setiembre, como tantas otras. Lo peor está por venir: hay fechas que se aproximan y nadie, claro, le cree. Si no, no habría película. Apocalipsis ahora...

En su desarrollo, el director Alex Proyas, el mismo de El cuervo y Ciudad en tinieblas, ofrece tres momentos de incuestionable magnetismo. La película tiene dos escenas de catástrofe tan bien presentadas que es imposible sacar los ojos de la pantalla. Y la tercera escena no tiene que ver con ningún accidente, sino con una visita —nocturna— a una casita en medio del campo. Para ponerse los pelos de punta y ahí sí, tratar de mirar para otro lado...

Proyas también parece sentirse subyugado por la premisa de la predeterminación de los hechos (¿hay un orden establecido? ¿puede cambiarse el rumbo de los acontecimientos?) y hasta cuestionar filosóficamente la existencia o no de Dios. La presencia de algunos misteriosos personajes que rodean la casa de papá Koestler y su hijito dan por tierra esta presunción, porque la película —si la predestinación existe— va rumbo a la ciencia ficción más vecina a la acción y el entretenimiento.

A Cage, que está visto puede elegir proyectos que terminan ahogándolo, le sienta bien el papel de hombre-preocupado-convertido-en-héroe-por-las-circunstancias. Lo acompaña Rose Byrne (la australiana de Damages, con Glenn Close) como la hija de aquella alumna que escribió, vaya a saber guiada por qué, esos numeritos, y el niño Chandler Canterbury (Benjamín Button a los 8 años). Los ayuda —a todos— la banda de sonido de Marco Beltrami (candidato al Oscar por El tren de las 3:10 a Yuma) y la iluminación de Simon Duggan (Yo, Robot). Buen pasatiempo con grandes efectos.-

20 marzo 2009

Jennifer Lopez encabeza homenaje de Vanity Fair a "West side story"

La actriz y cantante Jennifer López cumplió su sueño de interpretar a Anita, uno de los personajes del musical "West Side Story", al menos en la sesión fotográfica con que la revista Vanity Fair recrea escenas de la legendaria obra que retorna a Broadway 50 años después de su estreno.

López, de origen puertorriqueño, es una de las varias estrellas que posaron para el fotógrafo Mark Seliger y entre las que se incluyen a la brasileña Camilla Belle, de 22 años, como María (que en el cine fue encarnada por Natalie Wood), Rodrigo Santoro, Ben Barnes, Ashley Tisdale, Minka Kelly, Cam Gigandet y Robert Pattinson.

López, que comenzó su carrera como bailarina, confesó a la revista ser una "fan" de un filme que ha visto 37 veces y que se estrenó en 1961, protagonizado por Wood como María y por la también actriz boricua Rita Moreno, cuya interpretación de Anita le valió un Oscar.

"Nunca quise ser la miedosa María, que se sentaba por ahí sufriendo y esperando a su novio. Quería ser Anita, que bailó hasta la cima", dijo la actriz a Vanity Fair, que con esta edición rinde tributo al musical publicando ocho fotos que recrean diversas escenas de la obra.

"West Side Story" se estrena hoy en Broadway de la mano de Arthur Laurents, de 91 años, y autor del libreto original de la obra que revolucionó el mundo de los musicales en 1957.

En esta ocasión, el papel de María recayó en la actriz argentina Josefina Scaglioni y el de Anita en Karen Olivo, que también actuó en "In the heights", el primer musical latino que llegó a Broadway en 2008 y ganador de un Tony

19 marzo 2009

Fallecio la actriz Natasha Richardson

Fue tan imprevisto. Tan trágico. El lunes 16, Natasha Richardson recibía lecciones de esquí en una cuesta para principiantes del resort Mont Tremblant de Canadá. Tuvo una caída que en un principio no pareció grave: se levantó y regresó a su hotel animada. Pero al poco rato, colapsó. La actriz cayó en un coma del que nunca se recuperó, y que anoche puso una lápida en una de las más respetadas dinastías actorales de Gran Bretaña.

A los 45 años, la esposa del actor Liam Neeson, hija de Vanessa Redgrave y el director Tony Richardson, sobrina de Lynn Redgrave y hermana de Joely Richardson, falleció, luego de ser desconectada de un respirador artificial en el hospital Lennox Hill de Nueva York. "Toda la familia está devastada por la trágica muerte de su querida Natasha", dijo el publicista de Neeson, Alan Nierob, en un comunicado. "Ellos están profundamente agradecidos por el apoyo, amor y oraciones de todos y también piden privacidad durante este difícil momento", agregó.

Richardson era considerada la más discreta de su famosa familia. Definida como "alta y elegante" ayer por sus biógrafos, se movía fácilmente entre el drama costumbrista y lo contempóraneo. Se casó dos veces, pero nunca fue personaje de la farándula. Y aunque no llegó a actuar en la película que la consolidara por completo en cine, su filmografía era extensa, con cintas como "Juego de gemelas", "Nell", "Sueño de amor" y "La condesa blanca". A cambio, tenía un Tony, el mayor premio del teatro norteamericano, por el musical "Cabaret" de 1998.

En sus últimos momentos, Richardson estaba rodeada de sus seres queridos: Vanessa llegó el martes cubierta con un paño negro, en un auto con vidrios polarizados. Su tía Lynn y su hermana Joely, de la serie "Nip/Tuck", no quisieron dar declaraciones. También estaban Neeson y sus hijos, Michael (13) y Daniel (12).

Dos películas en familia

"NELL" (1994)

A comienzos de 1994, coprotagonizó esta cinta con Liam Neeson, a quien había conocido unos meses antes cuando actuaron juntos en una obra de teatro. Se casaron en julio de ese año.

"LA CONDESA BLANCA" (2006)

En esta cinta de James Ivory con Ralph Fiennes, Richardson no sólo actuó junto a su madre, Vanessa Redgrave. También lo hizo junto a su tía Lynn.

18 marzo 2009

La película de época que trae de vuelta a Michelle Pfeiffer

Puede sonar muy temprano para hacer pronósticos, pero en Hollywood los estudios preparan sus cartas para la temporada de premios con mucha anticipación. Es más, el diario Los Angeles Times ya está haciendo apuestas para el Oscar de 2010. Entre ellas "Shutter island", de Martin Scorsese; el musical "Nine", de Rob Marshall, y "Chéri", un drama de época que debutó en el último Festival de Berlín y que trae de regreso a Michelle Pfeiffer.

"Chéri" es el reencuentro de Pfeiffer con el director Stephen Frears, 21 años después de la aclamada "Relaciones peligrosas", que le valió a ella la primera de sus tres nominaciones al Oscar. Basado en un texto de la escritora francesa Colette -la misma de "Gigi"-, este nuevo filme narra el fin del romance entre un atractivo hombre joven, interpretado por Rupert Friend, y una madura cortesana, rol a cargo de Pfeiffer.

Filmada entre abril y junio de 2008 en locaciones de Francia y Alemania, la cinta tiene en su elenco a la ganadora del Oscar Kathy Bates y a la danesa Iben Hjejle. El propio Frears cumple la labor de narrador del filme. El debut en EE.UU. está programado para el 19 de junio.


Loca por las compras

Habituado a funcionar sobre la base de la identificación, cada vez que debe abordar una conducta “viciosa” Hollywood se hace un nudo y no sabe cómo hacer del héroe un modelo que, a la vez, resulte condenable. Se trate del tráfico de armas (El señor de la guerra, con Nicolas Cage), la promoción del consumo de tabaco (Gracias por fumar, con Aaron Eckhart), el periodismo de guerra practicado por puro cinismo (Corresponsales en peligro, con Richard Gere) o, como en este caso, la adicción a las compras, la fórmula de compromiso es siempre la misma: glorificación al principio, condena al final. Con lo cual el espectador dócil puede salir del cine sin saber muy bien si ir corriendo a comprarse todo o, por el contrario, mirar para otro lado cada vez que pasa al lado de una vidriera. Loca por las compras se basa en dos populares “novelas para mujeres” (lo que se conoce como chick-lit), escritas por Sophie Kinsella. Como lo muestra una de las primeras escenas, la protagonista, una chica poco menos que treintañera llamada Rebecca Bloomwood (la australiana Isla Fisher), cambió el sueño del príncipe azul por el de la compra perfecta, no pudiendo resistir el llamado de cada escaparate. Hasta el punto de que llega a fantasear unos maniquíes que no le guiñan, como al protagonista de Balada para un loco, sino que le hablan, “convenciéndola” de la compra. Más allá de que el espectador o espectadora puedan sentir identificación o piedad por ella, el guión de Loca por las compras solicita una suspensión de la incredulidad tal que, una vez que se la aceptó como periodista, debe admitírsela como columnista estrella de una publicación financiera. Materia de la que, por cierto, lo ignora todo. Se supone que la consagración le llega gracias al “sentido común” que –se supone otra vez– esta chica, que vive en una nube color rosa, poseería.

Si a eso se le suma la clásica love story metida con calzador, se agregan apropiaciones demasiado visibles de películas demasiado recientes (El diablo viste a la moda, Sex and the City) y se recuerda que en toda la segunda parte la chica debe atravesar un purgatorio de sufrimiento, arrepentimiento, grupo de autoayuda y expiación, se convendrá que los tiempos de El casamiento de Muriel (y hasta de La boda de mi mejor amigo y Unconditional Love) dan la impresión de haber quedado muy lejos para el australiano P. J. Hogan. Eso sí: jugando en la misma liga de ingenuas en que lo hace la desarmante Amy Adams (la de Encantada), la pelirroja Isla Fisher demuestra gracia, encanto y el suficiente talento para la comedia física, como para transmutar un soso baile romántico en un ridículo tan irresistible como aquellas patadas contracturadas que Julia Louis Dreyfuss lanzaba en algún episodio de Seinfeld.

16 marzo 2009

Nueva película de Disney se impone en la taquilla estadounidense

La última producción de Disney, "Race to Witch Mountain", tomó la taquilla estadounidense el mismo fin de semana de su estreno, según cifras provisorias de la firma especializada Exhibitor Relations difundidas el domingo.

La cinta de ciencia ficción que narra las aventuras de dos adolescentes con poderes sobrenaturales ingresó 25 millones de dólares el fin de semana, colocándose por delante de "Watchmen", del realizador Zack Snyder, que registró una recaudación de 18 millones de dólares.

Este filme sobre un cómic adaptado lleva ingresados 86 millones desde su estreno hace dos semanas.

La película de terror "The Last House on the Left" se sitúa tercera en su estreno, con 14,7 millones de dólares recaudados, seguida de lejos por el thriller "Taken", con Liam Neeson, que resiste en su séptima semana con 6,6 millones de dólares y un total de 127 millones.

"Slumdog millionaire", continúa sacando provecho de sus ocho Oscar, incluido el de mejor película, y se sitúa sexta con 5 millones de dólares, recolectando un total de 132,6 millones

15 marzo 2009

Pedro Almodóvar y "Los abrazos rotos": "Esta película es mi declaración de amor al cine"

Para llenar una inmensa sala de cine, en ocasiones sólo basta con un hombre. Ése es Pedro Almodóvar, en un complejo cinematográfico de las afueras de la capital española, donde presentó su última película, "Los abrazos rotos". Es su cinta número 17 y la más larga, ambiciosa y cara (12 millones de euros). Sentado mirando al público y junto a su elenco, enfrentó a más de 300 reporteros del mundo. Durante 75 minutos lució su carácter desenfadado y mordaz.

"Pobrecita la periodista, hace una hora que está con la mano levantada para preguntar, se va a quedar como la estatua de la Libertad, ponedle una antorcha", bromeó, en una de sus tantas bufonadas. Durante un buen rato asumió el rol de entrevistador de sus compañeros: "¿Te costó trabajo desear a Penélope en tu papel de la película?", le consultó con ironía al actor español José Luis Gómez, que interpreta a un millonario de origen chileno enloquecido de amor por la joven Lena. Hasta se rió de Madonna: "Vino de gira en 1990 y nos grabó para su peli, la muy choricilla, y estaba todo el rato pidiéndome el teléfono de Antonio Banderas porque se lo quería tirar y nunca se lo di".

La propia Penélope Cruz, con su voz de niña dormilona, lo miraba como a un Dios. Pero también hubo momento para lo serio: "Es cierto que mis películas están adquiriendo mayor gravedad con el paso del tiempo", dijo sobre el intenso drama que presenta en "Los abrazos rotos", una historia dominada por la tristeza y la mala suerte. "A principio de los 80 yo llevaba una vida muy divertida, muy coral, siempre rodeado de gente, y eso se traducía en mis películas. Y en este nuevo siglo mi vida es mucho más de interiores. Además pesa el hecho de que me estoy convirtiendo en una persona mayor". Mientras él hablaba, seis guardias lo resguardaban a él y al resto de estrellas.

Víctima de migrañas horrorosas que le impiden exponerse a la luz, y sordo del oído derecho, Almodóvar cuenta: "En la nueva película hay varias historias de amor cruzadas, todas ellas muy intensas". "Pero también hay una historia de amor que subyace en toda la película: es mi historia de amor con el cine. 'Los abrazos rotos' es mi declaración de amor al cine, por eso hay tantas referencias a tantas películas".

Justamente la pasión que le produce dirigir es la que le hace soportar el peso de la fama -"ser famoso es de las peores cosas que te pueden ocurrir"- y proyectarse con una cámara hasta el final de sus días: "Yo me veo a mí mismo como John Huston: en silla de ruedas, con un catéter, dirigiendo películas. Son los momentos en que más vivo me siento".

ð El filme

Almodóvar rodó este filme durante 15 semanas de 2008 en Lanzarote y Madrid. Cuenta la historia de Lena (Penélope Cruz), una mujer con sueños de juventud de convertirse en actriz y a quien la vida ha tratado mal.

Õ Penélope: "Soy muy consciente del privilegio de trabajar con Pedro"

"Acabo de llegar esta noche, y por supuesto que el Oscar se ha venido conmigo, a España, y aquí se quedará". Penélope Cruz no había visitado su país después de que el 22 de febrero le dieron el Oscar por su papel en "Vicky, Cristina y Barcelona", de Woody Allen. Y por eso incluso Almodóvar le preguntó sobre la idolatrada estatuilla: "¿Y no te han llamado los amigos para que se lo presentes? Porque con mi primer Oscar tuve la sensación de haber tenido un niño. La gente llamaba para verle, como si fuera un ser vivo", le dijo el director a Pe. "Sí, sí", respondió ella, "y lo gracioso es lo del aeropuerto, cuando hay que pasar el control y ven que llevas algo rarísimo en la maleta: 'No, es que llevo un Oscar'. Es bastante curioso".

Cruz interpreta a Lena en "Los abrazos rotos", quizás el papel más maduro de su carrera. "Ha sido un rodaje intenso. No fue un personaje fácil para mí, porque es muy diferente a lo que yo soy como mujer y a todo lo que he hecho antes", dice la actriz. "Pero soy muy consciente del privilegio de trabajar con Pedro por cuarta vez. Si me dijeran que sólo puedo trabajar con un director toda la vida, lo tengo clarísimo: sería con él".


14 marzo 2009

La más negra de las películas de Almodóvar se presenta en Madrid

"Un director tiene que terminar su película, aunque sea a ciegas", es la frase final de "Los abrazos rotos", la última cinta del director español Pedro Almodóvar. Y él ha terminado la suya, la número 17 de su carrera, pese a las migrañas espantosas que lo acompañaron durante las 15 semanas de rodaje y que le hacen insoportable la luz. Ayer la presentó a la prensa, donde cientos de focos y flashes lo hicieron ocultarse casi siempre bajo gafas oscuras. Lo hizo en Madrid, arropado de la espléndida Penélope Cruz y el resto del elenco, seis días antes del estreno en las carteleras españolas.

El Almodóvar de "Los abrazos rotos" es distinto al de los coloridos 80 que hacía reír a carcajadas. Ahora, el director carga la mano hacia el género negro: drama, mucho drama, ingredientes de thriller y poco humor. Porque la cinta de 127 minutos, la más larga y cara de toda su filmografía, devela historias complejas y personajes cargados con la pesada mochila de la tristeza y de la mala suerte. Entre ellos, el alter ego del director: un cineasta que, como el propio Almodóvar, vive en la oscuridad. Es ciego, se llama Mateo Blanco, alias Harry Cane, y lo interpreta Lluis Homar. En 1994 un accidente acabó con su vista y con la vida de la mujer que amaba.

En el centro de la amalgama de historias vivas y crudas, tan propias de Almodóvar, está el personaje de Penélope Cruz. Ella es Lena, la heroína, una treintañera endurecida a punta de golpes, que sueña con ser actriz a comienzos de los 90. El desgraciado destino, sin embargo, no la ha llevado a los escenarios sino que a ejercer de secretaria de un magnate de origen chileno. Es Ernesto Martel, interpretado por José Luis Gómez, que a sus 60 años conquista a la bella Lena gracias a los encantos de su gruesa billetera. El millonario quiere retenerla y produce una película dirigida por Mateo Blanco para saciar su capricho de ser actriz. No contaba con que el cineasta se enamoraría de Lena. Y ella de él.

El trío es flanqueado por Judith García (Blanca Portillo), la colaboradora más cercana del cineasta ciego. La mujer incorpora al grupo la traición, un hijo secreto, el complejo de culpa y el gran secreto del desenlace.

El director no olvidó a sus otras "chicas Almodóvar". En esta cinta aparecen varias en pequeñas escenas: la inconfundible Rossy de Palma, la mítica Chus Lampreave y, entre otras, Lola Dueñas, que interpreta el fabuloso personaje de una lectora de labios que ayuda al millonario a desentrañar los secretos diálogos de Lena y su amante.

No es la única mirada al pasado de "Los abrazos rotos". La comedia que dirige Mateo Blanco dentro del filme, y que protagoniza Lena, está libremente inspirada en la célebre "Mujeres al borde de un ataque de nervios". Lleva por título "Chicas y maletas" y, al igual que la cinta de 1988 de Almodóvar, incluye mujeres abandonadas, gazpacho y colchones incendiados. Es el momento en que el público de la sala se olvida del drama -de la sangre, la violencia y la falta de escrúpulos- y se echa a reír

05 marzo 2009

El amor (y el humor) en tiempos de Facebook

¡Ah, el amor! Tanto se ha dicho acerca de él y el mundo todavía gira. Pero alguien vuelve a preguntarse si hay reglas para amar y no falta quien enseguida inventa un par de ellas que pretenden imponer algo de orden en el caos de las emociones. Simplemente no te quiere se aprovecha de ese viejo mecanismo que cada persona lleva dentro y que sólo se calma con la certeza del sentimiento correspondido. El resultado es una comedia que tiene tan poco de novedoso en lo argumental como de divertido en lo dialógico, dos detalles que vuelven indispensable un elenco carismático, capaz de decir con gracia e interpretar con oficio. Mención de honor, entonces, para los productores que consiguieron reunir un grupo tan nutrido y eficiente de figuras y figuritas.

En Simplemente no te quiere conviven dos líneas claras que sostienen su relato: por un lado un conjunto de títulos que lo van segmentando, y por otro las historias que se multiplican a medida que los protagonistas –que no son pocos– comienzan a entrecruzar sus caminos. Los títulos mencionados, siempre construidos a partir de condicionales del tipo “si no te llama”, “si ya no se acuesta contigo” o “si no te propone matrimonio”, que indefectiblemente se resuelven al combinárselos con la afirmación que da nombre a la película, son acompañados por separadores donde distintas personas ofrecen un testimonio relacionado con él. Un recurso similar al que organizaba la trama de Cuando Harry conoció a Sally. A partir de cada título los personajes comienzan a definirse: una chica enamoradiza que no puede esperar que sean los muchachos los que hagan el primer llamado; una mujer obsesiva que no soporta ni el cigarrillo ni la mentira, casada con un hombre que conoce (o no) a la mujer de su vida en la cola del supermercado; un experto en mujeres que no consigue comprometerse; y la que, en pareja hace años con el que descree del matrimonio, aún sueña con el altar. El amor visto como un conjunto de compulsiones e inequívocos síntomas de neurosis, que de manera paradójica son parte del camino del deseo y el placer. Una visión que además incluye ácidas pinceladas de humor acerca del amor en tiempos de Facebook: “Si quiero volverme más atractiva para alguien ya no voy a la peluquería, sino que modifico mi perfil en MySpace”.

Aunque se destacan la belleza del elenco (al menos en ese rubro el trío Aniston-Connelly-Johansson es casi insuperable), las aceptables actuaciones y la agradable química de algunas parejas (sobre todo la que conforman los menos taquilleros Ginnifer Goodwin y Justin Long), la película se permite una visión final más alentadora de lo que su nombre hace suponer.

Y aunque no está mal la idea de que el amor es siempre la excepción a la regla que permite que dos personas se encuentren en un mar de millones, ante tanto conflicto neurótico parece más adecuada una afirmación de Lucrecia Martel: el amor es algo que no tiene que ver con la salud, sino la enfermedad a la que todos aspiramos

Las salas aguardan a "Watchmen", la primera gran producción del año

Las salas de cine de EEUU previsiblemente se abarrotarán a partir de mañana con la llegada de "Watchmen", la primera gran producción de 2009, aunque también habrá espacio en la cartelera para el cine "indie" con "Phoebe In Wonderland".

Basada en la novela gráfica homónima, "Watchmen", dirigida por Zack Snyder, muestra el drama de unos superhéroes muy humanos y deja la acción en segundo plano, en una apuesta que profundiza en los problemas, miedos, traumas y deseos de los protagonistas, que viven una vida ordinaria después de dejar atrás las máscaras y las capas.

La novela gráfica, obra de Dave Gibbons y Alan Moore, fue considerada en 2005 por la revista Time como una de las mejores obras literarias en inglés escritas desde 1923.

Para los que prefieran las historias más íntimas y pequeñas, llega el drama independiente "Phoebe In Wonderland", que cosechó críticas favorables en el Festival de Sundance y que cuenta con el protagonismo de Elle Fanning, hermana de Dakota Fanning.

La cinta narra la vida de una niña que decide no seguir las reglas de quienes le rodean y encuentra el apoyo de una profesora poco convencional.

El reparto lo completan Felicity Hoffman ("Desperate Housewives"), Patricia Clarkson y Bill Pullman.

El suspense llegará de la mano de "The Horsemen", de Jonas Akerlund, director de vídeos musicales para artistas como Madonna, U2, Metallica o The Prodigy.

En este filme, cuya premisa recuerda a "Seven", un detective (Dennis Quaid) investiga una serie de asesinatos que parecen basarse en las profecías bíblicas de los Cuatro Jinetes del Apocalipsis: la Guerra, el Hambre, la Peste y la Muerte.

Otros estrenos limitados del fin de semana son "Tokyo!", donde los directores Michel Gondry, Leos Carax y Joon-ho Bong ofrecen sus respectivos tributos a la capital japonesa, y "12", en la que un jurado debe decidir el destino de un joven acusado de asesinar a su padrastro.

También llegarán a las salas "Explicit Ills", debut tras las cámaras de Mark Webber con un reparto en el que aparecen Paul Dano ("There Will Be Blood") y Rosario Dawson, y "Fados", del español Carlos Saura, con la que cierra su trilogía musical, compuesta por "Flamenco" y "Tango"

04 marzo 2009

Gran Torino

Hacía ya cuatro años que Clint Eastwood no aparecía en cámara y su regreso no tanto como director –porque ha estado más activo que nunca– sino como protagonista de Gran Torino debe ser entendido como lo que es: como una declaración íntima sobre su cine y su figura, una suerte de testamento en el que pone una fuerte carga de emoción personal, al mismo tiempo que se permite jugar no sólo con sus propios prejuicios y contradicciones políticas sino también con los del espectador, que todavía sigue identificando a Eastwood con aquel detective de gatillo fácil que fue Harry el Sucio.

Obra engañosamente simple, el sobrio clasicismo formal y la absoluta transparencia narrativa de Gran Torino no deberían ocultar los distintos niveles de lectura de un film que habla a la vez de persona y personaje y que trabaja sobre el imaginario colectivo que el propio actor y director fue forjando a lo largo de casi cuatro décadas, en un cuerpo de obra de un temperamento y una solidez únicos en el panorama del cine estadounidense contemporáneo.

El núcleo argumental no podría ser más llano. Walter Kowalski (Eastwood) es un viejo solitario y gruñón, al que le huye incluso su propia familia (de una mediocridad, por otra parte, que la película se ocupa de desnudar en apenas un par de planos). Walt acaba de enviudar, pero se resiste a abandonar la típica casa del suburbio en la que transcurrió toda su vida. Veterano condecorado de la guerra de Corea y orgulloso de haber servido en la planta de montaje de Ford, Kowalski no es precisamente uno de esos jubilados que ven pasar el final de sus días en un geriátrico de Miami. El elige, en cambio, sentarse a tomar cerveza en el porche de su casa, bajo la sombra de las barras y estrellas de la bandera estadounidense que ondea sobre su cabeza, mientras maldice a todo lo que lo rodea, particularmente a los inmigrantes –la mayoría orientales– que han hecho de ese suburbio de Detroit una suerte de última frontera, en la visión racista y xenófoba de Kowalski.

Pero una serie de incidentes –primero banales, luego cada vez más graves y violentos– relacionados con sus vecinos directos, una familia del sudeste asiático de origen hmong irá paulatinamente poniendo en crisis ciertas certezas de Kowalski. Por la naturaleza misma del film, que no especula con el suspenso pero que, sin embargo, va develando sus estratos poco a poco, no conviene avanzar demasiado en la revelación del argumento. Baste con decir que, en una compleja simbiosis, Kowalski se convertirá –sin proponérselo– en la figura paterna ausente en la familia hmong, al mismo tiempo que será inadvertidamente adoptado por los habitantes de un barrio a los que él consideraba lisa y llanamente sus enemigos.

No hay nada de blando o sentimental, sin embargo, en Gran Torino. El cine de Eastwood nunca lo fue y su nueva película tampoco lo es. Sus escenas son cortas, eficaces, punzantes. El lenguaje es crudo, el tono es seco y en su totalidad da la impresión de que la película es tan ajustada que no le falta ni le sobra un solo plano. Hay bastante humor incluso en el primer tercio del film, cuando Eastwood se filma a sí mismo sin ninguna condescendencia, riéndose no tanto de los males propios de su edad (Clint está por cumplir 79) sino más bien de su pregonado malhumor y misantropía. Pero progresivamente el film va sumando capas a esa superficie, hasta darle a Gran Torino una dimensión y una nobleza que sólo puede encontrar un equivalente en el último cine del maestro John Ford.

La relación de Kowalski con el párroco local es eminentemente fordiana: mientras le hable apenas como un cura que lo quiere sumar a su rebaño, Walt no sólo lo desprecia, también lo humilla. “Quise encomendarme a Dios, pero llamé y nadie contestó”, se burla Kowalski cuando el cura le pregunta por una situación de peligro que atraviesa el protagonista. Pero cuando ese párroco –de aspecto deliberadamente irlandés, como tantos personajes de Ford– se decide a dejar la monserga de la iglesia y le habla de igual a igual, dejando el púlpito y la sotana de lado, allí Kowalski lo deja entrar a su casa y le permite que lo llame Walt.

Hay mucho del último Ford, también, en la capacidad que tiene aquí Eastwood de reconocer al Otro, a aquel que supuestamente estaba en sus antípodas. Si Cartas de Iwo Jima, su perspectiva de la Segunda Guerra Mundial desde el punto de vista japonés, viene a ser su Cheyenne Autumn, donde Ford narraba la epopeya del indio perseguido, Gran Torino viene a reforzar esa intención de ponerse del otro lado del espejo, de ver con otros ojos, sin dejar nunca de ser él mismo.

También, simultáneamente, como Ford lo hizo en Un tiro en la noche y el propio Eastwood en La conquista del honor, Gran Torino se pregunta por la naturaleza del héroe, esa figura mítica y fundante del cine estadounidense. ¿Qué es un héroe? ¿De qué está hecho? ¿La violencia es inherente a sus actos? En Los imperdonables, Eastwood ya había esbozado algunas respuestas y aquí, cuando parece que va a repetirlas –hasta hay una despedida, en la barbería, que parece de western– de pronto el actor/director/personaje sorprende con una vuelta de tuerca que resignifica todo el conjunto.

Film sabio y sereno, Gran Torino –el título alude a un emblemático modelo ’72 de Ford que Kowalski atesora en su garaje y que será su legado, como si a su vez aludiera a la herencia que él recibió de John Ford– fue completamente ignorado en la última ceremonia del Oscar, para la que no consiguió ni una sola nominación. A diferencia del impostado dramatismo de Río Místico, por ejemplo, no es la clase de película que se gana el fervor de la Academia de Hollywood. Pero en su sencillez y laconismo, hay aquí madera de una nobleza que hará de Gran Torino uno de los títulos más icónicos y perdurables de Clint Eastwood

03 marzo 2009

Película "Sintonía de amor" pasará a las tablas de Broadway

"Sintonía de amor", la película de 1993 que convirtió a Tom Hanks en un actor romántico, está siendo desarrollada como un musical pensado para Broadway, señalaron el martes productores.

18 canciones ya han sido escritas para "Sintonía de amor, el musical", y los productores desean un primer boceto en mayo y un estreno oficial a comienzos del 2010.

El compositor ganador del Oscar Leslie Bricusse, cuyo pasado musical incluye "Stop The World, I Want To Get Off" y la canción "What Kind of Fool Am I?", es parte del equipo creativo junto a Joel Zwick, quien dirigió el exitoso filme del 2002 "Mi gran casamiento griego".

El productor David Shor, quien está desarrollando el musical, señaló que recientemente adquirió los derechos teatrales de la cinta y que ya había recibido una opción para financiar hasta el 50 por ciento del presupuesto de la producción.

Jeff Arch, quien fue uno de los autores del guión de la película, escribirá el texto del show.

"Es una comedia romántica atemporal que se presta para una producción teatral, y tener a uno de los escritores originales de la película involucrados -alguien que ha vivido esos personajes por muchos años- nos ayudará a llevarlos a la vida de una forma auténtica", mencionó Shor en un comunicado.

Shor aclaró que el musical seguirá ambientado en 1993, reflejando la cultura, la moda y la música de la época.

"Sintonía de amor" en la que Hanks interpreta a un viudo solitario que conoce y se enamora de Meg Ryan en su rol como la distraída Annie Reed a través de un programa radial de conversación, fue escogida en el 2008 por el American Film Institute como una de las 10 mejores comedias románticas de todos los tiempos

02 marzo 2009

Las preferencias del Oscar

Es sabido que en los últimos años el Oscar ha apostado en varias ocasiones por películas a las que la diversidad sexual les concierne, lo que, viniendo de una entidad tan preocupada por la corrección política como la Academia de Hollywood, podría parecer un gesto de incipiente apertura, aunque también el supuesto reconocimiento a la “versatilidad” con que actores o actrices mayormente straight encarnan personajes homosexuales —como si éstos vinieran de otro planeta—; un “desafío” que genera el mismo encantamiento en la Academia que ver a mujeres bellas haciendo de feas (¿será, en ambos casos, premios al “sacrificio”?).

Y si bien era un voto casi cantado que este año Sean Penn se alzaría con la estatuilla por su papel en el film de Gus van Sant sobre la vida del militante gay Harvey Milk, ¿acaso a alguien se le cruzó por la cabeza que esa película y no Slumdog Millionaire podía ganar el Oscar? Menos aún siendo Milk una película de alto voltaje político, lo que ya le quitaba de entrada casi cualquier chance. Amén de no contar con ningún gay, lesbiana o trans haciendo de psicópata, asesina o —aunque el protagonista es una víctima— muriendo de asfixia dentro del closet o en el mismo instante de ser descubierta dentro de él, ya que ésas son las historias que más le gustan a Hollywood. Como prueba, valga una revisión de los últimos años de premios en este sentido:

William Hurt, mejor —y sufrido— actor en 1985 por su papel en la adaptación cinematográfica de El beso de la mujer araña.

Tom Hanks, mejor actor por su personaje de un abogado enfermo de sida que lucha contra la firma que lo despidió a causa de su enfermedad en Philadelphia (1993).

Hillary Swank, quien en 1999 ganó el premio a la mejor actriz por su papel de un chico trans —masacrado y violado— en Boys don’t Cry.

De Nicole Kidman, que en 2002 ganó el Oscar por su interpretación de Virginia Woolf en Las horas, todo el mundo hablaba de su fea nariz.

Charlize Theron se impuso en 2003 por su protagónico en Monster, film en el que encarna a Aileen Wuornos, una lesbiana asesina serial.

Philip Seymour Hoffman, un alivio, mejor actor en 2005 por Capote y Sean Penn, por la mencionada Milk.

A esta lista habría que agregar las nominaciones de Javier Bardem por su interpretación del escritor cubano Reinaldo Arenas en Antes que anochezca (2000), la de Heath Ledger convertido en cowboy gay en Brokeback Mountain (2005), la de Felicity Huffman, quien compone a una transexual adorable en Transamerica (2005), y la que recibió la británica Judi Dench, en 2006, por su papel de una profesora lesbiana que acosaba a Cate Blanchett en Escándalo. Y si de pioneros se trata, forzoso es recordar las nominaciones de Peter Finch (en 1972, como mejor actor protagónico por su papel de un médico judío homosexual en Sunday Bloody Sunday), Al Pacino y Cris Sarandon (amantes en Tarde de perros, un film de 1975 en el que el primero atracaba un banco para costearle la operación de cambio de sexo al segundo, y que les valió a ambos nominaciones como actor principal y actor secundario, respectivamente), Cher (quien tuvo su primera nominación al Oscar por su interpretación de una lesbiana que compartía cuarto con Meryl Streep en la olvidable Silkwood, de 1983), Bruce Davidson (protagonista de Longtime Companion, primer film sobre el sida en la comunidad gay de Nueva York, en 1990), Greg Kinnear (el gay de Mejor imposible, película por la que Jack Nicholson ganó como actor protagónico en 1997), y Sir Ian McKellen (quien en Dioses y monstruos encarna a James Whale, el director de Frankenstein y La novia de Frankenstein, que en la ficción se enamora temerariamente de su joven y distante jardinero, interpretado por Brendan Frazer). Una lista que promete seguir agrandándose conforme Hollywood siga buscando nuevas maneras de diversificarse, que también son formas de sobrevivirse

01 marzo 2009

Rebecca Hall : Entre Hollywood y el West End

Aunque no haya ganado un Oscar ni acapare la atención de la prensa del corazón como lo hacen Penélope Cruz y Scarlett Johansson, sus compañeras en Vicky Cristina Barcelona , Rebecca Hall tiene un mérito. Su personaje en aquella película fue el preferido de su director, Woody Allen, al punto de que ubicó el nombre de su criatura en primer lugar del título.

Hall participó de dos de las películas nominadas a los premios de la Academia de Hollywood, ambas actualmente en cartel: además de Vicky Cristina..., trabajó a las órdenes de Ron Howard en Frost/Nixon , donde interpretó a la novia del primero, el papel que asumió Michael Sheen.

Hija de sir Peter Hall, prestigioso director de teatro y cine inglés, y la actriz Maria Ewing, Rebecca comenzó a actuar desde pequeña. Su primer trabajo para TV fue a los 10 años, en la serie de TV The Camomile Lawn. Cuando terminó el colegio, logró ser aceptada en la Universidad de Cambridge para estudiar lengua y literatura inglesa. Sin embargo, en el segundo año abandonó aquella ciudad y regresó a Londres para dedicarse definitivamente a la actuación.

En 2002 tuvo un auspicioso debut sobre las tablas, dirigida por su padre, en La profesión de la señora Warren , de G. B. Shaw, labor que le valió el premio Ian Charleson. Desde entonces, trabajó varias veces con su progenitor en el West End londinense, por ejemplo en la versión de Como gustéis , de Shakespeare.

Y las producciones de época parecen tener un imán sobre esta belleza de 26 años. El año pasado filmó para la BBC Einstein and Eddington , sobre la conflictiva relación entre el físico y el científico, dirigida por Philip Martin. Además, se prepara para el estreno de Dorian Gray, el clásico de Oscar Wilde, donde compartió escenas con Colin Firth. Así, Hall se ha convertido en una rara avis: es una de las pocas actrices jóvenes británicas de teatro con proyección internacional. Y mientras escucha propuestas (se rumorea que interpretaría a Gatúbela en una próxima entrega de Batman ), ensaya con Sam Mendes ( Sólo un sueño , Belleza americana ) -el marido de Kate Winslet- El jardín de los cerezos, que estrenará en junio en la célebre sala The Old Vic