Los Oscar de este año hablan español pero también japonés gracias a una docena de candidaturas para dos filmes rodados en el Imperio del Sol Naciente y, sobre todo, a una de las revelaciones del año: la joven actriz nipona Rinko Kikuchi. Japón tiene a su propia Penélope Cruz pues ha logrado que la impactante irrupción de Kikuchi en la película "Babel" la sitúe entre las candidatas a mejor actriz secundaria junto a su compañera de reparto Adriana Bazarra, de nacionalidad mexicana.
Una de las historias del filme del también mexicano Alejandro González Iñárritu, rodado en tres continentes y que obtuvo ayer siete candidaturas a los Oscar, se desarrolla en el frenético Tokio, donde la actriz nipona interpreta a Chieko, una rebelde y desfasada adolescente sordomuda de 16 años, diez menos que su edad actual.
Tras un año de intensas pruebas a ambos lados del mundo, esta intérprete que comenzó su carrera como modelo publicitaria logró en "Babel" su primer papel en una película extranjera, cuando era prácticamente desconocida en Japón.
Pero ahora ya no es probable que cese su proyección exterior pues Yuriko Kikuchi, su verdadero nombre, tiene más propuestas fuera que dentro de Japón y no deja de dar entrevistas.
Según asegura el diario nipón "Nikkan", la actriz es una especie de "Cenicienta japonesa" pues ha saltado al estrellato sin ser prácticamente conocida en su país, donde su carrera se limita a una decena de películas de bajo presupuesto.
Rinko ha roto esquemas, pues en Japón pocas mujeres salen desnudas en el cine, como ha hecho ella en "Babel", y es la quinta intérprete japonesa en aspirar a un Oscar, que hasta ahora sólo ha ganado Nancy Umeki como mejor actriz de reparto en "Sayonara" (1957).
Esta candidatura al Oscar "pondrá muy contentos a mis padres", dijo desde París Rinko Kikuchi, que se confiesa cinéfila (es fan de John Cassavetes), amante del "punk" y de la moda y que, a diferencia de su aspecto en la película, luce una melena teñida de rubio.
Ante la juventud de Kikuchi, la gran fiesta de Hollywood también reservará el próximo 25 de febrero un hueco para la veteranía de uno de los actores japoneses más cotizados, Ken Watanabe, protagonista de las "Cartas desde Iwo Jima", visión nipona de la famosa batalla en el Pacífico y rodada íntegramente en japonés.
La cinta es obra de Clint Eastwood, quien en un reciente viaje a Tokio para promocionar la película aseguró que la había dirigido "por instinto" y consciente de que un buen actor es un buen actor, "en el idioma que sea".
"Cartas desde Iwo Jima", aspirante al Oscar a la mejor película, mejor director y mejor director, es la visión japonesa de un episodio que Eastwood ha relatado también bajo el punto de vista estadounidense en otra cinta estrenada casi a la vez, "Banderas de nuestros padres".
Las dos películas narran las perspectivas de ambos bandos sobre la batalla de Iwo Jima, la más cruenta de la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico, en la que fallecieron más de 20.000 japoneses y 7.000 estadounidenses.
De conseguir la victoria en estos Oscar especialmente competidos, "Cartas desde Iwo Jima" sería la primera producción estadounidense rodada en otro idioma que logra la estatuilla a la mejor película y lo haría, además, después de ganar el Globo de Oro a la mejor cinta extranjera.
"Cartas desde Iwo Jima" ha conseguido cuatro candidaturas a los Oscar frente a siete de "Babel", que de momento no ha sido estrenada en Japón a diferencia del filme de Clint Eastwood, que ha tenido una buena acogida de público y crítica.
En cualquier caso, esta 79 edición de los Oscar demuestra que Hollywood, además de promover en su 79 edición los valores hispanos con un aluvión de nominaciones, no olvida su fascinación por el exotismo japonés, desde la vida en Tokio hasta el recuerdo de la dura guerra en el Pacífico.