Protagonizada por Jake Gyllenhaal, Peter Sarsgaard, Chris Cooper y Jamie Foxx, entre otros, aborda la primera guerra del Golfo (1991) desde la experiencia personal de Swofford, quien relata su vida en el frente con una mezcla de surrealismo e ironía. Aquella guerra fue muy particular ya que, después de meses de entrenamiento y esperas interminables para las tropas, se resolvió primordialmente desde el aire, y el más de medio millón de soldados como Swofford que Estados Unidos concentró en la zona para liberar Kuwait de la invasión iraquí no tuvieron siquiera que disparar sus rifles. Por mucho que pueda sorprender, la imposibilidad de liberar apretando el gatillo la testosterona acumulada durante meses les transformó en seres frustrados y patéticos completamente alejados de la imagen de héroes que se suele ofrecer de ellos en los filmes bélicos. "Lo que el resto del mundo vio de la primera guerra del Golfo fueron esas imágenes limpias de bombas que atravesaban el aire en nuestros televisores. Pero la otra perspectiva, la de los soldados en el desierto, nunca la conocimos, y mucho menos de la forma en que la presenta Swofford", explica Mendes en un encuentro con la prensa en Nueva York.
Ante la insistencia de los periodistas por saber por qué no había aprovechado Jarhead, con un presupuesto de 70 millones de dólares, para reflexionar o incluso criticar la actual guerra de Irak, Mendes se defiende: "He querido evitar el mensaje político explícito, porque si no, esta película caducaría a los seis meses. Hay que entender que se trata de dos guerras diferentes y que mi intención era ser fiel a lo ocurrido hace 15 años, pero sobre todo a la experiencia relatada por Swofford, porque esta película de lo que habla es de los soldados que van a las guerras".
A sus 40 años, con una larga carrera teatral a sus espaldas, casado con la actriz Kate Winslet y padre de un hijo, Mendes nunca se había planteado hacer una película bélica. Fue la productora Lucy Fisher quien pensó en él. "Sus títulos anteriores, American Beauty (ganadora de cinco oscars) y Camino a la perdición (ganadora de un Oscar), tenían una estética y un planteamiento muy especial, y para dirigir esta película había que buscar a alguien poco común. Además, que Mendes no fuera estadounidense lo hacía aún más interesante para hablar de aquel conflicto", declaró Fisher a este diario.
El director aceptó el reto en cuanto se leyó el best seller de Swofford. "Lo que me gustó es que era una guerra vista desde el prisma de una persona muy concreta: alguien que está intentando descubrir quién es. Era un libro único, sobre una guerra única, y eso abría la posibilidad de hacer una película única", asegura Mendes.
A juzgar por la cantidad de veces que cita los clásicos Apocalipsis Now y La chaqueta metálica,Jarhead a se diría que el cineasta aspiraba a entrar en ese restringido club de cineastas que han hecho de la guerra un arte único dentro del género. "No me quiero comparar con ellos, en absoluto. Simplemente me han servido de inspiración, y además, al enfrentarme a Jarhead, me percaté de que hasta para los propios marines, las únicas referencias que se tienen respecto a guerras anteriores vienen del cine. Si entendemos y recordamos Vietnam es gracias a aquellos títulos, así que los cineastas tenemos una gran responsabilidad histórica. Por eso he intentado ser muy cuidadoso con cómo contaba esta historia", afirma.
Si hay algo en lo que todos los críticos estadounidenses han coincidido es en alabar a los actores de Jarhead, en especial a su protagonista, Jake Gyllenhaal, que interpreta a Swofford y que funciona como hilo conductor de la película. La banda sonora tampoco tiene desperdicio: Mendes ha querido dejar su huella en el cine bélico llevando por fin las guerras de los noventa a los sonidos de los noventa, y para ello ha contado con el apoyo de la mismísima Courtney Love, que por primera vez ha permitido que un tema de Nirvana, Something in the way, aparezca en una película. "Supongo que tuve suerte: ella necesitaba dinero y yo la canción", afirma Mendes