Lo primero que recibe al visitante al Festival de Venecia, más allá del fascinante recorrido sobre el agua que deja ver Venecia a lo lejos es un verdadero paredón de máquinas detectoras de metales. Sí, está la isla con toda su belleza, un calor que se acerca a los 30 grados, "los peñascos, los ríos que tienen su cuna en las cumbres, la fusión de las aguas de esos ríos con el Mar Adriático" —como escribió alguna vez Borges—, pero el pelotón de policías, asusta. Y tiene poco y nada de romántico. Y mucho menos de literario.
Un correo electrónico, recibido por los acreditados e invitados 48 horas antes del inicio del festival, daba señales de que el festival no sería igual a los anteriores, debido al temor que existe por un posible atentado terrorista. En el correo se informa que las calles que rodean al Palacio del Festival no sólo estarán vedadas al tránsito de vehículos, sino que los acreditados deberán tener un documento además de su acreditación (que tiene foto), que no podrán entrar a ninguna zona con elementos de audio y video (aquí el miedo es a la piratería), y que los bolsos deben ser "pequeños".
También la entrada a los hoteles más concurridos del festival —como el Excelsior o el Hotel des Bains— viene con arduas medidas de seguridad incluidas. Y el director del evento, Marco Muller, aseguró que hay tiradores apostados en las azoteas de algunos edificios claves...
El temor a algun posible atentado es tal que la función de gala de Casanova, de Lasse Hallstrom, que estaba programada para el 3 de setiembre en el mítico Palazzo Ducale de Venecia, corre serios riesgos de suspenderse. Encima, la fiesta va (o iba) a ser de disfraces, lo cual multiplica los peligros a niveles "hitchcockianos".
El filme de apertura, que se presentará esta noche, no tendrá que ver con la actualidad política: será el drama de artes marciales Siete espadas, del veterano director de Hong Kong, Tsui Hark, quien tras su malogrado paso por Hollywood volvió al hogar. Pero en la primera película en competencia volverá a la temática política. Goodnight and Goodluck, segundo filme como director de George Clooney, es un filme en blanco y negro, lo tiene como protagonista y se centra en los trabajos sucios de la Comisión de Actividades Antinorteamericanas que dirigió el senador Mc Carthy. Para Clooney, crítico de Bush y de la guerra con Irak, será la oportunidad de poner el tema sobre la mesa.
Siempre y cuando lo dejen pasar por los detectores de metales.
Un correo electrónico, recibido por los acreditados e invitados 48 horas antes del inicio del festival, daba señales de que el festival no sería igual a los anteriores, debido al temor que existe por un posible atentado terrorista. En el correo se informa que las calles que rodean al Palacio del Festival no sólo estarán vedadas al tránsito de vehículos, sino que los acreditados deberán tener un documento además de su acreditación (que tiene foto), que no podrán entrar a ninguna zona con elementos de audio y video (aquí el miedo es a la piratería), y que los bolsos deben ser "pequeños".
También la entrada a los hoteles más concurridos del festival —como el Excelsior o el Hotel des Bains— viene con arduas medidas de seguridad incluidas. Y el director del evento, Marco Muller, aseguró que hay tiradores apostados en las azoteas de algunos edificios claves...
El temor a algun posible atentado es tal que la función de gala de Casanova, de Lasse Hallstrom, que estaba programada para el 3 de setiembre en el mítico Palazzo Ducale de Venecia, corre serios riesgos de suspenderse. Encima, la fiesta va (o iba) a ser de disfraces, lo cual multiplica los peligros a niveles "hitchcockianos".
El filme de apertura, que se presentará esta noche, no tendrá que ver con la actualidad política: será el drama de artes marciales Siete espadas, del veterano director de Hong Kong, Tsui Hark, quien tras su malogrado paso por Hollywood volvió al hogar. Pero en la primera película en competencia volverá a la temática política. Goodnight and Goodluck, segundo filme como director de George Clooney, es un filme en blanco y negro, lo tiene como protagonista y se centra en los trabajos sucios de la Comisión de Actividades Antinorteamericanas que dirigió el senador Mc Carthy. Para Clooney, crítico de Bush y de la guerra con Irak, será la oportunidad de poner el tema sobre la mesa.
Siempre y cuando lo dejen pasar por los detectores de metales.